tag:blogger.com,1999:blog-61779027559949826562024-03-05T08:36:25.404+01:00El dia del testículoUn blog donde a veces comentan tresCapdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.comBlogger506125tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-59683133907467649012023-12-02T16:13:00.002+01:002023-12-02T16:13:32.419+01:00<p> </p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Ya no recuerdo cuánto hace que no escribo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Cuánto
hace que no finjo ser quien no soy, que no sueño con los ojos
abiertos y fantaseo con todo aquello que yo mismo me he negado.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no recuerdo cuánto hace que no escribo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Cuánto
hace que no me dedico tiempo para reflexionar, abrir la mente y
plasmar en papel aquello que me resisto a callar.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no recuerdo cuánto hace que no escribo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Cuánto
hace que no espero nada de nadie, ni siquiera de mí mismo, y me
conformo con el variable pero constante paso del tiempo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no recuerdo cuánto hace que no escribo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Cuánto
hace que abandoné mis sueños, me conformé con la realidad, y me
limité a disfrutar de cosas efímeras e improductivas.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no recuerdo cuánto hace que no escribo, que no río o no siento.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no recuerdo la última vez que dormí, comí o respiré.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no recuerdo nada, solo soy.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ya
no soy más que el recuerdo de no ser.</span></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-67130169149738627722023-08-24T06:33:00.003+02:002023-08-24T06:33:24.443+02:00De ascensores y ancianos traseros<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkbaKpLvbiAc2dilTVJR77tJ5TxTW__nXzgjV8yLQz7eW9iTrKclugGfamaiB0aNFztXEgXLS_uTyG6-LLh4FwOWUpdVMra9nTeCO0dJ4-0TV4a7-Xogd-Pgh58MX2x_x6hjnsgbGTJOxrxPHi_ngN9KXnPAKAi1v1zcedX61bKxLtHlFXoZJI-n-4NYsV/s1920/glo-elevator-appliances%2016-9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkbaKpLvbiAc2dilTVJR77tJ5TxTW__nXzgjV8yLQz7eW9iTrKclugGfamaiB0aNFztXEgXLS_uTyG6-LLh4FwOWUpdVMra9nTeCO0dJ4-0TV4a7-Xogd-Pgh58MX2x_x6hjnsgbGTJOxrxPHi_ngN9KXnPAKAi1v1zcedX61bKxLtHlFXoZJI-n-4NYsV/s320/glo-elevator-appliances%2016-9.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Vamos a ponernos un poco al día a la vez que creo un escenario
concreto para el relato que seguirá a esta introducción. Soy un
señor bien entrado ya en los cuarenta que acaba de experimentar
ciertos cambios notables en su vida tales como un cambio de trabajo y
un divorcio reciente, con lo que si ya antes me sentía desubicado en
este planeta, ahora no tengo muy claro donde tengo los pies y donde
la cabeza. ¿Sí, hasta aquí bien? Bueno, pues lo siguiente es saber
que desde hace poco trabajo en el almacén de un importante hospital
y que una de mis innumerables funciones es la de preparar voluminosos
pedidos que transporto con una traspaleta hasta las plantas
correspondientes. Y es en uno de esos transportes rutinarios cuando
entro en un ascensor que apenas soporta el peso del material y en el
momento en que dos monjas ya ancianas deciden aprovechar el hueco
restante, el elevador exhala su último suspiro y se detiene entre el
segundo y el tercer piso.
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Se abre el telón y
me encuentro pulsando el timbre de emergencia a la espera de que
alguien responda pero de momento sin éxito alguno. Las dos monjas,
que se dan cuenta de que quizás hayan sido sus pequeños cuerpos los
causantes del sobrepeso crítico, me miran con una mezcla de miedo y
resignación. Yo les devuelvo la mirada intentando aparentar calma,
pero he visto demasiadas películas de cosas chungas que pasan en
ascensores y no creo que me salga bien.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Con el dedo cansado
de apretar el botón me siento en una de las cajas para tratar de
calmarme hasta que una de las dos señoras se dirige a mi y me
pregunta con cierto miedo:</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Vamos a morir?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Todos vamos a morir
en algún momento. Eso es un hecho indiscutible -le respondo con
agria calma.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Entonces las dos
religiosas, casi de forma simultánea y totalmente coordinada, juntan
sus manos y comienzan a recitar un salmódico susurro.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Pero qué están
haciendo? -les pregunto.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Rezar para que nos
saquen pronto de aquí.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Pero ustedes no
saben que este dios al que rezan es solo uno de muchos y que todos y
cada uno de ellos no son más que conceptos abstractos creados con la
intención de hacer nuestras miserables vidas más llevaderas
dotándolas de algún tipo de sentido aún siendo éste absurdo e
incoherente?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Nos estás
diciendo que dios no existe y que hemos malgastado nuestras vidas?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Sí. Pero no solo
ustedes las han malgastado. En realidad todos estamos tirando nuestro
tiempo a la basura porque técnicamente no existe una forma de
aprovecharlo. No hay una forma correcta de vivir, al igual que no hay
una forma incorrecta, aunque hay que admitir que ustedes lo están
haciendo especialmente mal.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Al oír esto las dos
monjas bajan sus brazos y se miran abatidas. Me dan un poco de pena,
la verdad, pero no mucha más de la que yo me doy al mirarme al
espejo cada mañana.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Entonces…
-comienza a decir una de ellas. -¿Podríamos pedirle un favor antes
de dar por finalizadas nuestras vidas en esta injusta caja de metal?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Por supuesto,
caballeras.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Verá, joven,
nosotras… Nos hemos dedicado a la fe cristiana desde muy jovencitas
y ahora que somos octogenarias nos hemos dado cuenta de que nunca
hemos conocido el amor ni hemos probado hombre alguno. ¿Usted no
tendría un gesto misericordioso con nosotras y nos poseería aquí
mismo?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Y antes de que pueda
responder las dos señoras se colocan de espaldas a mi, arremangan
sus faldones hasta la cintura y deslizan su ropa interior hasta los
tobillos, dejando expuestos ante mi sus traseros y sus sexos
pensiles.
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Y en ese momento en
el que mi cerebro me pide huir de allí aunque sea abriendo un
agujero con los dientes en el suelo para despeñarme al vacío, algo
en mi mente hace que me quede fascinado contemplando esos culos
viejos, ancianos y ajados pero a la vez incólumes, nunca tocados por
la mano de hombre alguno, como áridas superficies de planetas
lejanos, todavía inexplorados, quizás estériles pero de algún
modo atractivos y fascinantes.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Noto como contra
todo pronóstico una erección se produce y casi como un acto de
justicia desabrocho mi pantalón dispuesto no solo a penetrar a dos
señoras mayores si no también a realizar la mayor blasfemia
imaginable en un día que había empezado normal.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Hasta que noto un
pequeño traqueteo y oigo el siseo de la puerta al abrirse, sonido
que me devuelve a la realidad, hace que me vuelva a subir los
pantalones y salga del ascensor seguido por la carga a repartir,
dejando a las dos señoras esperándome todavía en tan embarazosa
posición.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Y al marcharme
pienso en como son las cosas, en como un día estamos aquí y otro
allá, en como la vida nos trae imprevistos, nos pone pruebas y luego
nos devuelve a nuestro lugar como si nada hubiera pasado. Y ya que
pienso, pienso también el la cara que pondrá el próximo que llame
al ascensor cuando se abra la puerta y vea lo que le espera dentro.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Se
cierra el telón.</span></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-6700805348036059152023-05-27T16:24:00.001+02:002023-05-27T16:24:37.840+02:00Fobofobia (dinosaurs in the city)<p> </p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf1lM1uHF5Ga1QavKFwWFYQiTBenvRoOLbprB45oAVOx5LzaK1I49RLEmKm3X2AljiVfeaU2eE4djtCjJgiSjI2p3WdErrmjdfl31-CCUPUaQ_Q7hfzEWvmleuaRKA3uTbBcg9RKUK3WP3QUvcivM5KcsvB7-DQKiu0h6KLs1GmyriiA59MFc5TPFGUQ/s1920/dinocity.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1920" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf1lM1uHF5Ga1QavKFwWFYQiTBenvRoOLbprB45oAVOx5LzaK1I49RLEmKm3X2AljiVfeaU2eE4djtCjJgiSjI2p3WdErrmjdfl31-CCUPUaQ_Q7hfzEWvmleuaRKA3uTbBcg9RKUK3WP3QUvcivM5KcsvB7-DQKiu0h6KLs1GmyriiA59MFc5TPFGUQ/s320/dinocity.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">01.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Encabezando la mesa
de la sala de reuniones, el candidato del partido neocentrista
progresivoconservador, tenía la cabeza hundida entre las manos.
Alrededor de la mesa pululaban varios expertos en temas variopintos
tales como la asesoría de psicoimagen, economía trasevolutiva o el
coaching nominativo; todos ellos repasando papeles agrupados en
carpetas de distintos colores. Todos tenían caras de preocupación y
también todos ellos hacían esfuerzos titánicos por disimularlas.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Y bien? -preguntó
el candidato sin levantar la vista-. ¿Siguen los sondeos siendo
desfavorables?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Bueno…
Yo no diría eso -respondió </span><span lang="es-ES">el primero</span><span lang="es-ES">
de los expertos-. Todo apunta a que nuestro descenso ha entrado en
una fase de desaceleración que…</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Hable más claro,
por favor -le interrumpió el candidato, esta vez levantando la vista
y mostrando una mirada que estaba en perfecto equilibrio entre la
tristeza, el cansancio y la ira-. ¿Vamos bien o mal?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-No
podríamos asegurarlo en términos absolutos, señor -prosiguió </span><span lang="es-ES">el
segundo experto</span><span lang="es-ES">, consciente que defendiendo
a su compañero se defendía </span><span lang="es-ES">también a sí
mismo</span><span lang="es-ES">-. </span><span lang="es-ES">P</span><span lang="es-ES">ero
si tenemos en cuenta l</span><span lang="es-ES">a</span><span lang="es-ES">s
últim</span><span lang="es-ES">a</span><span lang="es-ES">s
</span><span lang="es-ES">encuesta</span><span lang="es-ES">s sobre
intención de voto… Y todos sabemos que uno no puede fiarse de las
encuestas ni de quienes las promueven… Podríamos decir que mal.
Que no muy mal, pero mal.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¿Y
qué más puedo hacer? -exclamó el candidato </span><span lang="es-ES">saltando</span><span lang="es-ES">
de la silla repentinamente y levantando los brazos como para mostrar
que no ocultaba nada en las sobaqueras-. No sé a cuantos actos he
asistido, a cuantos viejos sonreído y he perdido la cuenta de los
niños que he besado. Allá donde voy parece que me adoren, pero a la
hora de la verdad nadie parece dispuesto a votarme. Parece como si…
les diese miedo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Creo que ha dado en
la clave -dijo el asesor del principio.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Como?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Que ha dado en la
clave. Seguimos basándonos en los viejos métodos políticos.
Hacemos promesas, decimos que vamos a realizar aquellas obras que el
ciudadano quiere, pero en el último momento el miedo se apodera de
ellos y terminan votando a otras opciones.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Entonces me
tienen miedo?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-No a usted. Le
tienen miedo al miedo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Eso tiene un
nombre… -comenzó a decir otro de los asesores, que se había
mantenido en silencio hasta ahora.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Miedo al miedo?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Eso es. Fíjese en
las nuevas campañas electorales. Ya no prometen nada, ya ni siquiera
cargan contra oponentes políticos. Ahora prometen acabar con
problemas que ellos mismos han inventado y que ni siquiera existen.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Recuerde los
ataques indiscriminados de las bandas organizadas de jubilados -dijo
el segundo asesor-. Nunca hubo testigos de ello, ni acusaciones ni
detenidos, nadie jamás les vio pero todo el mundo estaba
aterrorizado.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Y aquella vez que
los índices de violencia subieron hasta tal punto que se decretó
toque de queda y la policía patrullaba las calles armada con
lanzallamas -prosiguió el primero.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Me estáis
diciendo que nada de eso era real? -preguntó el candidato.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Por supuesto que
no! Son maniobras de distracción apoyadas por medios de comunicación
afines y noticias falsas que circulan por redes sociales. Ya nadie
necesita ver lo que sucede realmente en la calle si puede verlo desde
su teléfono móvil; al igual que nadie tiene porqué cuestionar la
verdad pudiendo aceptar la verdad de otros. Es por ese motivo que por
mucho que crean en un programa político plagado de buenas
intenciones, a la hora de echar la papeleta en la urna, el miedo a
ser asaltados cualquier noche por un octogenario chalado con muletas,
se impone. Tienen miedo a tener miedo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-</span><span lang="es-ES">¡</span><span lang="es-ES">Fobofobia</span><span lang="es-ES">!
-</span><span lang="es-ES">exclamó satisfecho</span><span lang="es-ES">
el asesor callado de antes.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Entonces solo
tenemos que asustarles -dijo no muy convencido el candidato-. ¿No es
así? Inventamos cualquier estupidez y cuando todos se la crean
aseguramos tener la solución a ese problema inexistente.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Exacto.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Y por qué no
buscamos soluciones a problemas reales? -dijo el cuarto y último
asesor antes de que los otros tres le desintegraran con la mirada.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-</span><span lang="es-ES">Los
problemas reales requieren de soluciones reales -respondió el
primero-. Eso significa trabajo, tiempo, recursos… Y el riesgo de
fracasar y quedar mal ante toda la ciudadanía. Los problemas
ficticios en cambio… Contra esos somos infalibles.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Es
una idea extraña, pero puede que funcione -dijo el candidato sin
demasiada convicción-. ¿Pero qué podemos inventar que les
aterrorice? ¿Un virus mortal, un desajuste climático de
consecuencias devastadoras, un meteorito asesino?</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Todos
quedaron en silencio pensando en una posibilidad plausible hasta que
el tercer asesor se levantó como impulsado por un resorte.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¡Dinosaurios!</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¿Dinosaurios?
-repitieron los demás, casi al unísono.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Dinosaurios.
Son grandes, fuertes, invencibles… No existe nada que despierte
</span><span lang="es-ES">tanto</span><span lang="es-ES"> horror en
los corazones de la gente que la idea de toparse con un dinosaurio
por la calle.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Pero
si los dinosaurios se extinguieron hace millones de años. ¿Quién
va a creerse eso? -</span><span lang="es-ES">e</span><span lang="es-ES">l
candidato a la presidencia ya veía esfumarse sus ilusiones de ganar,
incluso de perder de forma digna, tras la absurda propuesta.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¿Quién
dice que se extinguieron? Puede que sigan viviendo en cavernas
inexploradas, bajo el hielo de la Antártida, que científicos locos
los estén creando… -el tercer asesor, hasta el momento calmado y
silencioso, iba cogiendo fuerza en su discurso y su tono se volvió
tan solemne y motivador que obligó a los demás a callarse y aceptar
su propuesta.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Probemos
con los dinosaurios entonces. ¿Qué podemos perder? -</span><span lang="es-ES">sentenció
el candidato dando por terminada la reunión.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Los
tres </span><span lang="es-ES">asesores</span><span lang="es-ES">
supervivientes salieron de la sala y se pusieron a trabajar en la
nueva campaña mientras el candidato a la presidencia miraba el
montoncito de ceniza en que se había convertido el cuarto asesor,
dándose cuenta de que aquello de la desintegración no había sido
una metáfora como en un principio había creído.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">02.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">En
un tranquilo parque infantil del centro de la ciudad todo transcurre
con normalidad. Una madre observa feliz a sus dos pequeños
compartiendo el tobogán mientras dos padres hablan de algo junto a
la fuente y una pareja de jóvenes enamorados se dan arrumacos medio
escondidos tras un seto perfectamente recortado. Pero de pronto algo
altera la paz idílica del momento. Una ligera vibración regular que
poco a poco se intensifica. Todos miran extrañados a su alrededor
hasta que la madre detecta unas ligeras ondas en el vaso de agua de
su pequeño y entonces aparece; un tiranosaurio rex sale de entre los
árboles rugiendo y destrozando todo a su paso. Los padres huyen
despavoridos, el enamorado empuja a la chica a las fauces del reptil
para poder huir y la madre no puede hacer otra cosa que abrazar a sus
pequeños mientras el dinosaurio termina de tragar su primer bocado y
se dirige hacia la </span><span lang="es-ES">familia</span><span lang="es-ES">
abriendo las fauces, mostrando sus enormes dientes ensangrentados y
fundido a negro.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¿Y
bien? -dijo el primer asesor plantado ante la pantalla que acababa de
proyectar el nuevo spot de la campaña electoral.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Bueno…
-comenzó a decir el candidato, con la piel blanca como el papel
clorado-. ...es impactante, sin duda. Pero sigo dudando sobre la
credibilidad del mismo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Eso
no va a ser ningún problema -</span><span lang="es-ES">r</span><span lang="es-ES">espondió
el segundo candidato-. Llevamos un par de semanas in</span><span lang="es-ES">u</span><span lang="es-ES">ndando
periódicos, televisiones y publicaciones digitales con </span><span lang="es-ES">noticias</span><span lang="es-ES">
sobre avances genéticos y científicos dispuestos a reproducir a
animales extintos.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¿Y
creéis que será suficiente? ¿Por qué la gente debería creer que
esos supuestos científicos tienen intención de soltar por el mundo
a carnívoros gigantescos por que sí?</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Hemos
dicho que esos científicos son de países donde… tienen la piel
más oscura que nosotros.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Nadie
se atrevió a decir nada al respecto, pero su silencio confirmó que
no había fallas en el plan.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">03.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Los
primeros escrutinios de la noche confirmaban que el ascenso del
partido neocentrista era imparable. Si esto seguía así iban a
conseguir una mayoría absoluta tan aplastante, que sus rivales
políticos se quedarían sin espacio en el congreso y tendrían que
ver los plenos desde los aseos.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">El
candidato y sus tres consejeros celebraban la ya inminente victoria
con champán y profiteroles.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¿Y
ahora qué? -preguntó el candidato con cierta ironía-. ¿Como nos
libraremos de todos esos dinosaurios?</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Muy
sencillo, presidente -dijo el segundo consejero sin soltar la copa-.
Primero deberemos crear un equipo militar de élite entrenado en la
localización, caza y eliminación de saurios. Habrá que recortar un
poco los presupuestos de sanidad y educación, pero nadie protestará.
Tendrán demasiado miedo a los dinosaurios.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Miedo
al miedo -dijo alegre el candidato.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-¡Fobofobia!
-le corrigió el tercero.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Por
supuesto, esos presupuestos estarán algo hinchados, así que si
sobra algo de dinero tendremos que guardarlo a buen recaudo… ¡En
nuestras cuentas bancarias extranjeras! -dijo el primer consejero con
alegría.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Y
así se hizo la risa y el alborozo hasta que alguien llamó a la
puerta y entró en la sala con cara de susto.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Señor
futuro presidente… -dijo tímidamente el mensajero-. ...tenemos un
problema. Un barco proveniente de la Antártida acaba de llegar al
puerto y en su interior se oían extraños sonidos y rugidos
monstruosos. Una patrulla de la policía local ha entrado a
investigar pero no han salido. La última comunicación por radio
hablaba de enormes reptiles con dientes como espadas. ¿Qué hacemos?</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">El
ya técnicamente presidente del país buscó con la mirada a sus tres
consejeros, pero éstos ya habían saltado por la ventana.</span></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-12008889507892995842023-03-02T06:26:00.001+01:002023-03-02T06:26:16.188+01:00El fallecimiento de Don Paco <p> </p><div dir="auto"> <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwBonWdgSX2iqrpU6QZT1_k2FAl-RAmOQFabjCqBKGv8lF-tBpwNFH88pIel4fITY3hLFmd6awyv6HZA9DgRgnADJ0EPRST9Ov3bsXI-aVKTDiOpfyzZFbOQAdVNTHir9LL1Ofio2N-mcIrMsF9cnW5Fu_6C9QjVlM3_KkYDH04EIMrw9OEmlEODZiEw/s1600/Funeral.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwBonWdgSX2iqrpU6QZT1_k2FAl-RAmOQFabjCqBKGv8lF-tBpwNFH88pIel4fITY3hLFmd6awyv6HZA9DgRgnADJ0EPRST9Ov3bsXI-aVKTDiOpfyzZFbOQAdVNTHir9LL1Ofio2N-mcIrMsF9cnW5Fu_6C9QjVlM3_KkYDH04EIMrw9OEmlEODZiEw/s320/Funeral.jpg" width="320" /></a></div><br /></div><div dir="auto">Hoy se ha muerto Don Paco, un hombre alegre, divertido,
amigo de sus amigos, el que siempre invitaba al primer café de la
mañana, el que andaba erguido casi sin apoyarse en su bastón y saludaba a
sus vecinos con una sonrisa.</div><div dir="auto">El tito Paco tan
querido por su familia, siempre atento y educado, silencioso pero
dispuesto a sofocar cualquier discusión o rencilla. El tito Paco, pilar básico de la unidad familiar, el eterno soltero de sonrisa quieta e
imperturbable, el de la mirada cálida, el de interminables anécdotas
graciosas, cuentacuentos natos y artífice de sorpresas.</div><div dir="auto">Pero
Don Paco ocultaba un secreto que nadie hubiera imaginado. Por las
noches se vestía de mujer, se colocaba su peluca y salía a pasear por
las calles más oscuras de la ciudad, aliviando a los necesitados con sus
manos o su boca y acuchillando sin piedad a aquellos que trataban de
abusar de los débiles. El tito Paco, ese afable señor tan respetable era
en realidad la adorada y temida "prostituta travestida justiciera" que
tenía en jaque a la policía desde hacía años, dejando detrás de sí un
reguero de sangre y semen.</div><div dir="auto">La prostituta
travestida justiciera que llegó una madrugada a su casa, se acostó a
dormir y ya no se despertó, poniendo fin de la forma más discreta e
inesperada a una vida de dualidad entre lo afable y lo obsesivo, entre
la tranquila vida diurna y la estimulante noche que le mantenía en
forma, siempre alerta, siempre tenso, hasta que su viejo cuerpo no pudo
más.</div><div dir="auto">Imaginad a sorpresa de sus familiares cuando
al abrir ese armario encontraron esa larga melena, el traje de cuero
negro y ese cuchillo manchado con la sangre de proxenetas y camellos,
violadores y malos maridos, todos ellos destrozados por la afilada furia
de Don Paco.</div>Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-49787698561857698862022-11-29T12:49:00.003+01:002022-11-29T12:49:41.770+01:00Ser o no ser... El perro muerto.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx2fnop06F02eq7Ei6oJWCQa_tR-khs3TVyAbbXllS2AnnqMwDC5EK40qOCyEJsI1-E-A9Q-3n0wDiIgzckqK6IOiDpahxKb4rR1xVXVyuaCWlR4D-Q6Dn58A3RRj2y7D6hJ2P5usssDjbahAV2L3wl85afJseI-oo1QoqxcY5oaWSTem_ylsLZYgZzA/s225/gosmort.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx2fnop06F02eq7Ei6oJWCQa_tR-khs3TVyAbbXllS2AnnqMwDC5EK40qOCyEJsI1-E-A9Q-3n0wDiIgzckqK6IOiDpahxKb4rR1xVXVyuaCWlR4D-Q6Dn58A3RRj2y7D6hJ2P5usssDjbahAV2L3wl85afJseI-oo1QoqxcY5oaWSTem_ylsLZYgZzA/s1600/gosmort.jpg" width="225" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Recuerdo que de niño tuve un perro que se convirtió no solo en mi
mascota sino también en un amigo fiel. Crecimos juntos, aprendimos a
comprender el mundo y compartimos muchos momentos, hasta que por
motivos de lógica naturaleza biológica, él se tuvo que marchar. Y
cuando digo marcharse lo hago como metáfora de morirse, que queda
como más bonito. Recuerdo también estar destrozado anímicamente,
mirando la tumba canina que mi padre improvisó detrás de la caseta
que teníamos en el campo y como viéndome abatido me dijo que no
pensara en el ahora y que recordara todos los buenos momentos que
había pasado junto a mi perro; que ahora estaba muerto pero que
nunca le había faltado comida, cama o amor. Que me consolara
pensando que había tenido una buena vida. Y estas últimas palabras
resonaron en mi mente de una forma especialmente poderosa.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">“Había tenido una
buena vida”</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ahora,
como adulto que ya mira hacia el futuro con cierta resignación,
</span><span lang="es-ES">siento que ya me queda poco por hacer más
que lamentarme por los errores de las decisiones mal tomadas y que me
han llevado a una especie de deriva vital, de la que pocas esperanzas
tengo ya de salir. Ahora, que en algunos momentos me dejo llevar por
el pesimismo y la pesadumbrez y siento el tiempo sobre mis espaldas
como una pesada losa que transporto, cada vez más dolorido, hacia el
camposanto en el que finalmente cubrirá mis restos despojados ya de
toda vida. Y es por eso que en estos momentos de desesperación apelo
a mis recuerdos, miro atrás y me doy cuenta de que a pesar de mi
falta de entusiasmo y apego por las alegrías de la vida, no me ha
ido mal del todo. He podido disfrutar de todos esos momentos vitales
que se suponen necesarios, sin pasar penurias, ni hambre ni frío, ni
falta de afecto alguna. Y es por eso que en estos momentos de desazón
pienso que, al igual que ese perro que se me murió, he tenido una
buena vida.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">“<span lang="es-ES">He
tenido una buena vida”</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Y
estas palabras resuenan en mi mente cuando me doy cuenta de que me he
convertido en mi propio perro muerto. Mi perro muerto interior.</span></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-77141787241044684172022-08-02T08:02:00.002+02:002022-08-02T08:02:57.991+02:00<p> Lo mejor de tocar fondo es que, a pesar de encontrarte cubierto de mierda y repleto de angustiosa ansiedad, es tener la certeza de que ya no se puede caer más bajo. Sentir la relativa seguridad de quien sabe que por mucho que patalee, ya ha llegado donde debía y que de allí no se va a mover. Tener la posibilidad de cerrar los ojos y esperar a que todo pase, con la certeza de que a lo sumo, todo seguirá igual.</p><p>Lo peor de tocar fondo, en cambio, es cuando te invade la sensación de que ese suelo no es tan firme como debería y que es posible que aún queden subniveles de horror por conocer.</p>Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-81287157559854577742022-07-25T18:23:00.002+02:002022-07-25T18:23:45.995+02:00<p> </p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
A veces uno divaga sobre el papel, se deja llevar por ideas y
conceptos ajenos a su propio ser para crear historias de fantasía,
ficciones más o menos creíbles o simplemente, como yo mismo he
hecho durante años en este blog, trata de crearse otra vida
alternativa en la que verse reflejado, con la intención de
reivindicar ese “yo” reprimido o simplemente arrancar unas risas
a los lectores.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Pero algunas veces
uno divaga en su propia cabeza, sin encontrar la forma de
exteriorizar esas ideas, se monta películas de acción sin
espectadores y al final esos pensamientos intrusivos van ganando
terreno hasta confundirse con la realidad, haciendo que la dulce
monotonía de la vida, el trabajo de años y años de aprendizaje se
diluyan, se vuelvan incómodos o incluso hostiles y sin darnos casi
cuenta, arrojamos nuestra vida por la borda, en alta mar, en medio de
una tormenta y sin flotadores con la que rescatarla.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Sé que escribo esto
para justificarme ante el mundo. Y también sé que al mundo le darán
igual mis excusas. Y también sé que si llega alguien hasta aquí y
se muestra interesado por mi, no querré darle más explicaciones que
la ambigüedad con la que escribo esto. ¿Por qué lo hago entonces?
Supongo que por esa necesidad casi enfermiza de escribir que siempre
he padecido. Supongo que porque ahora que estoy completamente solo
sea la única forma de evitar que enloquezca, o por lo menos retrasar
el momento. Supongo que porque la culpabilidad que ahora me aplasta
es más fuerte que cualquier sentimiento que anteriormente haya
degustado. Y supongo que porque escribir es la prueba de que todavía
no estoy muerto, aunque solo siga aquí por responsabilidad con mis
descendientes y con las personas que de algún modo siguen atadas a
mi.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">A veces uno divaga
sobre el papel, y otras llega a creérselo. Como si esos cuentos de
hadas con finales felices estuviesen esperándonos al girar cualquier
esquina, como si la espada clavada en la piedra que nos convertirá
en reyes pudiese ser encontrada una tarde cualquiera en medio del
campo o como si al atravesar el espejo encontrásemos un nuevo y
fascinante mundo. Para que luego creamos a los que dicen que la edad
nos vuelve sabios y responsables, que los años nos hacen disfrutar
de las cosas más simples y que todo adquiere un tono más cálido y
apacible. Para que luego creamos a los que afirman que lo mejor
siempre está por llegar.</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-18383435696189411292022-05-08T11:17:00.004+02:002022-05-08T11:17:26.488+02:00De insectos y ojos.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfzi0lzTgSiLUu_pDBIT-ULNL1JO8Hl6kgCIK5sfg7xy2wpLWR6ApqhEPeVOcSyYB-9zwqQRLgt9ayUyuD2GoT9IU_pTfErfkJ46irJciR4T9qtxnwhLZFs4C7U0iqGBsNRxnOH2Qm0eoXWmbdLahYz5vhTGfGHB9iGHP4scoBLA-NeMivxGuse6ScSQ/s300/tumblr_9d76524477a8001acc13114ab2ba189e_4fc39772_400.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="230" data-original-width="300" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfzi0lzTgSiLUu_pDBIT-ULNL1JO8Hl6kgCIK5sfg7xy2wpLWR6ApqhEPeVOcSyYB-9zwqQRLgt9ayUyuD2GoT9IU_pTfErfkJ46irJciR4T9qtxnwhLZFs4C7U0iqGBsNRxnOH2Qm0eoXWmbdLahYz5vhTGfGHB9iGHP4scoBLA-NeMivxGuse6ScSQ/s1600/tumblr_9d76524477a8001acc13114ab2ba189e_4fc39772_400.jpg" width="300" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Primavera otra vez y con ella llega el momento de dar paseos
campestres para aprovechar que el sol todavía no quema la piel ni el
aire caliente abrasa los pulmones. Es tiempo de verdes campos,
flores, damas escasas de vestimenta paseando y como no, insectos
revoloteando y saltando por doquier. Dentro de nada llegarán las
alergias incapacitantes, es cierto, pero hoy es hoy y toca paseo, que
es en lo que estoy ahora. Y todo va según lo previsto por lo que voy
tachando cosas de mi lista de objetivos, cuando me encuentro con un
saltamontes que bloquea mi camino. Quizás otro seguiría caminando
sin importarle aplastar al pobre insecto, pero yo soy un gran
defensor de la naturaleza y tengo el convencimiento de que toda forma
de vida merece ser respetada, con lo que aflojo el paso, él se
percata de mi presencia y se lanza sobre mí.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Que no es que me
ataque ni nada, sino que la sencilla estructura del saltamontes le
impide saltar en otra dirección que no sea “hacia adelante” y
cuando se trata de asustarse y huír, eso les deja escasa
maniobrabilidad y suelen hacerlo en la dirección contraria.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">El saltamontes
salta, decía, y al verme sorprendido por su acción trato de
esquivarlo pero no puedo evitar que se me meta en un ojo. Si hubieses
sido uno de esos grandotes no habría sido difícil sacármelo, pero
siendo de los verdes pequeñitos la cosa se complica. Sus patitas
aserradas se enganchan en mis pestañas y párpados y cuanto más
intento cogerlo más se mete en mi ojo hasta quedar totalmente
inalcanzable. Doy media vuelta y regreso a casa pues necesito un
espejo para extraer al bicho que no deja de moverse por ahí dentro y
me molesta bastante, por no hablar del intenso dolor. Al llegar a
casa compruebo que está metido en el lado opuesto al lagrimal y a
pesar de recibir la ayuda de mi mujer e hijas, al intentar hacerme
con él, éste huye a la parte trasera del ojo, perdiendo cualquier
esperanza de extraerlo. Ir al hospital es una opción que descarto,
pues allí a la mínima te abren el cráneo y luego te quedas mal,
por lo que pienso que “ya se morirá y el ojo lo extraerá de forma
natural” pero eso no pasa.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">El bicho sigue vivo
y por la noche noto como se desplaza por mi interior. Trato de dormir
pero me invaden sueños raros en los que como plantas y salto por
montes verdes y frondosos; sueños en los que curiosamente me siento
bien, liberado. Y es entonces cuando me doy cuenta de que lo que está
haciendo ese insecto es tomar el control de mi mente para hacerse con
todo mi ser y utilizarlo para vete a saber tú que aviesos planes
malvados. Y eso no puedo consentirlo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Con gran esfuerzo y
utilizando aquellas partes del cerebro todavía bajo mi control, bajo
al sótano rodando por las escaleras, me arrastro hasta la cadena de
música y le doy al play. Subo el volumen a tope y el ruido no se
hace esperar. Suena “Curse os the legions of deatn” de Testament
y con mis últimos instintos de viejo metalero mi cabeza comienza a
agitarse con la fuerza del que no se preocupa por el dolor cervical.
El saltamontes alojado en mi cerebro no puede soportar semejantes
sacudidas y termina perdiendo terreno y siendo expulsado de mi.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">En el suelo y
cubierto de gelatina cerebral el saltamontes me mira y sonríe como
diciendo “esta vez te has salvado humano, pero volveré a por ti y
serás mio” y como amenaza la verdad es que está bien, hasta que
le dejo caer encima el manual de reglas de la quita edición de
Warhammer terminando para siempre con su vida y ambiciones. Porque no
me gusta matar bichos, pero éste ha sido la excepción. A ver si
llega pronto el otoño otra vez.</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-88348993121935037292022-04-24T18:16:00.002+02:002022-04-24T18:16:13.790+02:00De nombres propios y depredadores asiáticos<p> Salgo al parque a pasear a mi perro, cuyo nombre es "Tai" y en una de esas que el animal se va a su bola y yo le llamo sin que el muy desagradecido me haga ni medio caso, como si no fuera yo el pringado que se levanta a las seis de la mañana para ir a trabajar y pagarle el pienso, una bella señora que pasaba por allí me pregunta algo divertida el porqué de ese curioso nombre. Entonces yo, haciendo gala de mis dotes como cuentista y dispuesto a aprovechar al máximo mis encantos, pongo mi voz grave de soltar rollos.</p><p>"Pues el orígen de su nombre es una historia curiosa. Verás. Se llama Tai porque la trajimos de Tailandia diez años atrás, después de rescatarla de las fauces de un tigre mientras visitábamos un antiguo santuario."</p><p>La chica parece interesada por mi relato e incluso se sienta a mi lado para oírlo mejor mientras dice algo así como "oh, pobrecito", y como no quiero que el perro acapare toda la atención, prosigo.</p><p>"Las fauces de un tigre, decía. Yo soy un gran defensor de los animales y no podía dejar que este pobre perrito perdiera la vida así como así, con lo que agarré un cuchillo y..."</p><p>-¿No matarías al tigre, no? -me replica ella asustada -Porque están en peligro de extinción.</p><p>"Por supuesto que no. El cuchillo era para cortar unas cuerdas con las que le até las patas tras una feroz lucha cuerpo a cuerpo."</p><p>-¿Venciste tú solo a un tigre sin ni siquiera conservar cicatrices visibles? -pregunta ella desconfiando.</p><p>"Sí, bueno, era un tigre ya viejo que cojeaba un poco y dientes dientes... Pues apretaba pero sin llegar a morder."</p><p>-Ya, bueno... Creo que me tengo que ir.</p><p>"No, espera. Que todavía no te he contado lo de la base secreta de nazis con los que tuve que enfrentarme para..."</p><p>Pero ella ya se ha ido, dejándome solo con mi perro que me mira con cara de no haberse creído nada de lo del tigre tampoco. Y quedo quedo con el convencimiento de que debería haberle puesto Bob.</p><p><br /></p>Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-36557527583533337302022-03-29T20:43:00.007+02:002022-03-29T20:43:56.533+02:00Regalos de mierda 26 (de 284)<p> </p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Un niño, aunque realmente ya no es tan niño, está sentado en un
sofá frente a la tele tapado con una manta. A su lado, una chica de
más o menos su misma edad se acurruca a su lado tapada con la misma
manta.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-<i>Entonces… ¿Este
es tu piso?</i> -comenta ella con voz dulce.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-<i>Así es. Todo mio.</i></p><i>
</i><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-Me parece
sorprendente que te hayas independizado tan joven.</i></p><i>
</i><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-No fue una decisión
fácil, pero la situación en mi casa se volvió insoportable y tuve
que dejar los estudios, que la verdad es que no me iban demasiado
bien, ponerme a trabajar y alquilar esto.</i></p><i>
</i><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-Vaya, lo siento.
Seguro que lo pasaste muy mal.</i></p><i>
</i><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-No era para tanto…
al principio* </i>-responde él evocando recuerdos algo desagradables.
<i>-Pero un día descubrí que mi padre era una especie de superhéroe
sociópata** que mi madre formaba parte de una banda de
ladrones de arte*** y ya cuando pusieron precio a nuestras cabezas**** decidí
que ya no podía más.</i></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-Oh, que horror. Si
pudiese hacer algo para que te sintieras mejor…</i> -dijo la muchacha
deslizando su mano por la pierna del chico hasta llegar a la parte
superior de su pantalón.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-Bueno y luego
estaban esos regalos…</i> -la voz del chico se entrecortó al notar
como ella le desabrochaba el pantalón y metía la cabeza debajo de
la manta.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-¿Pero qué
demonios significa esto?</i> -gritó ella entre confusa y enfadada.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-¿El… el qué?</i></p><i>
</i><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-¡Esto!
</i></p><i>
</i><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUYZp_mN14zRGsQ_e-QTUZhzlNJFnf2H9Ni5rUGPHDCirNT_VY1vmsIvSKNwxJrcit_1-hi52zuo-F80BDKCInnctxF8czaWiIHUnW8WSnQDPLRizbbUPpGWZjR9kMpSEFevNCsiGnTjzNlk5-c05EvqL7KJD7SdeaUPrqQwIDFs9bpzuI56ro7z4zmQ/s385/Calconcill.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="311" data-original-width="385" height="258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUYZp_mN14zRGsQ_e-QTUZhzlNJFnf2H9Ni5rUGPHDCirNT_VY1vmsIvSKNwxJrcit_1-hi52zuo-F80BDKCInnctxF8czaWiIHUnW8WSnQDPLRizbbUPpGWZjR9kMpSEFevNCsiGnTjzNlk5-c05EvqL7KJD7SdeaUPrqQwIDFs9bpzuI56ro7z4zmQ/s320/Calconcill.jpg" width="320" /></a></div><br /><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>-¡Espera, puedo
explicártelo! ¡Fue el regalo de despedida de mi madre que..!</i> -Pero
ella ya había salido del apartamento dando un portazo y dejándole
más solo de lo que había estado en su vida. Estaba claro que
alejarse de sus padres no había acabado con el problema.</p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Continuará... <br /></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">*ver la serie "Regalos de mierda desde el principio</p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">**ver la serie llamada "El padre"</p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">***ver (si todavía os quedan ganas) la saga de "Los santos fojones".</p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">****y ver para terminar la epopeya de "Los mapaches" para el impresionante final.<br /></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-82821862897704651512022-02-06T12:30:00.002+01:002022-02-06T12:30:23.489+01:00De rencuentros y desencuentros (y furia reprimida)<p> </p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj92pa3uhFFpZRdQ0QGvg9nstVtJNScc5VvqD4a5-tEQmOyjMFkimcEobsA8qB6n_EAJ_OKW7xew76UjEgaIU21ou5LYZnAStlxpxVbwqi1rx6v-jHiVomM-grf-3bVx-lWkvaribkvCLYHepXISvaE4MyiR8EdSEKLG3SjbBrnpJ-rgy_D3hVZCiq2Lg=s1400" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="940" data-original-width="1400" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj92pa3uhFFpZRdQ0QGvg9nstVtJNScc5VvqD4a5-tEQmOyjMFkimcEobsA8qB6n_EAJ_OKW7xew76UjEgaIU21ou5LYZnAStlxpxVbwqi1rx6v-jHiVomM-grf-3bVx-lWkvaribkvCLYHepXISvaE4MyiR8EdSEKLG3SjbBrnpJ-rgy_D3hVZCiq2Lg=s320" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Me siento a la mesa y observo a los demás comensales. A algunos les
tengo perfectamente identificados pues hemos seguido manteniendo el
contacto después de tantos años, pero otros me resultan totalmente
irreconocibles. Tenía que ser una cena de reencuentro de viejos
alumnos del colegio quince años después, pero finalmente y por
problemas de agenda han sido veinticinco y ahora resulta difícil
asociar a esa panda de cuarentones a los rostros adolescentes que una
vez conocí. Por suerte o por desgracia, a medida que avanza la noche
aparecen otros rasgos distintivos que se sobreponen a las alopecias,
arrugas y tejidos adiposos, ya que permanecen los tics, las voces,
gestos y cadencia al hablar, revelándome a esos pequeños
cabroncetes que me estiraban de las orejas, me bajaban los pantalones
en el patio, me daban collejas y se burlaban de mí, fuera por el
motivo que fuera.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Aquella no fue una
época agradable para mí. Podría decir incluso que viví un pequeño
infierno cuyas llamas fueron avivadas por muchas de las personas con
las que ahora comparto mesa, pero me he convertido en una persona
adulta perfectamente capaz de controlar sus malos sentimientos y
rencores varios y que entiende que han pasado muchos años, éramos
críos y que al igual que yo, ellos también habrán cambiado. Así
que sonrío, disfruto de la cena y aún sin querer, participo en
algunas de las conversaciones.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Hablamos de
triunfos, reales e inventados, de sueños truncados, de planes de
futuro, porque los hay a pesar de haber roto la barrera de los
cuarenta, de los que no están, de los que han venido nuevos;
empiezan a brillar los móviles mostrando fotografías de retoños de
todas las edades. “Uy qué guapas, se parecen mucho a ti. Mirad,
mirad, es como verle a él de pequeño”. Y veo sus ojos
contemplando las fotos, esos mismos ojos burlones que hace
veinticinco años me recibían con ansia al entrar en clase, al salir
al patio, al tocar el timbre mientras recogía mis cosas para salir
pitando de allí sin mirar atrás… Y pienso en si también les
harían la vida imposible a mis hijas si estuvieran compartiendo
curso y la sangre me hierve en las venas. Pero aspiro profundamente,
asiento, sonrío y espero pacientemente a que sacien su curiosidad
para guardar de nuevo el dispositivo en mi bolsillo, no sin antes
echar un vistazo fugaz a la hora, deseando que aquello acabe cuanto
antes.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Cenamos en relativa
paz, pagamos la cuenta y cuando ya creo que hemos llegado al final de
la velada llegan las bebidas. Yo no pruebo el alcohol pues no bebo,
pero parece que soy el único que ha tomado esa decisión en su vida.
Los vasos se llenan sin cesar, las botellas se vacían y son
reemplazadas por otras y la temperatura parece aumentar en el local.
Con los cerebros intoxicados aumentan las risas, los comentarios
estúpidos, y poco a poco todo vuelve a ser como antes. De pronto soy
ese niño sentado en la mesa de atrás a los que todos miran mientras
cuchichean y se ríen; de pronto vuelvo a ser un marginado sin más
deseos que huir de allí; de pronto y sin previo aviso me doy cuenta
de que nada ha cambiado, que seguimos siendo los mismos solo que
ocultos tras un velo de seriedad y madurez, tan fino y liviano que un
simple soplo de aire les deja al descubierto en todo su miserable
esplendor. Pero algo en mi interior me grita que yo no soy el mismo,
que es la hora de la venganza, que ha llegado el momento de demostrar
en quién me he convertido, gracias en parte a ellos, y que quienes
crían cuervos…</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Así que me levanto
y pido disculpas por ausentarme un momento al aseo y cuando no me
miran salgo por la puerta del restaurante y me dirijo al coche.
Respiro el aire fresco de la noche y me siento mejor. El tintineo de
las llaves, el sonido de mis pisadas y las voces amortiguadas del
interior del local me dan la sensación de haber despertado de algún
sueño raro. Arranco y me dirijo a mi casa de nuevo. “Hay que
repetirlo” escribirá alguien mañana en el grupo de wassap y todos
responderemos con un “claro que sí” aunque yo estaré pensando
en el fondo que “y una mierda”.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-85623910153022283312022-01-20T16:42:00.007+01:002022-01-20T16:42:57.893+01:00Altura (paternidad 52)<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> <br /></p><p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Si me diesen una de las antiguas pesetas por cada cumpleaños
infantil al que voy desde que nació mi mayor, ahora conduciría un
Ferrari arrastrado por briosos corceles en helicóptero. Y es que
esto nunca se acaba, después de uno otro, si no de un amiguito de
una, de la otra, propios, ajenos, cercanos y lejanos, cualquier
excusa es buena para juntarse, hablar de las penas y desgracias y
esperar a que los críos se cansen para comernos sus sobras.</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Y
como no, si los peques cumplen años significa que los mayores
también, y en un abrir y cerrar de ojos he pasado de ser un padre
relativamente joven y atractivo a un señor que no se sabe si ha
venido a acompañar a su hija o a su nieta. ¡Oh señor porqué nos
castigas con vidas tan cómodas y largas! ¿Es que quieres
torturarnos haciendo que contemplemos largo y tendido nuestra
decrepitud? ¿Acaso disfrutas observando nuestra desesperación,
nuestros fallidos intentos por alcanzar la inmortalidad escribiendo
en blogs mediocres y publicando libros de mierda que solo nos compran
por compromiso y a veces ni eso? ¡Es que no tienes piedad ni
consciencia! Y como decía, uno cada vez se siente más avasallado
por padres modernillos de esos que visten raro, que se afeitan todos
los días y que hacen deporte de forma regular.</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgByenVUIEKObBuuuLtbLNmEo6oO158_phQ1LQaa2PqDx_W7-y_7EEtoEG-NmJJ9o7siI3N0Bg9Zuk62D39iRQoq2gKIoZmYNdOvPRteV1nHN8Ik2cVYd8d53Y9_sMiBRZfsqHyGhHus1ADPbHoxLGSnY1UiwoPJzeZE37hxLsCMvol1Rd_OuC1EFz17g=s450" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="323" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgByenVUIEKObBuuuLtbLNmEo6oO158_phQ1LQaa2PqDx_W7-y_7EEtoEG-NmJJ9o7siI3N0Bg9Zuk62D39iRQoq2gKIoZmYNdOvPRteV1nHN8Ik2cVYd8d53Y9_sMiBRZfsqHyGhHus1ADPbHoxLGSnY1UiwoPJzeZE37hxLsCMvol1Rd_OuC1EFz17g=s320" width="230" /></a></div><span lang="es-ES">Y
aquí me hallo ahora, sentado a dos metros de una mesa donde padres y
madres hablan de temas variad… hablan de covid, perdón, y
sintiéndome mal por dentro y por fuera por mi incapacidad de
adaptación. Es entonces cuando debido a un capricho del destino una
ráfaga de aire sopla con más fuerza de la esperada y una de las
cartas de Pokémon que sostenía uno de los chavales, mostrándola
</span><span lang="es-ES">orgulloso</span><span lang="es-ES"> a sus
coetáneos, se separa de sus manos, sale volando ante la horrorizada
mirada de todos y termina enganchada entre las hojas de un algarrobo,
</span><span lang="es-ES"><i>ceratonia siliqua</i></span><span lang="es-ES">
para quien no esté puesto en el mundo de la botánica, porque
estamos en el campo. ¿No había dicho que estábamos en el campo
desde un principio? Pues estábamos en el campo desde el principio.</span><p></p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">El
niño se lamenta por la pérdida de una de sus mejores cartas y sus
quejidos angustiados llegan a oídos de su padre, uno de esos
especímenes todavía jóvenes que salta de su silla dando una
voltereta trasera triple y aterriza de pie, se arranca la camiseta
mostrando su pecho apolíneo y una de las asombradas madres disimula
un orgasmo espontáneo. El padre heroico se dirige al algarrobo,
estira el brazo y… parece que no llega. No llega de ninguna manera,
ni alargando el cuerpo, ni poniéndose de puntillas, ni siquiera
sacando un poco la lengua. La audiencia parece desilusionada y el
pobre hombre mira al suelo buscando un palo con el que ayudarse. Yo,
desde mi silla miro el ganchito de queso que tengo entre las manos y
me doy cuenta de que aunque está igual de encorvado que yo, de estar
recto sería larguísimo y así me levanto, camino hasta el árbol y
alcanzo la carta pokémon, un bulbasur evolucionado a nosequé, y s</span><span lang="es-ES">e
</span><span lang="es-ES">la devuelvo al niño. El padre me mira
</span><span lang="es-ES">abatido.</span><span lang="es-ES"> Podrá
ser más </span><span lang="es-ES">joven</span><span lang="es-ES"> y
fuerte, menos perezoso y dolorido, pero nunca, bajo ningún concepto
(y eso es algo que no hay gimnasio que arregle), podrá ser alto.</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Y
así regreso a mi silla, a mis ganchitos y a seguir siendo un
despojo, un ser apático y desmembrado </span><span lang="es-ES">anímicamente</span><span lang="es-ES">
que contempla la vida con desidia, pero desde una posición
ligeramente más elevada que otros.</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p> </p>Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-38793721278053105722022-01-09T20:02:00.003+01:002022-01-09T20:02:31.950+01:00De huertos ecológicos y regresos inesperados.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiS9T_CXjQ8sIj3u9hX_7MM9GmgS0LTtvDhS2obt-u78R3wVAhs-QP6QFp16kVhbzplBRXyWJ15a--bJxxWyhkcwpIRCEOEv8uV-KiXzRpl05VwAApbP19tNIH-qPg_aR3vVUt0yimoq-NLCtfzt48Gd4FmEzPqb0H4o0GN2wUrI3tzPBw0sjkqO7eTIw=s300" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiS9T_CXjQ8sIj3u9hX_7MM9GmgS0LTtvDhS2obt-u78R3wVAhs-QP6QFp16kVhbzplBRXyWJ15a--bJxxWyhkcwpIRCEOEv8uV-KiXzRpl05VwAApbP19tNIH-qPg_aR3vVUt0yimoq-NLCtfzt48Gd4FmEzPqb0H4o0GN2wUrI3tzPBw0sjkqO7eTIw" width="300" /></a></div><p></p><p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES">Me siento un momento en la sombra para secarme el
sudor de la frente mientras sigo agarrado al mango de </span><span lang="es-ES">la</span><span lang="es-ES">
azada con la otra mano. Me tomo un respiro para admirar los productos
frescos de mi huerto ecológico y me siento satisfecho. Pimientos,
patatas, cebollas y ajos tiernos crecen felices gracias a mis
cuidados y dedicación. Es una vida dura la que he elegido pero
también tremendamente satisfactoria. Sonrío a la tierra, al sol y a
las nubes caprichosas que proporcionan el agua que alimenta toda vida
y me siento bien. </span><span lang="es-ES">Estoy en </span><span lang="es-ES">paz
conmigo mismo por una vez. Hasta que oigo un coche que se detiene en
la parte de atrás.</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Suenan
pasos que pisan la tierra en mi dirección, produciendo leves
crujidos; es alguien de escaso peso, pero no un niño; sus pisadas
son irregulares, quizás por no estar acostumbrado a andar por
terrenos no asfaltados o puede que por estar nervioso, quizás ambos.
Me pego a la pared para poder verle antes de que repare en mi y
aparece un señor menudo, de mirada intranquila que sujeta un sobre
con ambas manos, como si se tratare de algo de gran importancia. Al
no reparar en m</span><span lang="es-ES">í,</span><span lang="es-ES">
mira el sobre y pregunta: “¿Señor Capdemut?”.</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Me
muevo sigilosamente hasta situarme detrás de él y pregunto de forma
amenazadora “¿Como me has llamado?”. El recién llegado se
asusta ante mi poderosa presencia de señor de campo curtido y deja
escapar un sonido lastimero de su garganta. “Yo, eh… me han
enviado para darle eso y…” pero antes de que pueda reaccionar le
inmovilizo un brazo, se lo retuerzo para atrás y mientras cae de
rodillas suplicando, le arrebato el sobre, lo abro con los dientes y
leo su contenido con algo de intranquilidad.</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Mis
fans quieren que vuelva- digo para mí.
</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Eso
es, señor… Capdemut. Me han pedido que le entregue este mensaje
para que se replantee en volver a escribir.</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-</span><span lang="es-ES">¿Mis
fans? ¿Esa pandilla de desgaradecidos que apenas comentaban nunca y
que cuando </span><span lang="es-ES">tenía que presentar un libro se
quedaban en sus casas?</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Yo
de eso no sé nada! Solo soy un mensajero que… -Su voz se quiebra
al retorcerle más el brazo.</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Silencio,
pequeño bastardo! Nadie controla mi vida, lo que escribo o donde lo
hago. Si tengo que volver al blog, volveré, pero no por un mensaje
enviado con tan poco estilo.</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Pero
en seguida me doy cuenta de que le estoy hablando a la pared porque
el pobre chaval yace inconsciente a mis pies, abrumado por el dolor y
el sufrimiento. Rompo la carta en mil pedazos y los esparzo por la
zanja que acababa de cavar para plantar algunas zanahorias, aunque
viendo el tamaño de ese repartidor, tendré que hacerla un poco más
grande. Y de paso, me replantearé eso de volver a publicar en mi
viejo blog.
</p>
<p align="justify" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Quizás
no iba tan desencaminado ese muchacho.</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-75883131457162576202021-06-03T18:32:00.004+02:002021-06-03T18:32:43.008+02:00De malas rachas y giros del destino.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYfNk8yRR-pvddXq2dO3ksqdlrj-1KX4qxgDNAo2xUoiQxdVdMZH_RIokHiyzqUGuPVfQK7iv0h4kdAZK57a56HMP06m37vGLHqUT9XYrz74r3Th0X5M-fnkSIf2kqbrsuDh3-Ca5FuLIT/s1280/tornadetorletor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="905" data-original-width="1280" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYfNk8yRR-pvddXq2dO3ksqdlrj-1KX4qxgDNAo2xUoiQxdVdMZH_RIokHiyzqUGuPVfQK7iv0h4kdAZK57a56HMP06m37vGLHqUT9XYrz74r3Th0X5M-fnkSIf2kqbrsuDh3-Ca5FuLIT/w405-h226/tornadetorletor.jpg" width="405" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
He llegado a una edad en la que de tanto vivir, algunas casualidades
se han convertido en leyes universales, el ensayo y error en una
certeza científica y cosas como la mala suerte o las energías
cósmicas en algo tan real y tangible como el bocadillo de mortadela
que me estoy comiendo ahora mismo. Llamadme loco, soñador o
simplemente viejo excéntrico, pero tengo pruebas de ello y ahora os
las voy a relatar.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Resulta
que desde hace un tiempo no era capaz de levantar cabeza. Por algún
motivo indeterminado, cada vez que me proponía hacer las cosas de
otra manera, tomarme mi trabajo como algo menos humillante o
simplemente sacar buenas tiradas en el warhammer, me estrellaba
contra un muro virtual de hormigón galáctico y al caerme al suelo
sentía como el pie de dios me mantenía la cabeza aplastada contra
el barro. Esto último es una metáfora, por supuesto, así que solo
haceos una idea. Una mala racha decía, </span><span lang="es-ES">que
me tenía hundido anímicamente, hastiado y cansado de este potaje
grumoso que algunos llaman vida.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Entonces fue cuando
por motivos intrínsecos a mi trabajo de telefonista tuve que subir a
consultas a trasmitir un mensaje a una de las doctoras del centro y
ésta, al verme entrar en su consulta arrastrando los pies, con la
frente pegada al pecho y los brazos colgando inertes a mis costados,
llegó a la conclusión de que algo raro me pasaba. Conozco bien las
jerarquías del gremio de sanidad, y por lo general me cuido de
hablar a título personal con alguien de rango superior a un auxiliar
de enfermería, pero la chica me pilló en un mal momento y le
expliqué eso del muro cósmico pero de otra manera. Le dije que no
podía más, que estaba harto de usuarios exaltados y agresivos, de
compañeros exigentes, de doctores soberbios y de no ganar nunca la
iniciativa al enfrentarme a marines espaciales; le pregunté si al
eutanasia era legal en España, si me la podía poner allí mismo y
que arrojasen mi cuerpo a las gaviotas del puerto. La chica, entiendo
que por buena praxis profesional y por simple y llana experiencia
tratando con otros seres humanos, entendió mi estado y se apiadó de
mi alma, encontrando la forma de romper mi mala suerte, quizás
involuntariamente, pero vaya si lo hizo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">A
la mañana siguiente entré en el centro arrastrándome por el suelo
como un gusano, repté a mi silla y cuando fui a encender el
ordenador descubrí que alguien me había dejado un pequeño regalo
en mi parte de mostrador. Una planta de esas colganderas envuelta en
papel de colores y una nota de ánimo firmada por la doctora y su
residente, testigo involuntaria de la escena del día anterior. Y
ahora es cuando reconozco que yo, antiguamente un camionero tan duro
como el mármol que transportaba, me emocioné. Esa pequeña muestra
de buena voluntad </span><span lang="es-ES">y</span><span lang="es-ES">
empatía </span><span lang="es-ES">hacia alguien que hasta ese
momento era el último monicaco allí, me dio fuerzas, me hizo sentir
bien, vivo de nuevo, y un rayo de luz iluminó mi arrugada frente,
convirtiéndome por unos instantes en un ser de luz inmaculado. Y a
partir de ahí todo fue bien.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Ese
día despaché a los usuarios con eficiencia y elegancia, volví a
ser una persona alegre que hace chistes de la nada y siempre tiene
una ironía afilada en la manga. Alguien trajo galletas de pistacho y
las muestras de cariño y </span><span lang="es-ES">cordialidad</span><span lang="es-ES">
surgieron espontáneamente durante toda la jornada. Al terminar,
agradecí a todo el mundo su colaboración involuntaria en el buen
resultado del día y me dirigí a mi coche para ir a pasar la ITV,
que justo tocaba ese día, pero al subirme en él descubrí que unas
gaviotas habían defecado en el cristal parabrisas. Maldije a esos
bichos voladores que suponía enfadados por haber perdido el bocado
que les había prometido el día anterior, y cuando fui a limpiar el
cristal descubrí que no me quedaba líquido limpiaparabrisas. Y
entonces lo comprendí todo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Las gaviotas habían
hecho caca en mi cristal no por rabia hacia mi, si no para avisarme
de que no podía ir a la ITV sin líquido. Esas gaviotas eran
instrumentos vivos de un universo que había decidido, debido al giro
inesperado del destino que había propiciado el regalo de la doctora,
que era hora de compensar mi larga racha de mala suerte y ahora todo
debía ir como la seda. Y vaya si lo fue. Vaya. Si. Lo. Puto fue.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Llegué a la ITV
derrapando y tocando el claxon como un energúmeno, me colé en la
fila para pagar y cuando iba a meterme en el túnel de revisiones
ese, el chico encargado de tal tarea se acercó a mi algo asustado,
cosa que me sorprendió ya que él y yo tenemos cierta amistad desde
hace unos años.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Vete ahora que
puedes y pásate otro día! -me dijo con un susurro exaltado.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Por qué? -le
respondí yo muy tranquilo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Porque hoy está
aquí el inspector jefe, encargado de supervisar a los iteuveros y
eso significa que hoy las revisiones van a ser mucho más exhaustivas
y metódicas que de costumbre.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Entonces le expliqué
al chaval lo de la planta, las gaviotas y que su inspector jefe podía
venir a comerme los huevos, y aunque él no pareció muy convencido,
me hizo pasar.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Decir exhaustiva era
quedarse corto. Miraron cada rayita de los neumáticos, las
homologaciones de los retrovisores (incluido el interior), la
temperatura de los manguitos, la inclinación de los asientos y la
vibración de la antena de la radio, pero nada, ni un fallo, todo
perfecto.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">El inspector jefe no
podía dar crédito a que un coche tan sucio y conducido por un tipo
tan desharrapado como yo estuviera prefecto y no dejaba de revisar
papeles y papeles en busca del error, pero no. El cosmos estaba de mi
lado. El universo me debía una y en esos momentos nadie podía
hacerme sombra ni medirse el pito conmigo.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Cuando se convenció
de que no había nada que hacer me dejaron marchar, no sin antes
equivocarse dándome una pegatina del año siguiente al que
correspondía y dejando caer su cartera llena de billetes en mi
asiento. Para despedirme de él le escupí en los zapatos y me metí
en la autovía para regresar a casa, aunque algo desvió mi rumbo. A
lo lejos nubes negras anunciaban tormenta y múltiples rayos parecían
querer indicar que era una de las gordas. La más gorda quizás. Y
mientras que otros conductores cambiaban su dirección para huir del
maelstrom, yo bajé las ventanillas, subí el volumen del radiocasete
y me lancé al interior del tornado para desafiar, quizás por última
vez, a mi destino.</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-57457538086954445822021-05-15T15:47:00.002+02:002021-05-15T15:47:41.912+02:00De autónomos y funcionarios.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXUmxIkdJGtwjTXGcdW-w3xPuTTNSucZYfsXJdGYYSWKkG5-ewbb8QmsNa9B2_KTD2YrmTefTggyfosOJpNDeJyoXnotS0pRkNFByUJCBvOnwHD_IW4OqHFxXZt6Q2jbxeZNHzchiy2XfC/s600/ESTUFA-A-G%25C3%2581S-MODELO-BLF-001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="600" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXUmxIkdJGtwjTXGcdW-w3xPuTTNSucZYfsXJdGYYSWKkG5-ewbb8QmsNa9B2_KTD2YrmTefTggyfosOJpNDeJyoXnotS0pRkNFByUJCBvOnwHD_IW4OqHFxXZt6Q2jbxeZNHzchiy2XfC/w270-h270/ESTUFA-A-G%25C3%2581S-MODELO-BLF-001.jpg" width="270" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Acurrucados alrededor de una estufa de butano, una decena de
sanitarios de variopintas categorías, algunos de ellos al servicio
del estado desde hace varias décadas me miran con los ojos muy
abiertos sin dar crédito a mis palabras.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Cuéntanos más
cosas de cuando eras camionero -dice uno sin salir de su asombro.
-Háblanos de eso que llaman “ser trabajador autónomo”.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Estáis seguros
de querer oír esas historias? -respondo yo poniendo una voz tétrica
y profunda, como de presentador de telenoticias.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Aquí hemos visto
de todo! -exclama otro, impaciente. -Operaciones a corazón abierto,
partos a puntapala, accidentes, quemaduras de cuarto grado, ataques
de animales salvajes… ¡Hemos mirado a los ojos a la muerte más
veces de las que cualquier otra persona podría soportar!</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Muy bien, si así
lo queréis… Os contaré que cuando era autónomo trabajaba muchas
horas sin cobrarlas -y dicho esto, un murmullo de sorpresa se
extiende entre los oyentes.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Horas no
remuneradas, dices? -dice uno. -¿Y no lo denunciaste nunca?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-No, porque yo ya
sabía de antemano que las horas perdidas entre portes no me las iban
a pagar desde el primer día.
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Y no hablaste con
el sindicato? -dice otro.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Sindicatos? Para
los autónomos eso no existe, al igual que las vacaciones.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Pero si sois
vuestros propios jefes podéis hacer vacaciones cuando os de la gana!
-chilla otro, entre la indignación y el miedo por oír la respuesta.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">-Claro
está -le respondo señalándole con mi mejor dedo. -</span><span lang="es-ES">P</span><span lang="es-ES">ero
esas vacaciones no solo no están remuneradas si no que nos cuestan
dinero porque no dejamos de pagar tasas e impuestos.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Al decir esto, uno
de los auxiliares administrativos se levanta con el rostro totalmente
azulado y se va corriendo al aseo, a vomitar.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Pero es cierto
eso de que los autónomos no os ponéis enfermos? -pregunta otro,
tratando de encontrarle algo positivo al asunto.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Claro que
enfermamos… ¡Pero no podemos dejar de trabajar!</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Y alguna vez tú
has trabajado enfermo? -pregunta una chica que creo que es de la
limpieza por la forma elegante en la que se apoya en la escoba.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¿Enfermo? Una vez
conduje casi doscientos kilómetros sangrando por el culo. Tuve que
parar en una gasolinera a comprar una caja de compresas para no
ponerlo todo perdido.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Pero eso es
horroroso! -grita otro al borde del colapso. -¿Qué era lo que te
pasaba?</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-Nunca lo supe. No
tuve tiempo de ir al médico.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Dos más se
levantan, aunque uno no llega a la puerta y cae desplomado. Al
sentirse todos un poco mareados se levantan y corren a cogerse la
baja hasta haber superado el trauma, pero no estoy dispuesto a
dejarles escapar tan rápido y salgo detrás de ellos mostrándoles
las palmas de mis manos.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">-¡Mirad estas
manos! ¡Aquí antes habían callos de manipular la piedra con
guantes de piel de vaca!</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Todos gritan y huyen
dejando un rastro de feromonas, típico de las polillas cuando huyen
de sus depredadores naturales, los sapos. Y me quedo solo. Reconozco
que así no haré muchos amigos, pero hay que ver lo que me divierto.</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-11682244083899664332021-04-12T16:42:00.004+02:002021-04-12T16:42:43.971+02:00Me cago en... El café. <p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES">Ya que el blog está medio muerto, no creo que a nadie le importe que resucite una de las secciones menos aclamadas de su época dorada. </span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXVF1zFQW6Yr7ZWVuec2OwboDMavWUIhphCslAE2gQjwtRon2Lr-qSKSnOfnrYd0PJYtwsu2vtCDR8nl9c1VpwyWww-caxw_uswQMrVmeEaDVl7RROZiUvYl1Od_Nhn25GxzEMBWs9RIeM/s1706/caf%25C3%25A9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1706" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXVF1zFQW6Yr7ZWVuec2OwboDMavWUIhphCslAE2gQjwtRon2Lr-qSKSnOfnrYd0PJYtwsu2vtCDR8nl9c1VpwyWww-caxw_uswQMrVmeEaDVl7RROZiUvYl1Od_Nhn25GxzEMBWs9RIeM/w386-h217/caf%25C3%25A9.jpg" width="386" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">El café es una bebida ponzoñosa de fuerte olor
nauseabundo derivada del alquitrán. Su consumo por los seres humanos
comenzó en los albores de la historia cuando lo utilizaban para
embalsamar dinosaurios antes de enterrarlos, y cuando éstos se
extinguieron, cayó en desuso durante más de mil años.
Posteriormente fue utilizado como material de construcción para unir
tablones de madera en la etapa previa a la invención del clavo, que
a su vez no se utilizó debidamente hasta que no inventaron el
martillo. No comenzó a utilizarse de forma regular hasta principios
del siglo doce, cuando </span><span lang="es-ES">se administraba</span><span lang="es-ES">
a los presos condenados por las mayores fechorías a modo de tortura,
y posteriormente tal práctica se reintrodujo a principios de siglo,
durante la primera guerra mundial, aprovechando que eso de los
derechos humanos estaba muy infravalorado. Hay documentos que datan
de esa época en los que se asegura que los primeros intentos de
fusión del átomo se hicieron con granos de café, siendo así el
primer borrador de la bomba atómica una “bomba de café”, cuyo
diseño se conservó para diseñar las primeras cafeteras, aunque se
discute si ya poseían asa o no.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">A
mediados de siglo, durante la segunda guerra mundial y viendo que
todo se iba al carajo, algunas personas especialmente sensibles
comenzaron a consumirlo en pequeñas dosis, acompañado de leche o
azúcar para hacerlo más soportable, con la sana intención de
acortar sus vidas de forma significativa, costumbre que fue adoptada
por el grueso de la población, dando así origen a las primeras
cafeterías, que sustituirían a los fumadores de opio al igual que
hoy sucede con las casas de apuestas respecto a las librerías. </span><span lang="es-ES">La
comunidad científica, médicos y biólogos en su vanguardia, tratan
de entender el fenómeno y de advertir a la población en vano, que
parece más preocupada en disfrutar de pequeños momentos de tortura
onanística a preservar sus cuerpos y mentes intactos, ya que el café
provoca un falso estado de lucidez en su consumo debido a la
exaltación de las papilas gustativas a causa de su sabor y a la
forzosa digestión expeditiva tras su consumo.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Hay
personas que aseguran que hasta que no se toman un café, no son
personas, lo que significa que probablemente nunca lo hayan sido.</span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES"> </span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES"> </span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES"><i>A la memoria del gran Ambrose Bierce. </i><br /></span></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-57827526848835762192021-03-28T19:32:00.002+02:002021-03-28T19:32:13.667+02:00De vacunas y rugby amateur.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDIG4Xw6b3876qsC5R376M6_wY6sMsbX-iobELQPY-mfe0Ebycz3ecUaqqFvtvarY_czHe7XzVT6WVlN0_JhpqNpUFSTfPLoUzERU_-uG0J0-_ryHWWgxK0z1sNZLmw52eMajszvNVuFwb/s624/pfizer-kf2-U130228460846qKI-624x385%2540RC.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="385" data-original-width="624" height="219" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDIG4Xw6b3876qsC5R376M6_wY6sMsbX-iobELQPY-mfe0Ebycz3ecUaqqFvtvarY_czHe7XzVT6WVlN0_JhpqNpUFSTfPLoUzERU_-uG0J0-_ryHWWgxK0z1sNZLmw52eMajszvNVuFwb/w356-h219/pfizer-kf2-U130228460846qKI-624x385%2540RC.jpg" width="356" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Una mañana cualquiera en mi cubículo. El teléfono no deja de sonar
ni un segundo, los usuarios de amontonan en la sala de espera como si
los viruses mortales no existieran y aunque debo reconocer que estoy
bien a nivel físico al no sentir frío ni calor o verme afectado por
las inclemencias climáticas desde que trabajo aquí, no puedo
reprimir cierta envidia cuando un pequeño camión aparca frente a la
puerta del centro y de él desciende un bien uniformado repartidor.
El buen hombre mira la etiqueta del paquete, comprueba que está en
la dirección correcta y entra. Y mientras le veo caminar con paso
decidido hacia el mostrador, no puedo evitar preguntarme cuantas
asombrosas aventuras habrá vivido en sus quehaceres cotidianos.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Cuando llega a mi
ventanilla salgo de mis ensoñaciones, recojo el paquete, le pongo el
sello oficial y me despido del apuesto jovenzuelo. Acto seguido me
hago con el paquete para dejarlo en el montón de bultos no
reclamados y percibo algo extraño en él. Está frío. Muy frío. ¿Y
qué podría llevar a un paquete hasta el mostrador de un centro de
salud con esa infratemperatura? Al revisar la etiqueta me doy cuenta
de la terrible realidad. “Vacunas del covid”.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Generalmente cuando
llegan dosis de vacuna lo hacen rodeadas del más estricto protocolo,
escoltadas por policías y deben ser recepcionadas por los
responsables del centro para comprobar que la temperatura es la
adecuada y que ninguna de esas dosis “desaparece misteriosamente”
para terminar inyectada en brazos de políticos indignos. Pero hoy,
por algún motivo que solo ese repartidor sabría, las vacunas están
en mis manos y mi misión es la de hacerlas llegar a mi jefa para
olvidarme para siempre del asunto y de paso, evitarme problemas.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">La llamo por
teléfono y después de unos instantes de desconcierto, me da
instrucciones para quitarme semejante problema de encima: Primero
debo llegar al edificio de enfermería, que está en el otro extremo
de la calle, conseguir la llave de su despacho y meterlas en la
nevera, en la segunda estantería concretamente; después, claro
está, de abrir la caja, contar las dosis, hacer fotos de éstas y
del termómetro que encontraré en el interior para comprobar que no
se ha roto la cadena del frío. Cuelga el teléfono y me siento
apabullado. Solo recuerdo las palabras “nevera” y “fotos”,
pero no puedo volver a llamarla bajo pena de humillante castigo, así
que me coloco la caja bajo el brazo, que es la parte más fría de mi
cuerpo y me abro paso entre la gente para alcanzar la puerta. Pero
entonces sucede.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Sucede que alguien
lee la etiqueta y descubre que lo que llevo son las preciadas
vacunas, con lo que empieza a extenderse un rumor que hace que todos
me miren con ojos sedientos de arn vírico. Sintiéndome acosado
empiezo a caminar más deprisa y noto que algunos, los más
desesperados, me siguen como si nada y cuando llego a la puerta tengo
a media docena de ancianos que corren hacia mi remangándose el brazo
para recibir su primera dosis.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">El edificio de
enfermería está a menos de cincuenta metros pero cuanto más avanzo
más lejos parece que me encuentre. Trato de esconderme en los
arbustos pero están llenos de viejos que se han traído las
jeringuillas de casa y no están dispuestos a dejarme escapar. Ha
llegado al hora de jugármelo todo a una última carrera. Cojo aire y
me lanzo en un esprint zigzagueante con la caja entre mis manos como
un jugador de rugby al que solo le quedan cinco segundos de partido y
necesita marcar el último touchdown mientras el árbitro se ata los
zapatos de espaldas a él. Esquivo al primer viejo y salto sobre el
segundo para impulsarme sobre su cabeza y alcanzar a un tercero con
mis piernas alrededor de su cuello y desnucarlo, pero no coordino
bien y caigo al suelo. Trato de levantarme de un salto con voltereta
pero me duele la espalda. Me levanto lastimeramente renegando de este
trabajo que me ha hecho perder la envidiable forma física que tenía
y noto como alguien me sujeta por un pie. Si no hago algo, en menos
de cinco segundos tendré a una decena de personas encima de mí y
eso no lo puedo permitir. Me deshago de mi zapato, me levanto como
puedo y corro cojeando para encontrarme rodeado por más gente que
acuden zombificados para unirse a la turba. Ahora sí que ya no tengo
escape posible. Encontrarán mi cuerpo aplastado junto a una
treintena de viales vacíos y nadie reconocerá mi titánico esfuerzo
por salvar el mundo, o al menos una pequeñísima parte de él. Y así
me preparo para morir hasta que se me ocurre algo que podría
salvarme. Levanto la caja en alto y grito a pleno pulmón: “¡Son
vacunas Astra Zeneca, las de la fiebre, los trombos, y la muerte!”
y de pronto todos se detienen, se miran horrorizados y huyen del
lugar como vampiros en campo de ajos.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Aliviado
entro en el edificio, dejo la caja en la nevera y doy las gracias a
los medios de comunicación por la mala prensa que me ha salvado esta
vez.</span></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-72162688465075062072021-03-14T18:13:00.002+01:002021-03-14T18:13:45.713+01:00De batas blancas y polvos negros.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEih5MIpGDDmPmhziImTLOEX1jMEwTkBccOdzJGQx_ZrlMHNegaRCyNcMj1WQ3fdFZJVBP3MsQ5CoBoe275wdj-n11pQt_BP5oNFB6A2-lKufeqGlNQaLVEoLjzDrTRoHmBzILe6mcrRVdVL/s495/Toner-Xperts-Soluciones-de-problemas-de-impresoras-l%25C3%25A1ser.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="224" data-original-width="495" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEih5MIpGDDmPmhziImTLOEX1jMEwTkBccOdzJGQx_ZrlMHNegaRCyNcMj1WQ3fdFZJVBP3MsQ5CoBoe275wdj-n11pQt_BP5oNFB6A2-lKufeqGlNQaLVEoLjzDrTRoHmBzILe6mcrRVdVL/w412-h187/Toner-Xperts-Soluciones-de-problemas-de-impresoras-l%25C3%25A1ser.jpg" width="412" /></a></div><br /><p></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Mi nuevo trabajo no está mal, he de reconocerlo. Tengo un buen
horario, unos compañeros excelentes y cuando llueve no me mojo. Debo
aceptar que necesité un tiempo de adaptación prolongado, que no fue
fácil pillarle el truco, pero ahora me siento más cómodo y me
puedo tomar la vida con más calma. Y a pesar de eso, algunas veces
echo de menos mi antiguo trabajo, especialmente cuando suceden fallos
técnicos.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">En los tiempos en que yo era
camionero, esos fallos técnicos se traducían en pinchazos,
manguitos rotos, botellas neumáticas reventadas o motores gripados.
Y allí daba igual donde estuvieras o qué hora fuese, si estaba
nevando o caía un sol capaz de evaporar las piedras: había que
arreglar la avería para seguir adelante sí o sí; volver a casa era
la prioridad y por ello había que poner en marcha todos los recursos
y conocimientos disponibles. En esos momentos de emergencia sacaba mi
caja de herramientas, empuñaba mi fiel “Tatcher” (una llave
inglesa de quince kilogramos con la que he vivido aventuras mil) y
allí comenzaba un proceso mecánico a base de sudor, músculo y
hierro que solía terminar conmigo descamisado y con el cuerpo
cubierto de grasa y aceite. Una visión turbadora, sin duda, que
solía pasar desapercibida debido a la desolación y soledad que
acompaña a todos los camioneros. Pero ahora, ay ahora, amigos y
amigas lectores y lectoras, las cosas son muy diferentes.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Cuando
algo falla en la oficina yo no tengo que hacer nada. Los errores
informáticos, telefónicos etc</span><span lang="es-ES">étera,</span><span lang="es-ES">
se reportan al técnico de turno que acude raudo a solucionarlo
mientras nosotros wassapeamos con nuestras mascotas (por ejemplo) y
esperamos pacientemente a que todo se solucione para volver al tajo.
No tenemos que preocuparnos más que de nosotros mismos, de hacer
bien el trabajo que tenemos encomendado sin necesidad de complicarnos
la vida, y es por todo ello que cuando llamo al técnico superior en
informática para decirle que venga a cambiar el </span><span lang="es-ES">tóner</span><span lang="es-ES">
de mi impresora, me dice que me apañe yo, que eso no es una
incidencia y que me busque la vida. </span><span lang="es-ES">Quedo
des</span><span lang="es-ES">concertado </span><span lang="es-ES">ante
el teléfono.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Hasta
hace unos minutos ni siquiera sabía qué era un tóner, y ahora sigo
sin saberlo pero conozco su existencia, lo cual me angustia en
sobremanera. Le doy un par de vueltas a la impresora, to</span><span lang="es-ES">c</span><span lang="es-ES">o
todos los botones, la enchufo y desenchufo varias veces y finalmente
la abro. En la tapa frontal veo un trasto negro encajado en una
especie de carcasa metálica que debe ser eso que llaman tóner, sin
duda, pero que sigo sin saber como sacarlo de ahí. Meto los dedos y
los saco sucios de polvo </span><span lang="es-ES">negro</span><span lang="es-ES">.
Me los limpio e intento otra ve</span><span lang="es-ES">z</span><span lang="es-ES">
empujando unas pestañas azules que hacen que la cosa se mueva un
poco pero sin llegar a salir. Sé que voy por el buen camino pero la
condenada máquina se resiste. Me mancho otra vez, menudo fastidio
con lo blanquito y bonito que voy. Me limpio de nuevo pues hay que
dar buena imagen </span><span lang="es-ES">de cara al público</span><span lang="es-ES">.
Hago un segundo intento y noto como algo se desengancha por fin, y
extraigo el dichoso tóner que supura tinta por su parte frontal.
Llevo cuidado de no mancharme de nuevo pero no lo consigo. Miro la
caja cerrada con el tóner sustitutorio y me doy cuenta de que
debería haberla abierto antes de sacar el viejo, porque ahora con
una mano me va a resultar difícil. Rasco con las uñas y nada,
sujeto el viejo con los dientes mientras abro la caja con ambas manos
y me doy cuenta de que </span><span lang="es-ES">ese</span><span lang="es-ES">
polvo negro me emp</span><span lang="es-ES">i</span><span lang="es-ES">eza
a ensuciar la bata. Me la quito y sigo con la caja que se abre pero
descubro que el nuevo está sellado con una bolsa de plástico
</span><span lang="es-ES">hermética</span><span lang="es-ES">.
¿Quién ha sido el sádico que ha diseñado esta mierda? ¿Por qué
no podía hacer las cosas más fáciles? Me enfado pero lo reprimo
porque nadie debe conocer mi lado salvaje, aunque de pronto el sonido
de los motores y las hidráulicas se instalan en mi mente como si
todavía fuesen esos viejos tiempos de carreteras y altos tonelajes.
</span><span lang="es-ES">Trato de mantener el control pero la sangre
ya corre como acero fundido por mis venas y cuando inunda mi cerebro,
todo vuelve a ser como antes.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES">Me
arranco la camiseta frente a los azorados usuarios y compañeros y
restriego la parte entintada del tóner viejo por mi pecho,
marcándolo con líneas oscuras. Lo tiro al suelo, lo piso y lo
reviento antes de abrir el nuevo, con los dientes, por supuesto.
Lanzo un grito gutural de victoria cuando el plástico se rompe y
meto el nuevo tóner en su sitio de un cabezazo. Cierro la tapa con
la po**a y aprieto el botón de imprimir con tanta fuerza que luego
tendrán que sacarlo con bisturí. Me aseguro de que las copias salen
bien y me golpeo el pecho con ambos puños en señal de victoria. Dos
abuelas se desmayan en el mostrador al verme y las enfermeras que van
a atenderlas pierden también el conocimiento al toparse con mi
figura.</span></p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Miro el reloj y solo
falta media hora para echar el cierre, lo que me devuelve a la
realidad repentinamente. Me lavo las manos, me pongo una bata limpia
y me hecho gel hidroalcohólico en las manos antes de sentarme a
atender las últimas llamadas. Todo el mundo hace como que no ha
visto nada excepto la chica de la limpieza que observa el desastre
mirándome con los ojos entrecerrados.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Próxima entrada: La
venganza de la limpiadora.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">No, pensándolo
bien, no creo que escriba eso nunca.</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-75500870058982132292021-03-06T17:44:00.002+01:002021-03-06T17:44:16.518+01:00Kings in time parte 9 (y final): El final (obviamente)<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es-ES-u-co-trad"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjObvqk2KNW5EWt-XlIWF42kZKfZU3E7UHfZOdGugzdP3rMVr14SP9F-MPv00ydBQXtX0t9D-m84iJgdwvxLcwKVycAGOgNvuJnocHq2MqOwzFpvRKiFvA2cKM4Vonso4AnLj3uNBmqnghQ/s619/globular.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="349" data-original-width="619" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjObvqk2KNW5EWt-XlIWF42kZKfZU3E7UHfZOdGugzdP3rMVr14SP9F-MPv00ydBQXtX0t9D-m84iJgdwvxLcwKVycAGOgNvuJnocHq2MqOwzFpvRKiFvA2cKM4Vonso4AnLj3uNBmqnghQ/s320/globular.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es-ES-u-co-trad">En el pristilum de un precioso domus en
medio del campo, dos hombres enemistados desde hacía siglos se
observaban bajo el sol del atardecer. Era un bonito día pero parecía
que entre los blancos muros del patio iba a librarse una batalla de
condiciones épicas. Aunque Melchor no estaba tan seguro de ello, ya
que no percibía a su rival como un adversario digno. </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Sultán</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">
era un hombre mas bien lánguido, de movimientos torpes y espalda
algo encorvada. El hecho de vestir un traje con camisa y corbata no
le dotaba de un aire demasiado amenazador, pero la confianza que
reflejaban sus ojos era un elemento a tener en cuenta. Melchor se
quitó al camiseta. Su fibroso torso mostraba no solo los músculos
desarrollados a través de una vida de entrenamiento si no también
múltiples cicatrices que atestiguaban sus </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">muchas</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">
batallas. Golpes, cortes, arañazos, mordiscos, coletazos de
dinosaurio… Cualquier hombre en su sano juicio se habría marchado
corriendo de tal adversario, pero </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Sultán</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">
comenzó a reir.</span></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Jejejeje…</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Melchor no dijo nada. De hecho casi no había dicho nada desde que
entró por la puerta.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Jajajaja… -siguió riendo César con mayor intensidad.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¡Muahahahaha!
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
César soltó por fin una terrible carcajada que hizo que el cielo se
oscureciera repentinamente y un rayo cruzó el aire, de arriba abajo,
golpeando directamente a Melchor.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
El estallido de energía iluminó el aire con un color rosado y el
restallido eléctrico sonó como el látigo de un gigante. Melchor se
retorció de dolor y cayó al suelo convulsionándose con el cuerpo
humeante.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Sultán
</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">observó a
su rival caído y se acercó a él, pero se detuvo cuando notó
cierto movimiento voluntario en su cuerpo. Melchor se incorporó
dificultosamente sin poder evitar cierto temblor en sus miembros.</span></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Qué...? –comenzó a decir-. ¿Qué demonios has hecho?</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es-ES-u-co-trad">-Es
una habilidad especial que tengo –le explicó </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Sultán</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">
con calma-. –Cada vez que rio a carcajadas cae un rayo por muy
despejado que esté el día.</span></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Tu eres idiota Vibrus. Esto no es ninguna habilidad especial si no
un efecto dramático de la narración. Esto es un fallo del autor de
esta historia y no te puedes aprovechar de ello.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-No te metas con el autor, que bastante tiene con su trabajo y su
familia como para perderse en detalles de esta índole.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Hacerle la pelota no te servirá de nada –dijo Melchor recuperando
dificultosamente su posición vertical. Su ropa estaba chamuscada y
su cabello blanco de punta.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Sabias que se levanta una hora antes de la cama para escribir
estas cosas? ¿Eres consciente del sacrificio que hace?*</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¡Que dejes en paz al autor! –exclamó Melchor irritado-. Céntrate
en el combate porque esta vez te voy a aplastar.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Ah si?
</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Caius
Vibus comenzó a reir, primero de forma suave y después aumentando
la intensidad progresivamente hasta convertir su risa en una
carcajada demente. El cielo se oscureció y el aire comenzó a
crepitar con la energía que </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">empe</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">zaba
a condensarse. Entonces el rayo apareció pero en la décima de
segundo que tardó en llegar desde las nubes al suelo Melchor se
impulsó hacia adelante con una velocidad sobrehumana y evitó el
impacto, aprovechando la carrera para plantarse ante Caius Vibus y
golpearle en el estómago.</span></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Caius Vibus se dobló sobre si mismo, dio cuatro pasos hacia atrás y
cayó de rodillas al suelo, sin aliento.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Co… co… ¿Cómo has podido evitar el rayo? –preguntó con
dificultad.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es-ES-u-co-trad">-El
salmón que remonta el río –respondió Melchor-. Una técnica
ancestral que aprendieron los monjes guerreros durante sus
meditaciones junto al río </span><i>Mǎquán Hé. </i>Consiste en
concentrar toda la energía del cuerpo en un único impulso que…</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-No
me cuentes tu vida, oriental –dijo Caius incorporándose y
alejándose trotando de él-. Puede que tengas técnicas para todo,
pero yo tengo una última carta en la manga. Quizás un rayo no sea
lo suficiente para ti, pero dudo que puedas evitar el infierno que se
va a desencadenar sobre ti.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Caius
Vibus alzó los brazos, levantó la cabeza y comenzó a reír como un
demente. En el cielo, ahora completamente negro sobre la cabeza de
Melchor comenzó a formarse una esfera rojiza de energía que
absorbía la energía de decenas de pequeños relámpagos, creciendo
con cada uno de ellos. Cuando la esfera tuvo el tamaño de un
elefante africano adulto, Caius Vibus bajó los brazos.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Ataca
rayo globular!</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Y
efectivamente se desencadenó el infierno cuando la esfera comenzó a
arrojar rayos de forma indiscriminada sin dejar lugar donde
esconderse ni forma de predecir donde caería el siguiente. Entonces
Melchor cerró los ojos, abrió las palmas de sus manos hacia el
cielo y aspiró.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">El
cuerpo de Melchor comenzó a levitar de una forma casi imperceptible
y pareció alcanzar la calma en medio de la tormenta. Los rayos
parecían evitarle y fue él quien con un suave movimiento agarró
uno de los zarcillos eléctricos con cada mano y se asió como si
fueran cuerdas. Así suspendido en el aire comenzó a entrelazar los
relámpagos que expulsaba el globo sobre él y trenzó algo similar a
una sierpe de enorme tamaño que cando estuvo terminada adoptó la
forma de un enorme dragón eléctrico. Melchor subió en su lomo y
señaló a Caius Vibus.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Despídete
de este mundo Victus Cabrus. No puedes vencer a aquél que aprendió
a cabalgar el Dragón de Trueno.
</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Caius
Vibus no daba crédito a lo que veía. Cuanta más energía
proporcionaba a su esfera mortal, más poderoso era el dragón que
ahora Melchor dominaba, así que no le quedó otra solución que
meterse corriendo en la casa y esconderse debajo de una mesa, pero ya
era tarde. El dragón le siguió, quemando y destrozando todo a su
paso, retorciéndose por las paredes y muebles, desintegrando la
madera y la piedra con chasquidos de energía hasta que Caius Vibus,
aquél que había viajado dos mil años hacia el futuro, quedó
desprotegido ante su furia. El dragón abrió sus fauces eléctricas
y le dio un mordisco de varias decenas de giga vatios. Después todo
se desvaneció.</p><p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="es-ES-u-co-trad">Entre las ruinas del lujoso domus solo
quedaba la figura chamuscada de Melchor, tembloroso y agotado por el
esfuerzo y el cuerpo tendido de Caius Vibus. Le daba un poco de pena
el destino de ese pobre hombre, pero su ambición y locura le habían
llevado demasiado lejos. Todavía respiraba y el vencedor se planeaba
si acabar con él definitivamente o dejarle allí, abandonado a su
suerte. Inhalando profundamente se agachó junto a él y levantó una
mano, dispuesto a darle el golpe </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">de
gracia</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">. Se
había vuelto demasiado peligroso. Pero algo le detuvo. Unos pasos
tras él le pusieron en alerta y al girarse dispesto a seguir
luchando se encontró con sus compañeros, Gaspar y Baltasar que se
acercaban caminando entre las ruinas.</span></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Ha sido espectacular eso del dragón -. le aplaudió Gaspar.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Si. Es una de esas técnicas que cuando te las enseñan crees que
nunca las vas a usar pero cuando surge la ocasión te das cuenta de
que era totalmente necesario –respondió animado-. ¿Cómo me
habéis encontrado, por cierto?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-En el futuro nos dijiste lo que había pasado y como no nos
terminábamos de creer lo de los rayos y el dragón decidimos venir a
verlo con nuestros propios ojos –respondió Baltasar.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿O sea que habéis estado ahí todo el tiempo? ¿Por qué no me
habéis ayudado? ¡Podría haberme matado el psicópata este!</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Sabíamos que sobrevivirias.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Pero tenéis idea de lo que duele que te caga un rayo? Es como
meter los dedos en todos los enchufes del edificio a la vez.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Y entonces miraron al cuerpo tendido en el suelo. Caius Vibus estaba
inconsciente pero se sacudía de vez en cuando con espasmos
eléctricos residuales.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Qué hacemos con él? –preguntó Gaspar.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Hay que devolverlo a su tiempo –le respondió Baltasar-. Es la
única forma de que encuentre la paz.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Y así el rey negro se agachó junto a Caius Vibus, le cogió de la
mano y ambos desaparecieron de la vista, el espacio y el tiempo.
Baltasar reapareció al cabo de un segundo detrás de ellos.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-Siento haber tardado tanto. Me he parado a ver una cosa –se
excusó.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Y ahora que hacemos? –preguntó Gaspar-. ¿Volvemos a casa?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-No –dijo Baltasar con solemnidad-. Tenemos que saltar hacia el
futuro. Va a suceder algo terrible en este mundo y debemos encontrar
una solución.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
-¿Encontrar una solución implica que voy a tener que darme de
golpes con alguna cosa enorme y peligrosa, verdad? –protestó
Melchor.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Baltasar no respondió. Solo les cogió de las manos y
desaparecieron.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b>FNI **</b></p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b> </b></p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Nota hastiada del autor. Ya sé que esto tiene toda la pita de continuar, que alguna vez he hablado de la intención de crear un crossover reyes magos-Wonderland y que sinceramente, me gustaría tener las fuerzas y las ganas para llevarlo a cabo, pero seamos sinceros; esto no creo que suceda nunca, a no ser que me toque la lotería a la que no juego o encuentre el editor al que no busco. Así que a partir de ahora vuelve la "normalidad" al blog con entradas irregulares en las que hablaré de cosas mundanas. Como siempre he hecho. Como tiene que ser.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">*Era así en el momento de escribir estas líneas.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">**Lo he puesto mal adrede ya que no creo que nadie llegue hasta este punto.<br /></p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"> </p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-7492474995572645612021-02-27T19:58:00.002+01:002021-02-27T19:58:37.922+01:00Kings in time, parte 8: La cita.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwZwA8cMgm1yFlpkrGO9yL7NubjmkiUTE74v8nsGcfk5lchqSK1nWilFArMg-lvWyI3cmDWn3iX_0J7U18g_-CZ0eTr-1cSBMUXqrIxHqAQA78DSxPSStr7WHh_i_bti97ndylIvXr0WHs/s1024/domus.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwZwA8cMgm1yFlpkrGO9yL7NubjmkiUTE74v8nsGcfk5lchqSK1nWilFArMg-lvWyI3cmDWn3iX_0J7U18g_-CZ0eTr-1cSBMUXqrIxHqAQA78DSxPSStr7WHh_i_bti97ndylIvXr0WHs/s320/domus.webp" width="320" /></a></div><br /> <p></p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuando Melchor llegó al lugar que indicaba la carta descubrió que
se trataba de una lujosa villa en medio del campo agreste. Estaba
construida a la antigua usanza romana, simulando casi a la perfección
el diseño de un domus, con lo que dedujo que quien se hallaba en su
interior tendría alguna relación con su pasado lejano. Miró atrás.
Todavía tenia tiempo de marcharse y avisar a sus dos compañeros,
pero el orgullo el impidió retroceder. Desde que se hubo mezclado en
sus vidas no había hecho más que empeorarlas. Gaspar perdió su
palacio, sus riquezas y sus sirvientes y ahora tenia que compartir un
piso de mala muerte con dos personas más mientras que Baltasar había
tenido que abandonar su ascendente carrera en el cine de adultos por
protegerles y guiarles en el extraño mundo actual. Les debía una y
por ello iba a solucionar eso por su cuenta.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
La puerta exterior estaba abierta y entró. En el pristilum, o patio
interior podia verse un amplio edificio de una sola planta pero ni
rastro de sus habitantes. A pesar de eso, Melchor sabía que no
estaba solo. De hecho había mucha gente pero le observaban desde el
impluvium interior algo extrañados.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Ha venido el chino solo –le comentó Matón 6 a Sultán.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Ya lo veo. Debe ser muy valiente o muy estúpido para presentarse
aquí solo y desarmado.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Y si es una trampa? –preguntó Matón 3.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Lo dudo. No creo que sea tan listo como para preparar nada. En
cualquier caso, adelante con el plan.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¡Vamos allá! –gritó matón 10, que era el último y también el
líder de la banda.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
De pronto la puerta de la calle se cerró como por arte de magia
(aunque en realidad no era más que un mecanismo de cierre a
distancia vulgar y corriente) y una de las puertas de la casa se
abrió, dejando salir a una decena de tipos fornidos armados con
barras de hierro. Éstos rodearon a Melchor, que más o menos se
imaginaba que algo así iba a suceder y luego apareció Sultán, con
su mejor traje y sus gafas de sol con blueray, las más caras del
mercado.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Vaya vaya vaya… -comenzó a decir. -¿A quién tenemos aquí?
Melchor, el Rey Maldito, el viajero en el tiempo.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Melchor no dijo nada.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Han pasado más de dos mil años, pero estoy seguro de que te sonará
mi cara –continuó Sultán y se quitó las gafas.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Melchor no dijo nada.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Soy yo. Caius Vibus.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Melchor no dijo nada.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Acaso no me recuerdas? –comenzó a irritarse. –Me golpeaste.
Dos veces.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Lo siento pero… He golpeado a mucha gente –se limitó a decir
Melchor. -¿Solo era eso? ¿Puedo marcharme ya?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Caius Vibus estaba rojo de furia y los ojos parecían a punto de
saltar de sus órbitas.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¡Matones a por él! –gritó y los diez hombres fornidos con
barras de hierro saltaron sobre Melchor.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Dando una voltereta trasera Melchor se apoyó sobre sus manos y
extendiendo las piernas de forma perpendicular al cuerpo comenzó a
girar como si se tratara de las hélices de un helicóptero. Los
primeros matones que llegaron hasta él se llevaron los primeros
puntapiés y la siguiente oleada tuvo que lidiar con el oriental
recuperando su postura original y dando puñetazos a una velocidad
que sus ojos apenas podían seguir. En diez segundos todos los
matones habían recibido algún golpe y Melchor seguía fresco como
una rosa.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Diles a tus hombres que se retiren si no quieren salir mal parados.
Y tu, Bayus Cyprus deja a mis amigos en paz –le dijo amenazante.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¡Yo no me llamo así! ¡Machacadle!</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Los matones dudaron pero por lo visto la suma de dinero que iba a
proporcionarles ese tal Sultán era demasiado suculenta como para
dejarse amedrentar por un solo hombre, así que repitieron el ataque.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
La primera barra de hierro pasó silbando junto a la cabeza de
Melchor, que la esquivó hábilmente y se hizo con ella mientras
giraba lateralmente y estrellaba el pie en la boca del primer matón.
Con un adversario menos y una barra de hierro en la mano decidió que
eso estaba ganado y arrojó el arma al aire. Sacudió tres puñetazos
en cadena en las sienes de uno, un rodillazo en el costado del otro y
realizó una presa con proyección a un tercero, que se estrelló
contra el cuarto y justo cuando la barra de hierro volvía a estar a
su altura la agarró al vuelo y la estrelló en la nuca del quinto.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Si no le fallaban los cálculos solo le quedaban cuatro rivales, uno
desarmado y todos ellos con la moral bastante baja, por lo que
optaron por emprender una desordenada y vergonzosa retirada.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Melchor miró a Caius Vibus que por algún motivo estaba extrañamente
tranquilo.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Malditos matones incompetentes… -rugió entre dientes.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Y qué esperabas de unos secundarios sin nombre propio? –le
respondió Melchor.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Da igual. Ahora estamos tú y yo. Es hora de comprobar qué vales
realmente.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Caius Vibus se quitó la chaqueta de traje.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> </p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">En el proximo episodio... La lucha final y también el final en sí. <br /></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-7984701688148690432021-02-20T17:00:00.003+01:002021-02-20T17:00:40.567+01:00Kings in time, escena 7: La carta<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES-u-co-trad"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaP8lIJqnuYXAIPCCVVSwCqajG16fUKp5UvVVJWrf7qvWRa21hD_7qBlR4zAJVRBkVxfUTG_X_91pFwBNlxmmh9OoQ_cZikdIFfhXpeZYRsV-hUJVUxYnUGlPSTudKp4CrUeA0hMFUXa0K/s990/_correos_c566bd68.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="635" data-original-width="990" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaP8lIJqnuYXAIPCCVVSwCqajG16fUKp5UvVVJWrf7qvWRa21hD_7qBlR4zAJVRBkVxfUTG_X_91pFwBNlxmmh9OoQ_cZikdIFfhXpeZYRsV-hUJVUxYnUGlPSTudKp4CrUeA0hMFUXa0K/s320/_correos_c566bd68.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Alfredo tenía tan solo veintinueve
años, aunque ese “solo” es relativo a la edad de quien le
mirara; era guapo, alto, tenía mucho pelo y un trabajo que le
gustaba. Caminaba por las calles como si fuera el rey del mundo,
llamando a los timbres que le placía y entrando en las casas que
quería… Y a veces también en las mujeres que le abrían, pero eso
sería otra historia. Y es que Alfredo era cartero, o </span><em><span style="font-style: normal;">auxiliar
técnico de clasificación y reparto, como a él le gustaba llamarlo.
Tenía tan solo veintinueve años y era feliz. Hasta que al pasar
junto a un callejón alguien le atrapó por la espalda, le colocó
una gasa con cloroformo en la cara y todo su mundo de reparto de
cartas, bellas damas en albornoz invitándole a entrar por la puerta
principal (o la de atrás en ocasiones) y gorras amarillas, se
desvaneció.</span></em></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
El Agente Especial Supletorio se vistió con el uniforme de Alfredo,
se hizo con su bolsa de correo y dejó a éste tirado en el suelo,
envuelto en una manta raída y con una botella de whisky barato en la
mano. Después deslizó la carta escrita por Sultán junto al resto
de correo y emprendió el paso directamente hacia la vivienda de los
tres extranjeros.</p>
<p class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span lang="es-ES-u-co-trad">La
primera parte de la misión que consistía en meter la carta en el
buzón si</span><span lang="es-ES-u-co-trad">n</span><span lang="es-ES-u-co-trad">
levantar sospechas se realizó </span><span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES-u-co-trad">ajena
a</span></span></span></span><span lang="es-ES-u-co-trad">
incidentes. Luego regresó al callejón, volvió a vestir a Alfredo,
le despertó de un bofetón y desapareció para no volver a ser
visto, al menos en este relato. Saltó de la página con la esperanza
de que quizás Carlos Ruiz Zafón* necesitara algún agente especial
supletorio en alguna de sus novelas.</span></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuando Alfredo volvió en sí, se encontró mal vestido y borracho en
el callejón, con el correo sin repartir y casi una hora de retraso.
No entendió qué había pasado pero le dio absolutamente igual
porque era un funcionario del estado** y no podían echarle a la
calle. Por eso reemprendió su camino sin perder un ápice de su
felicidad.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuando Cheng, a quien ahora ya podemos llamar Melchor de nuevo llegó
a casa abrió el buzón y entre publicidades y facturas que iban a ir
directas a manos de Hassan, Gaspar a partir de ahora, encontró una
curiosa misiva sin sello dirigida a los tres… En sus nombres
originales. Lleno de curiosidad la abrió y descubrió que ésta era
una citación privada en una dirección desconocida en las afueras de
la ciudad. Firmada por “un viejo enemigo”, todo presagiaba que se
trataba de una trampa mortal por lo que Melchor se guardó la carta
en un bolsillo y se dirigió solo a la extraña cita.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">*En el momento de escribir este relato el señor Zafon seguía con vida.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">**En el momento de escribir este relato, los carteros eran funcionarios, o quizás ya no, pero yo no lo sabía. <br /></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-3245511422816181652021-02-13T12:33:00.002+01:002021-02-13T12:33:35.887+01:00Kings in time, escena 6: El geranio.<p> </p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
A la tarde siguiente Sam paseaba camino de la panadería. No se
consideraba una persona especialmente vulnerable en lo que a
adicciones se refería, de hecho llevaba una vida muy sana, pero le
perdía la repostería tradicional. Nada de bollos embolsados ni
pastas saturadas de azúcar. Lo suyo era la artesanía dulce. Por eso
acudía a una panadería que estaba en la otra punta de la ciudad ya
que allí se cocinaban las delicias más deliciosas en varios cientos
de kilómetros a la redonda. Además de que la repostera era una de
las mujeres más bellas que Sam hubiera conocido y eso, teniendo en
cuenta su dilatada carrera en el cine de adultos, era decir mucho.
Pero ese día no iba a ser un paseo normal.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Justo detrás de Sam caminaba un hombre extraño, misterioso,
enigmático, espectral, intrigante, tenebroso, inescrutable…</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
El Agente Especial, que era así como se daba a conocer el
perseguidor de Sam, caminaba detrás de él esperando el momento
perfecto para atacar. En sus amplios bolsillos llevaba un algodón
empapado con cloroformo, una jeringuilla con un suero paralizante,
bridas, esposas y otros instrumentos de secuestro express; cerca de
él, un vehículo misterioso avanzaba despacio, dispuesto a evacuar a
secuestrado y secuestrador en el momento oportuno.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Repentinamente y sin previo aviso Sam se apartó de la calle
principal para meterse en un callejón estrecho y poco transitado. El
Agente Especial sonrió para sus adentros ya que sonreír para afuera
no era algo propio de un profesional como él, y entró en el
callejón dispuesto a abalanzarse sobre el desprevenido hombre. Pero
cuando giró la esquina Sam no estaba allí. Tras el desconcierto
inicial oyó un sonido mas arriba y al levantar la cabeza se encontró
con una maceta de descendía en línea recta desde un balcón del
cuarto piso en el que asomaba la blanca sonrisa de Sam. En el momento
en que la maceta llegó a su cráneo todo se volvió oscuro y
doloroso.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHNjqOPtNQg13t61wGEHg8HAguhpcrnETouekqW_Gfzpbu7Yu70CAULkEFuIP92h9So3b0SMwvJFVyL_4WQ13DFkHXPcOVkA3knJ68EqBlkCS2oH15K4CnLTOMRryyzOWWELdTY4NEL5On/s1300/19625431-geranios-en-macetas-en-la-pared-andaluc%25C3%25ADa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="895" data-original-width="1300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHNjqOPtNQg13t61wGEHg8HAguhpcrnETouekqW_Gfzpbu7Yu70CAULkEFuIP92h9So3b0SMwvJFVyL_4WQ13DFkHXPcOVkA3knJ68EqBlkCS2oH15K4CnLTOMRryyzOWWELdTY4NEL5On/s320/19625431-geranios-en-macetas-en-la-pared-andaluc%25C3%25ADa.jpg" width="320" /></a></div><br /> <p></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Sultán caminaba en círculos, nervioso, alterado, enfurecido… De
vez en cuando levantaba la vista y miraba a sus tres mejores hombres,
los cuales estaban sentados en sus respectivas sillas esperando a que
el líder dijera algo. Samuel, con la cara hinchada, Ramiro, vendado
de arriba abajo y el Agente Especial con un collarín y una maceta
con un geranio en las manos, esperaban.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Así que te tiró una maceta… -dijo Sultán.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Ésta concretamente –respondió el afectado por su caída.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Y no había forma física de que ese hombre alcanzara el cuarto
piso. ¿No es así?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
El Agente Especial asintió mientras acariciaba al maltrecho geranio.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Está claro que no nos enfrentamos a personas normales –continuó
Sultán. –Son profesionales. Quizás agentes de élite en sus
respectivos países que han acabado juntos y ahora son intocables…
Está claro que no podemos vencerles en su propio terreno pero…
-hizo una pausa dramática y luego prosiguió -…puede que no sean
tan valientes si juegan en nuestro campo.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Vamos a retarles a un partido de fútbol? –Preguntó Ramiro.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-No. Vamos a invitarles a venir aquí y cuando crucen estas puertas…
-una risa maliciosa se dibujó en el rostro de Sultán y otro rayo
inesperado iluminó el cielo -… como me llamo Caius Vibus que no
saldrán con vida.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Nota aclaratoria: El viajero en el tiempo casual</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Aunuqe no aparecía en la versión bloguera de "El incidente de Belén", cuando llegó el momento de publicar el relato en papel decidí introducir a un nuevo personaje. Quería dar un toque de humor presentando a un pobre granjero maltratado por la vida y que no dejaba de ser humillado (aunque de forma involuntaria) por Melchor. Si habéis leído esta segunda versión, recordaréis que Caius Vibus se quedó en el pasado cuando iba tras los tres reyes de oriente, ahora renombrados Hassan, Sam y Cheng, justo
en el momento en que éstos desaparecieron en el tiempo y el espacio, viajando hasta la actualidad.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">¿Y porqué ahora aparece en el presente Caius Vibus en el papel de Sultán? Muy sencillo. Porque en realidad estaba prevista una tercera edición del relato original en el que el pobre granjero viajaba por accidente al presente en el último momento y ahora, al descubrir la identidad real de los tres inmigrantes, clamaría venganza.<br /></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Tras aparecer en la época actual, tan solo unos años antes del
momento en el que ha comenzado este capítulo, Caius Vibus necesitó
de toda su templanza y concentración mental para adaptarse a los
nuevos tiempos, en los cuales se negó a seguir siendo el anodino
siervo de nadie y aprovechando su experiencia en el abuso a los
débiles y el modus operandi de los grandes líderes que siempre le
habían subyugado, se hizo malo, creó una poderosa organización
criminal tal como se ha podido leer mas arriba y se cambió el nombre.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
El encuentro de sus hombres con los tres extranjeros fue casual, es
cierto, pero las habilidades sobrehumanas de éstos le llevaron a la
cierta conclusión de que por fin se había encontrado con sus
antiguos rivales, Melchor, Gaspar y Baltasar.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Había llegado el esperado momento de la venganza y ésta no se haría
esperar. Se sentó frente a su máquina de escribir Olivetti y
comenzó a teclear con furia mientras una maliciosa sonrisa asomaba
en su rostro. Otro relámpago iluminó el cielo. Parecía que iba a
haber una tormenta eléctrica.</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-54069976565983733052021-02-07T20:15:00.003+01:002021-02-07T20:20:25.706+01:00Kings in time escena 5: Ramiro<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">De nuevo en el apartamento, Cheng y Hasan miraban la tele mientras
Sam se paseaba, esta vez con ropa, por la habitación contigua.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Cómo has hecho para destrozar completamente un coche en apenas
cinco segundos? –preguntó Hassan con curiosidad.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-La patada de la tortuga –respondió Cheng con solemnidad. –Una
técnica tan antigua como el mismo mundo que…</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Las tortugas no pueden dar patadas. Tienen aletas –le interrumpió.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-No todas. Algunas tienen patas.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Pero muy cortas. No se pueden dar patadas con esas patitas.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Técnicamente si –defendió Cheng su técnica ancestral.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Esto es absurdo… ¡Oye Sam! –Gritó a su otro compañero de
piso. -¿Tu crees que una tortuga podría dar una patada?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Sam se tomó unos instantes para meditar la respuesta.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Quizás si caminara y se tropezara con algún animal pequeñito,
éste podría considerar que le han pateado –argumentó, y los
otros dos se quedaron pensativos.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Tan pensativos estaban que ninguno de los tres logró fijarse en una
figura vestida de negro que colgaba cabeza abajo de algún punto de
la fachada del edificio y les espiaba. No era otro que Ramiro el
espía. </p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> </p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv1d4BLJ9KlwnJNnFBabT66FKmdYRF129axLAKWn3siiCggrFUsxZbEgKdWQ6vwnbdNrEJohc6drkylAXQ7Iebkb8cojOosruAHu0sek9auv7BN_XfUdqpy_34lDD7qW89Of85ZF5BDiJH/s700/Sigma-200-500mm-b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="700" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv1d4BLJ9KlwnJNnFBabT66FKmdYRF129axLAKWn3siiCggrFUsxZbEgKdWQ6vwnbdNrEJohc6drkylAXQ7Iebkb8cojOosruAHu0sek9auv7BN_XfUdqpy_34lDD7qW89Of85ZF5BDiJH/w399-h200/Sigma-200-500mm-b.jpg" width="399" /></a></div><br /><p></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Ramiro, voyeur de naturaleza, había probado suerte como detective
privado hacía algunos años, fracasando estrepitosamente cuando
trataba de descubrir las infidelidades de un marido que se ausentaba
demasiado de casa, según su esposa. Ramiro le siguió
incansablemente durante semanas hasta que descubrió que lo que en
realidad hacía el marido era dar clases de boxeo; desgraciadamente,
el marido también descubrió a Ramiro y tuvieron una interesante
discusión a base de puños en la que el marido esgrimió en todo
momento mejores argumentos. Sin cobrar el trabajo y con una cara que
no coincidía para nada con la que aparecía en su perfil de
Facebook, Ramiro decidió cambiar de trabajo, momento en el cual se
topó con un anuncio de Sultán buscando gente capaz para su
organización. Una vez dentro, Ramiro no solo logró un trabajo bien
remunerado como espía, sino que pudo aprovechar todos los
cachivaches que había ido adquiriendo durante esos años.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuatro fotos y un video de dos minutos después, Ramiro comenzó a
izar el cable que le mantenía unido a la terraza del edificio. Subía
lentamente mientras ya saboreaba el dulce néctar del trabajo bien
hecho cuando su ascenso se detuvo en seco. Parecía que algo había
atascado la bobina de cable de la parte superior. Ramiro se
incorporó, se agarró al cable y comenzó a subir de forma manual.
Cuando llegó arriba se encontró con la figura de Cheng, sin
camiseta, practicando tai-chi. Había colgado la prenda de ropa que
le faltaba en el cable de ascenso, y eso lo había atascado. Trató
de subir a la terraza de forma sibilina pero no le resultó fácil.
Una rodilla le crujió y ello llamó la atención de Cheng, el cual
adivinó que algo extraño estaba pasando y con un golpe seco con el
dorso de la mano, cortó el cable de acero como si fuera un hilo de
seda. Ramiro se precipitó al vacío en una caída de varios pisos.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
En el hospital, Sultán trataba de comunicarse con Ramiro, el cual
iba vendado de arriba abajo y apenas podía mover los labios.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Me estás diciendo que te tiraron de la azotea de un quinto piso?
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
- Ssss… Ssss… Sssexto –Acertó a decir Ramiro.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Y que esos dos no viven solos si no que tienen un tercer
compañero?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Un nnn… nnnee… negro.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Entiendo… -comenzó a cavilar Sultán maliciosamente. –El chino
es un tipo peligroso, sin duda, y ese árabe no se separa de él ni
un segundo… Pero el tercer miembro, ese africano parece mucho más
vulnerable. Si logramos secuestrarle y mantenerle como rehén, seguro
que esos dos se dejan manipular a nuestro antojo y entonces…</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Un relámpago iluminó el cielo a pesar de que la información
meteorológica no anunciaba tormenta y dotó a la escena de un
dramatismo inusitado.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Llamad a mi agente especial. Él sabrá como encargarse de este
asunto.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> </p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><i>Y en el proximo capítulo... ¿Quien es en realidad Sultán? </i><br /></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-5392866025883088412021-02-01T17:48:00.003+01:002021-02-01T17:48:30.841+01:00Kings in time, escena 4: Sultán.<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Sultán no se llamaba así en realidad, pero quiso un nombre
impresionante para dirigirse a sus súbditos, como él llamaba a los
que estaban por debajo de él en la escala jerárquica de su imperio.
Imperio. Así era como le gustaba llamar a esa pequeña sociedad
mafiosa que tanto le había costado levantar.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Comenzó siendo un vulgar raterillo de barrio al que la vida
convencional le vino demasiado grande. Empezó a meterse en asuntos
cada vez más turbios y a relacionarse con personas cada vez más
peligrosas hasta tejer una intrincada red de contactos y actividades
que le mantenían en una posición relativamente elevada y con un
nivel de ingresos más que aceptable. Hacía poco que se había
permitido un capricho en forma de Jaguar modelo XS con techo
descapotable el cual era su orgullo y mayor signo de distinción
hasta el momento.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Lo que Sultán no sabía era que su trono estaba asentado sobre un
frágil castillo de naipes que amenazaba con derrumbarse de forma
catastrófica en caso de que alguna de las cartas que le sostenían
desapareciera. Si estaba allí arriba había sido por puro azar, y
porque al fin y al cabo era un tipo tan mediocre que no había
logrado crearse ningún rival que pensara que merecía la pena
tomarse la molestia de apuñalarle por la espalda.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Sultán era un desgraciado que solo tenía un flamante coche y un
amigo, el cual extorsionaba para él y a quien apreciaba de verdad.
Por eso mismo enfureció cuando Samuel, ese amigo, entraba en su
despacho hecho unos zorros.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
No necesitó demasiada explicación. Alguien se había metido con uno
de los suyos; uno importante además; y debía pagar por ello. Sin
titubear, subió en su coche a tres de sus más duros matones y se
dirigió en persona a esa tienducha de compraventa de oro.</p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrReYKf9_svzjzuvy_h6nRC4nNkbma_g-jLWgvVJFIOs38ZFQhQZQkaIQn5Y6pg8PUcss2TMaoMOpIVtRDryWNXPZitOb7GgsrbwcDyDAHVCzSA2bIlcD-S2c0H_cJFZ9J1Zz2k_VIC8_E/s652/jaguar-xs-registro-201736812_2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="315" data-original-width="652" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrReYKf9_svzjzuvy_h6nRC4nNkbma_g-jLWgvVJFIOs38ZFQhQZQkaIQn5Y6pg8PUcss2TMaoMOpIVtRDryWNXPZitOb7GgsrbwcDyDAHVCzSA2bIlcD-S2c0H_cJFZ9J1Zz2k_VIC8_E/w404-h196/jaguar-xs-registro-201736812_2.jpg" width="404" /></a></div><br /> <p></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuatro de los tipos más duros que hubiera conocido la ciudad
entraron en tropel en la tienda y se encararon al dueño de la misma.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Donde está ese chino?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Qué chino?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-El chino que ha machacado a Samuel.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Qué Samuel?</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-El extorsionador que ha venido hace un rato.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Ah, ese Chino –dijo Hassan finalmente. –Estaba allí fuera hace
un instante.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuatro de los tipos más duros que hubiera conocido la ciudad
salieron en tropel de la tienda y miraron el montón de chatarra que
hacía un instante era un precioso y bien encerado Jaguar XS de esos
de techo descapotable.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Cuando Sultán se giró para entrar de nuevo en la tienda, ésta
estaba cerrada, con la verja pasada y el interior a oscuras. Sultán
cerró un puño y se lo mordió con rabia. <br /></p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6177902755994982656.post-36237436077209470422021-01-26T06:52:00.002+01:002021-01-26T06:52:36.134+01:00Kings in time, escena 3: Samuel<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"> <br /></p><p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">Samuel era un tipo grande. No grande en ese sentido del que uno se
siente orgulloso sino grande de volumen. Tenía las piernas gruesas,
los brazos como jamones y un torso como un depósito de agua; a pesar
de su espalda encorvada, era significativamente más alto que la
mayoría de personas y su cabeza, también grande, pelada y tan
esférica como un balón de playa, mostraba un rostro no
especialmente feo, pero que no guardaba demasiada armonía con el
cuerpo que le acompañaba. Lo normal, al mirar encima de ese cuerpo
sería encontrarse con un rostro de un solo ojo, colmillos, cuernos o
cualquier otra manifestación de inhumanidad, pero no era así.
Samuel tenía una carita pequeña enmarcada en esa gran cabeza de la
que solo sobresalían dos pequeñas orejitas completamente
perpendiculares a sus costados. Tales orejas le habían costado más
de una burla en el colegio, donde lo pasó realmente mal los primeros
años y un poco peor los siguientes; para cuando entró en el
instituto decidió dar un cambio a su vida aprovechando su gran
envergadura y se hizo malvado.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Convertido en un matón de tres al cuarto, repartía estopa entre los
que osaban burlarse de él, pasando de ser un marginado con pocos
amigos a un violento sin ninguno. Afortunadamente esos años pasaron
y Samuel encontró algo a lo que dedicarse de forma bien remunerada y
que podía hacer con estilo: Extorsionar.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhchNMljRRAt7CRd_KvTvMh1792q3TTo3cTjTa1rdPvt6g6LXanlgNAX5vgi_Y8cNo52RT4VHwwxWycKjFK_gOAR3PBYepxhVmr2c4SMfGhmqPVFiYeTthjUd3tO-WnXbq3hkQZCIu58rMU/s1280/comprooro.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="960" height="368" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhchNMljRRAt7CRd_KvTvMh1792q3TTo3cTjTa1rdPvt6g6LXanlgNAX5vgi_Y8cNo52RT4VHwwxWycKjFK_gOAR3PBYepxhVmr2c4SMfGhmqPVFiYeTthjUd3tO-WnXbq3hkQZCIu58rMU/w276-h368/comprooro.jpg" width="276" /></a></div><p></p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
A las órdenes de un viejo conocido apodado Sultán, se dedicaba a
ser el rostro visible de un pequeño imperio criminal que crecía a
pasos agigantados gracias en buena parte a los negocios a los que
Samuel acudía a extorsionar, los cuales subvencionaban de buena gana
a la organización que él representaba. Se sentía en cierto modo
como el comercial de una empresa muy selecta en la que era muy
complicado entrar, lo cual le hacía sentir especial de un modo
positivo.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Samuel aparcó su coche frente al local con el cartel de “Compro
oro”, se ajustó la corbata, pues las malas prácticas no deben de
estar reñidas con la elegancia, y se dispuso a extorsionar de aquél
modo que solo él sabía.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Hassan observó al recién llegado. Parecía un gorila escaldado
embutido dentro de un traje de Armani; caminaba con un ligero
tambaleo y observaba el lugar con escaso interés. “Un cliente de
esos que solo entran a mirar”, pensó Hassan. No presagiaba nada
bueno.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿En qué puedo ayudarle, caballero? –Preguntó Hassan.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Es usted el dueño de este negocio? –Contrapreguntó Samuel.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-¿Por qué quiere saberlo? –Recontrapreguntó Hassan.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Vengo de parte de… Sultán.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-No conozco a ningún Sultán, aunque no siempre ha sido así. En mis
tiempos… -comenzó a explicar Hassan animado.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-No me cuentes historias –interrumpió Samuel. –Sabes muy bien a
quién me refiero. Sultán cobra a cambio de su protección. Todos los
negocios de este barrio pagan tributo a Sultán y tú no vas a ser
menos.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
-Yo no necesito protección. Estoy bien como estoy. Pero gracias por
la oferta –se disculpó Hassán, poniéndose a hacer otras cosas
para dar a entender que la conversación había terminado allí.
</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Pero Samuel era un profesional de la extorsión y no se podía
permitir fallos en su trabajo. Sultán era su amigo, ciertamente,
pero también su jefe y no podía regresar con las manos vacías, así
que optó por la vía rápida de la extorsión.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
Aprovechando que sus brazos eran tan largos como mangueras, agarró a
Hassán desde el otro lado del mostrador y lo levantó un par de
palmos sobre el nivel del suelo. Iba a decirle algo sumamente
extorsionante cuando entre sus brazos e interponiéndose entre
extorsionador y extorsionado, apareció un pequeño rostro de ojos
rasgados y sonrisa picarona. Fue lo último que Samuel vio antes de
despertarse completamente magullado en la acera.</p>
<p class="western" lang="es-ES-u-co-trad" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</p>
Capdemuthttp://www.blogger.com/profile/17031573265244945640noreply@blogger.com4