martes, 29 de diciembre de 2020

Pues a mi el 2020 me ha gustado

 

El año en una imágen

Soy consciente de que no será una reflexión muy popular, pero es lo que hay. Este año ha sido algo distinto a lo habitual, trágico en parte y revelador por otro lado. Hemos tenido un poco de todo en realidad. Comenzamos con energía, llenos de buenos propósitos y planes de grandeza para ir desinflándonos poco a poco hasta caer en la más profunda desolación y luego hemos tenido la oportunidad de arrastrarnos fuera del pozo, lentamente y recibiendo bofetadas de vez en cuando para que no se nos ocurriera sonreír demasiado.

Alguien dijo allá por abril que éste era el año de los introvertidos, de los aficionados a la lectura y los videojuegos, de los amantes de las series, las mantitas y los panchitos. Y realmente aquellos más duramente golpeados por las circunstancias fueron los abiertos de mente, los que anhelaban viajar, las grandes reuniones sociales, los parques de atracciones y los festivales. Pero lo cierto es que todos nos vimos en algún momento arrastrados al pesimismo, atrapados por el miedo y la incertidumbre al pensar en el futuro y por qué no decirlo, arrepentidos por no haber aprendido a tocar la guitarra en su momento.

Pero por otro lado también hay que valorar las cosas positivas. Descubrimos que podíamos leer por fin esos libros que estaban cogiendo polvo, que las fiestas de cumpleaños podían ser en el patio con cuatro niños en lugar de las megacelebraciones con toboganes, piscinas de bolas y meriendacenas para niños, padres, madres y abuelos. Que a veces se puede trabajar desde casa, que se puede pasar más tiempo con los nuestros y menos con los de los demás y que al final eso de la guitarra puede esperar veinte años más.

Por eso para mi este 2020 ha sido un año positivo, un año que nos ha invitado a reflexiones que la vida mundana nos tenía vetadas, un año de cambios, de pausas, respiraciones profundas y pensamientos calmados.

Y digo eso por no hablar de los memes de internet, los que se han convertido en poetas y escritores de la noche a la mañana, los nuevos mesías del nuevo orden mundial de pirados, esos de la plandemia y la farmafia, de Kill Gates y el coronatimo, terraplanistas y antivacunas que de pronto se han visto convertidos en el centro de atención y han crecido como la espuma, vacíos e insípidos pero divertidos al final, porque si algo he descubierto ya por mi mismo es que o nos reímos de todo o la mierda nos come.

En cuanto a este 2021 auguro que será un año “mejor” desde el punto de vista de los claustrófobos. Pronto nos pondrán la vacuna que nos instalará el chip cinco ge y alterará nuestro ADN para que podamos salir a la calle otra vez sin mascarillas y nos demos cuenta de lo feo que era todo el mundo en realidad. Tendremos otra crisis económica y de valores, política y de valores, ecológica y de valores, e incluso crisis de valores a secas, que son las peores.

Para mi este 2020 no ha sido malo porque auguro que el año que entra va a ser “mejor” todavía y esta vez sí que sí, voy a aprender a tocar la guitarra.

 

Aquí una foto para nada editada

 

martes, 1 de diciembre de 2020

Una necesaria (aunque posiblemente vacía) meditación.

 


Nunca he pretendido tener éxito en la vida. Nunca he querido ser “rico y famoso”, ni siquiera “adinerado y popular”, pero es cierto que de vez en cuando a uno le gusta sentirse arropado por personas que apoyen su causa, que empujen de su destartalado carro o que simplemente remen en su misma dirección. Pero voy a dejarme de símiles, que si no no termino.


Empecé con este blog hace ocho años, con la sana idea de separar de mi otro blog los contenidos no dedicados a aficiones lúdicas y acumular mis tonterías, mis relatos, mis tonterías y en definitiva, todo aquello que jamás debería ver la luz. Pero curiosamente, me sentí muy satisfecho cuando este blog comenzó a tener seguidores, comentarios y lectores que aunque desde las sombras la gran mayoría, estaban ahí, con la forma espectral e indefinida de las estadísticas. Tenía lectores y por ello me sentí en la obligación de esforzarme, de escribir de forma regular, de crearme rutinas, obligaciones, como uno quiera llamarlo… Pero esa época ya terminó.


Echadle la culpa al cierre de Google+ (con la consiguiente incapacidad por mi parte de existir en otras redes sociales), a la pandemia que nos está dejando a todos hastiados y apáticos o a mi propia incapacidad para seguir adelante, pero en cualquier caso y sea como sea, esto no termina de funcionar. Los lectores han caído en picado, el “feedback” que recibo es ínfimo y por lo tanto mis ganas de seguir aquí se reducen a la mínima expresión, por lo que debo replantearme si cerrar esto o darle un giro en cuanto a planteamiento.

 


Ya dejé en “standby(me)” el otro blog, ese tan mediocre de juegos de rol y muñequitos, y ahora me planteo hacer lo mismo con este, pero no creáis que se debe a mi inactividad, a que me ha absorbido el trabajo y la familia y que ya no puedo con todo, sino por todo lo contrario.

Estoy jugando más que en toda mi vida, al Warhammer concretamente, con un ritmo vertiginoso de una partida a la semana de una campaña narrativa que ni en mis mejores sueños podría haber imaginado hace un año; también estoy escribiendo más que nunca, tanto que no doy abasto para pasarlo a ordenador y se me acumulan los cuentos y novelitas por encima del escritorio. Y a pesar de eso paso más tiempo con mi familia, con amigos nuevos y viejos, he aumentado mis horas de sueño, y me puedo permitir incluso hacer deporte en forma de escapadas montañiles, por no hablar de que ahora tengo mi propio programa de televisión.



Resumiendo: Creo que este blog no funciona porque me está yendo demasiado bien en la vida como para dedicarle toda la rabia y amargura que él demanda. Creo que no funciona porque las redes sociales ya no me molan tanto como para dedicarles más tiempo del estrictamente necesario. Y creo que no funciona porque todo en la vida tiene un momento y el momento de todo esto ya pasó.


Pensaré durante unos días en como reenfocar esto. Si seguir con este ritmo pausado, echar el cierre temporal o simplemente volcar aquí mis relatos, por entregas, e ir viendo que pasa.

Haría una encuesta, pero me temo que ahora mismo sois demasiado escasos como para que tuviera sentido, así que igual tiro un dado para decidir. Como en los viejos tiempos.

Un saludo.