01.
Encabezando la mesa
de la sala de reuniones, el candidato del partido neocentrista
progresivoconservador, tenía la cabeza hundida entre las manos.
Alrededor de la mesa pululaban varios expertos en temas variopintos
tales como la asesoría de psicoimagen, economía trasevolutiva o el
coaching nominativo; todos ellos repasando papeles agrupados en
carpetas de distintos colores. Todos tenían caras de preocupación y
también todos ellos hacían esfuerzos titánicos por disimularlas.
-¿Y bien? -preguntó
el candidato sin levantar la vista-. ¿Siguen los sondeos siendo
desfavorables?
-Bueno…
Yo no diría eso -respondió el primero
de los expertos-. Todo apunta a que nuestro descenso ha entrado en
una fase de desaceleración que…
-Hable más claro,
por favor -le interrumpió el candidato, esta vez levantando la vista
y mostrando una mirada que estaba en perfecto equilibrio entre la
tristeza, el cansancio y la ira-. ¿Vamos bien o mal?
-No
podríamos asegurarlo en términos absolutos, señor -prosiguió el
segundo experto, consciente que defendiendo
a su compañero se defendía también a sí
mismo-. Pero
si tenemos en cuenta las
últimas
encuestas sobre
intención de voto… Y todos sabemos que uno no puede fiarse de las
encuestas ni de quienes las promueven… Podríamos decir que mal.
Que no muy mal, pero mal.
-¿Y
qué más puedo hacer? -exclamó el candidato saltando
de la silla repentinamente y levantando los brazos como para mostrar
que no ocultaba nada en las sobaqueras-. No sé a cuantos actos he
asistido, a cuantos viejos sonreído y he perdido la cuenta de los
niños que he besado. Allá donde voy parece que me adoren, pero a la
hora de la verdad nadie parece dispuesto a votarme. Parece como si…
les diese miedo.
-Creo que ha dado en
la clave -dijo el asesor del principio.
-¿Como?
-Que ha dado en la
clave. Seguimos basándonos en los viejos métodos políticos.
Hacemos promesas, decimos que vamos a realizar aquellas obras que el
ciudadano quiere, pero en el último momento el miedo se apodera de
ellos y terminan votando a otras opciones.
-¿Entonces me
tienen miedo?
-No a usted. Le
tienen miedo al miedo.
-Eso tiene un
nombre… -comenzó a decir otro de los asesores, que se había
mantenido en silencio hasta ahora.
-¿Miedo al miedo?
-Eso es. Fíjese en
las nuevas campañas electorales. Ya no prometen nada, ya ni siquiera
cargan contra oponentes políticos. Ahora prometen acabar con
problemas que ellos mismos han inventado y que ni siquiera existen.
-Recuerde los
ataques indiscriminados de las bandas organizadas de jubilados -dijo
el segundo asesor-. Nunca hubo testigos de ello, ni acusaciones ni
detenidos, nadie jamás les vio pero todo el mundo estaba
aterrorizado.
-Y aquella vez que
los índices de violencia subieron hasta tal punto que se decretó
toque de queda y la policía patrullaba las calles armada con
lanzallamas -prosiguió el primero.
-¿Me estáis
diciendo que nada de eso era real? -preguntó el candidato.
-¡Por supuesto que
no! Son maniobras de distracción apoyadas por medios de comunicación
afines y noticias falsas que circulan por redes sociales. Ya nadie
necesita ver lo que sucede realmente en la calle si puede verlo desde
su teléfono móvil; al igual que nadie tiene porqué cuestionar la
verdad pudiendo aceptar la verdad de otros. Es por ese motivo que por
mucho que crean en un programa político plagado de buenas
intenciones, a la hora de echar la papeleta en la urna, el miedo a
ser asaltados cualquier noche por un octogenario chalado con muletas,
se impone. Tienen miedo a tener miedo.
-¡Fobofobia!
-exclamó satisfecho
el asesor callado de antes.
-Entonces solo
tenemos que asustarles -dijo no muy convencido el candidato-. ¿No es
así? Inventamos cualquier estupidez y cuando todos se la crean
aseguramos tener la solución a ese problema inexistente.
-Exacto.
-¿Y por qué no
buscamos soluciones a problemas reales? -dijo el cuarto y último
asesor antes de que los otros tres le desintegraran con la mirada.
-Los
problemas reales requieren de soluciones reales -respondió el
primero-. Eso significa trabajo, tiempo, recursos… Y el riesgo de
fracasar y quedar mal ante toda la ciudadanía. Los problemas
ficticios en cambio… Contra esos somos infalibles.
-Es
una idea extraña, pero puede que funcione -dijo el candidato sin
demasiada convicción-. ¿Pero qué podemos inventar que les
aterrorice? ¿Un virus mortal, un desajuste climático de
consecuencias devastadoras, un meteorito asesino?
Todos
quedaron en silencio pensando en una posibilidad plausible hasta que
el tercer asesor se levantó como impulsado por un resorte.
-¡Dinosaurios!
-¿Dinosaurios?
-repitieron los demás, casi al unísono.
-Dinosaurios.
Son grandes, fuertes, invencibles… No existe nada que despierte
tanto horror en
los corazones de la gente que la idea de toparse con un dinosaurio
por la calle.
-Pero
si los dinosaurios se extinguieron hace millones de años. ¿Quién
va a creerse eso? -el
candidato a la presidencia ya veía esfumarse sus ilusiones de ganar,
incluso de perder de forma digna, tras la absurda propuesta.
-¿Quién
dice que se extinguieron? Puede que sigan viviendo en cavernas
inexploradas, bajo el hielo de la Antártida, que científicos locos
los estén creando… -el tercer asesor, hasta el momento calmado y
silencioso, iba cogiendo fuerza en su discurso y su tono se volvió
tan solemne y motivador que obligó a los demás a callarse y aceptar
su propuesta.
-Probemos
con los dinosaurios entonces. ¿Qué podemos perder? -sentenció
el candidato dando por terminada la reunión.
Los
tres asesores
supervivientes salieron de la sala y se pusieron a trabajar en la
nueva campaña mientras el candidato a la presidencia miraba el
montoncito de ceniza en que se había convertido el cuarto asesor,
dándose cuenta de que aquello de la desintegración no había sido
una metáfora como en un principio había creído.
02.
En
un tranquilo parque infantil del centro de la ciudad todo transcurre
con normalidad. Una madre observa feliz a sus dos pequeños
compartiendo el tobogán mientras dos padres hablan de algo junto a
la fuente y una pareja de jóvenes enamorados se dan arrumacos medio
escondidos tras un seto perfectamente recortado. Pero de pronto algo
altera la paz idílica del momento. Una ligera vibración regular que
poco a poco se intensifica. Todos miran extrañados a su alrededor
hasta que la madre detecta unas ligeras ondas en el vaso de agua de
su pequeño y entonces aparece; un tiranosaurio rex sale de entre los
árboles rugiendo y destrozando todo a su paso. Los padres huyen
despavoridos, el enamorado empuja a la chica a las fauces del reptil
para poder huir y la madre no puede hacer otra cosa que abrazar a sus
pequeños mientras el dinosaurio termina de tragar su primer bocado y
se dirige hacia la familia
abriendo las fauces, mostrando sus enormes dientes ensangrentados y
fundido a negro.
-¿Y
bien? -dijo el primer asesor plantado ante la pantalla que acababa de
proyectar el nuevo spot de la campaña electoral.
-Bueno…
-comenzó a decir el candidato, con la piel blanca como el papel
clorado-. ...es impactante, sin duda. Pero sigo dudando sobre la
credibilidad del mismo.
-Eso
no va a ser ningún problema -respondió
el segundo candidato-. Llevamos un par de semanas inundando
periódicos, televisiones y publicaciones digitales con noticias
sobre avances genéticos y científicos dispuestos a reproducir a
animales extintos.
-¿Y
creéis que será suficiente? ¿Por qué la gente debería creer que
esos supuestos científicos tienen intención de soltar por el mundo
a carnívoros gigantescos por que sí?
-Hemos
dicho que esos científicos son de países donde… tienen la piel
más oscura que nosotros.
Nadie
se atrevió a decir nada al respecto, pero su silencio confirmó que
no había fallas en el plan.
03.
Los
primeros escrutinios de la noche confirmaban que el ascenso del
partido neocentrista era imparable. Si esto seguía así iban a
conseguir una mayoría absoluta tan aplastante, que sus rivales
políticos se quedarían sin espacio en el congreso y tendrían que
ver los plenos desde los aseos.
El
candidato y sus tres consejeros celebraban la ya inminente victoria
con champán y profiteroles.
-¿Y
ahora qué? -preguntó el candidato con cierta ironía-. ¿Como nos
libraremos de todos esos dinosaurios?
-Muy
sencillo, presidente -dijo el segundo consejero sin soltar la copa-.
Primero deberemos crear un equipo militar de élite entrenado en la
localización, caza y eliminación de saurios. Habrá que recortar un
poco los presupuestos de sanidad y educación, pero nadie protestará.
Tendrán demasiado miedo a los dinosaurios.
-Miedo
al miedo -dijo alegre el candidato.
-¡Fobofobia!
-le corrigió el tercero.
-Por
supuesto, esos presupuestos estarán algo hinchados, así que si
sobra algo de dinero tendremos que guardarlo a buen recaudo… ¡En
nuestras cuentas bancarias extranjeras! -dijo el primer consejero con
alegría.
Y
así se hizo la risa y el alborozo hasta que alguien llamó a la
puerta y entró en la sala con cara de susto.
-Señor
futuro presidente… -dijo tímidamente el mensajero-. ...tenemos un
problema. Un barco proveniente de la Antártida acaba de llegar al
puerto y en su interior se oían extraños sonidos y rugidos
monstruosos. Una patrulla de la policía local ha entrado a
investigar pero no han salido. La última comunicación por radio
hablaba de enormes reptiles con dientes como espadas. ¿Qué hacemos?
El
ya técnicamente presidente del país buscó con la mirada a sus tres
consejeros, pero éstos ya habían saltado por la ventana.