Ha
llegado la primavera, las alergias, los escotes y ya todo el mundo anda pensando en fo… por lo
que últimamente he visto como las visitas del blog descendían alarmantemente a
pesar de que los contenidos que pongo son igual de malos que siempre, por lo
que he consultado con un tipo que entiende de estas cosas de escritura y me ha
recomendado que utilice técnicas periodísticas para parecer más profesional y
que la peña me tome más en serio. He estado informándome y he visto que una de
las más habituales es la de enlazar temas. Eso consiste en que, si vas a
hablar de algo no demasiado importante, comenzar hablando de otra cosa a modo
de introducción y luego buscar un punto en común para cambiar hábilmente de
tema sin que se note y todo el mundo piense que sabes un montón sobre ello sin
que sea verdad. Así que, en primicia para todos vosotros, una entrada cortita
pero con una introducción interesante que la enlazará y parecerá todo otra
cosa.
Introducción
no relacionada pero al final, hábilmente enlazada
Resulta
que el otro día fui con mi camion a cargar unos materiales de construcción para llevarlos al
chalet de un tal Leonardo, el cual debía acompañarme hasta el lugar. No suelo
llevar gente conmigo en la cabina, pero no podía decirle que no a un señor
que se llama igual que una tortuga ninja y acepté. Cuál fue mi sorpresa cuando,
habiendo cargado ya los palés, se me montó un chino en el camión.
-¿Quién
eres tu y qué haces en mi camión? –Le pregunté tratando de parecer hostil.
-¡Oh!
Yo sel Leonaldo. Mi no plesental. Mi disculpal. –Me dijo algo cohibido.
-¿ Leonardo?
¿De qué parte de China eres tu?
-No. Yo
no llamal así, pelo chinos ponelnos
nombles españoles pala adaptalnos mejol.
-Ya. ¿Y
puedo saber tu nombre real?
-Oh. Es
implonunsiable pala vosotlos. Occidentales ignolantes. Tu nesesital vivil cien
vidas pala aplendel’lo. Yo en China
llamalme “Wu”
-¿Wu? –Repetí
yo.
-No,
no. Wu, Wu. Tu no sabel.
-Si, yo
si saber. Mira. Wu, wu.
-Tu no
plonuncial una mielda de bien. Occidentales muy ignolantes. Nosotlos cultula
milenaria. Nosotlos nombles muy difíciles
pala vuestlas plimitivas bocas.
Comenzaba
a caerme mal el chino ese, así que contraataqué.
-Pues
yo me llamo Josep.
-¿Comol?
¿You-set? ¿Llo-sep? ¿Yung- Tse? No sel fácil.
Mi leconosel. Mi inclinalse ante tu nomble.
Asentí
y sonreí mientras conducía hacia su chalet.
Sabía ser humilde, por lo menos. Ya me iba cayendo mejor.
-¿Lleval
mucho trabajando? ¿A que hola levantal de la cama tu? –Me preguntó durante el
viaje para no caer en silencios incómodos, supongo.
-Me
levanto sobre las seis y media todos los días.
-¿Seis
y mieldia? –Se alarmó. –Mi vel. Ocsidentales muy vagos. Mi no extrañal que nosotros
comelos. ¡Comelos con patatas!
¿Comernos decía? No si al final iba a ser un vampiro o algo raro. Con razón estaba tan
descolorido el cabrón. Metí la mano debajo del asiento y aferré a Tatcher, la llave
inglesa que uso para apretar las tuercas de las ruedas, dispuesto a estrellarle
ocho kilos de acero en toda la cara si intentaba algo raro.
-¿Cómo que
comernos? ¿De qué estás hablando?
-Vosotlos
decil. Yo oíl. Nos comen los chinos, nos comen los chinos. Yo blomeal, jeje.
Solté
la llave aliviado. Si era capaz de hacer un chiste con una frase claramente
prejuiciosa hacia su pueblo era una muestra de inteligencia, sin duda, y me
volvió a caer bien.
Pero en
una de esas, me travisculé con el camión y me perdí un poco por la ciudad, lo
que pareció indignar a Leonardo.
-Tu
peldel.
-Si.
-¿Cómo podel
peldel en un país tan pequeñol? China tenel mil millones de kilometlos cuadrados
y cien mil billones de coches y nosotros nunca peldelnos.
El puto
chino volvía a caerme mal y al final levanté la mano a modo de amenaza, momento
en el cual se quedó mirándomela muy atento.
-Tu…
Tenel gal’las de tigle.
-¿Si? –Le
dije mientras volvía a caerme bien. -¿Lo dices por mis antebrazos poderosos,
mis tríceps superdesarrolados, mis…?
-No no.
Mi desil pol uñas lalgas y neglas que palesel que tu caminal a cuatro patas pol
selva tda la vida.
Y tuvo
suerte de que al final llegáramos al destino porque ya me estaba cayendo mal,
mal del todo.
Pero
cuando ya estaba la descarga casi terminada, pasó que la uña de metal que se
utiliza para descargar los palés se quedó enganchada a causa del suelo
irregular y le pedí a Leonardo que la sacara a mano, de lo cual fue incapaz y
tuve que bajar yo a hacerlo. Y no es que yo sea supermán, pero tengo muchos
años de práctica a mis espaldas y sería capaz de hacerlo con la punta del nabo,
pero por decoro decidí utilizar las manos, con lo que el chino alucinó.
-Yo no
podel ni movel’lo y tu sacal sin esfuelso. Tu tenel chi podeloso. ¡Tu tenel
espílitu de dlagón!
-Si,
bueno… Yo he terminado ya y me tengo que ir…
-¡No,
no, tu quedal! Tu enseñalme, yo sel tu dissipulo pala siemple.
-Que
no, que no, que me voy ya Tu dejalme en paz. ¡Tu dejal vivil!.
Y
mientras arrancaba el camión él seguía golpeando la puerta desesperado y
gritando:
-¡Tu
sel el elgido! ¿Tu venil a china y liblalnos del tilano comunista! ¿Tu devolvel
nuestlo impelio a la ela de la dinastía Tang!
Y ahora
la entrada original.
¿Os
acordáis del Tang, esa bebida que se hizo popular en los ochenta que consistía
en unos polvos que se mezclaban con agua y salía una especie de refresco de
naranja nauseabundo? Pues una vez en mi casa nos dejamos una jarra de Tang
fuera de la nevera todo un fin de semana y al volver habían salido mosquitos. Y
eso que se supone que los mosquitos no pueden vivir en aguas edulcorada sin cosas
raras.
Y ya
está. Tema hilado, éxito asegurado.
Entlada no estal mal, pelo yo aun espelando tu vuelves y entlenas ejelcito de invencibles. ¡Yo colonel de invencibles! ¡No podel cleel tu evadil destino y condenal pueblo chino a oplesion!
ResponderEliminarAh si. Tambien tu peldel lectol.
Wu
Mi aclalal. Mi no sel Wu de antes ni el de antes sel Wu de entlada. Teclado ocsidental impelfecto, sel incapaz de leflejal matices lengua milenalia.
ResponderEliminarWu (otlo).
PS. Tu peldel otlo lectol mas tambien.
Pues mirad ambos. Por casualidades de la vida he vuelto a encontrarme con el chino y no era Wu sino Zu.
ResponderEliminarImpostores...