Me acerco
discretamente a la cajera después de vagabundear por el supermercado
durante un rato vergonzosamente largo.
-Disculpe caballera…
-le digo.
-¿Si? -responde
ella mirándose las uñas, decoradas con un bonito aunque inservible
color rojo.
-Perdone que le
moleste pero llevo varias decenas de minutos buscando los polvorones
y no los encuentro por ninguna parte.
-¿Polvorones?
-repite sonriendo.
-SI. Polvorones. Eso
que va envuelto en un papelito y que se deshace…
-A buenas horas
-dice fijándose en algo que está sucediendo en la punta de su
zapato izquierdo.
-¿No quedan?
-No.
-¿Y cuando van a
reponer?
-Ya el año que
viene, si eso.
-¿Me está diciendo
que a día cuatro de noviembre con dos semanas de margen hasta
navidades no quedan polvorones..?
-Ni turrón -me
interrumpe con placer.
-¿Ni polvornoes ni
turrón y que ya no se van a reponer?
-Exacto -dice
ella mirándome por primera vez a los ojos. -¿En que puto mundo
vives tu? ¿O qué?
-¿Como? -pregunto dando un paso atrás azorado por la frialdad de
sus ojos.
-Mira chaval, vivimos en una sociedad globalizada de consumo
globalizado. Aquí el que más corre vuela y la producción de dulces
navideños comienza en septiembre y en octubre ya está todo servido
y el que como tu haya sido lento, se queda sin. Y ya está. Y punto.
-Ya, pero faltan dos semanas para navidad y…
-¡Ni navidad ni pollas secas! La navidad ya es agua pasada, ahora
hay que pensar en semana santa que es la proxima fecha señalada.
¿Quieres torrijas? Acaban de traernos doscientos palés.
-¿Torrijas en diciembre? Eso es antinatural.
-Tu gilipolez si que es antinatural. Luego no me vengas en marzo
buscando torrijas porque no van a haber.
-Bueno, vale, venga, ponme unas torrijas y me voy.
-No quedan.
-¿Como?
-¡Que no quedan, puto pánfilo, que pareces Jon Nieve con esta cara
de atontao!
-Señorita, no sé quien es ese señor pero me parece que las
confianzas aquí se están excediendo. ¿No le acababan de llegar
doscientos palés de torrijas? ¿Qué ha pasado con ellos?
-Que la gente compra más y habla menos que tu.
-¿Y entonces qué hago yo si me apetece algo dulce y no hay ni
polvorones ni tirrón ni torrijas? ¿Como sacio yo mi necesidad de
azúcares?
La cajera me mira otra vez y una sonrisa maligna se dibuja en sus
labios.
Cuando salgo a la calle todo el mundo me mira. Les debe parecer raro
ver a alguien caminando en medio del frio, con los mocos como
estalactitas y comiéndose un polo. Pero me da igual. Me he lllevado
cuatro cajas de calipos no sea cosa que llegue el verano y me pille
desprevenido.
Pues sí, últimamente parecen las cosas un poco más así como las cuentas. Y ya es raro.
ResponderEliminarYo estoy esperando a que todo se adelante tanto que encaje de nuevo en la fecha que le toca.
EliminarMe encanta xD
ResponderEliminarY oye, un aire a Jon Nieve sí que tienes.
Será por la cara de pazguato, porque salió sin camiseta y definitivamente no.
Eliminar