Sé que últimamente en este
blog se tratan temas más serios que de costumbre, y que esto no es
del agrado de todo el mundo, ya que algunas personas buscan aquí
cierta forma de desconectar de las preocupaciones de la vida
cotidiana a base de humor. Pero como autor de este blog quiero que se
tenga en cuenta que los contenidos de éste dependen de mi estado de
ánimo y por lo tanto fluctuan con mi sentido del humor. Y
últimamente estoy lleno de preocupaciones. Así que sintiéndolo
mucho por los que habéis veido aquí en busca de algo jocoso con lo
que entreteneros, aquí voy a exponer otra de mis grandes
preocupaciones. La que no me deja dormir en estas agradables noches
de fresquito otoñal: La extinción total de la humanidad.
Es un hecho. Bueno, no es un
hecho porque no ha pasado, pero es tan inevitable que se lo puede
considerar como tal. Nos vamos a extinguir algún día. No voy a
entrar en detalles ni en teorías de cambios climáticos, invasiones
extraterrestres, guerras nucleares ni nada por el estilo. Digo que es
un hecho porque desde que la Tierra alberga vida, las especies se han
sucedido unas tras otras, cayendo y alzándose a lo largo de los
millones de años. Así que tardemos más o menos, salvemos el
planeta o no, colonicemos el espacio o no, al final desapareceremos.
¿Pero desapareceremos del todo? No. Nos convertiremos en fósiles
que futuras civilizaciones desenterrarán al ir a construir sus
chalés y es precisamente esto lo que me preocupa: Mi fósil.
El año pasado estuve con mi
familia en Dinosauriopolislandia-world (o algo así, no recuerdo bien
el nombre) donde se exponían fósiles reales de dinosaurio. Debo
decir que visto en la tele o en libros está muy bien, pero plantarse
ante el esqueleto de un reptil al que un tío relativamente alto para
estándares humano como yo le llega a la rodilla, es impresionante.
Aterrador en cierto modo. Poder admirar a esos seres que antaño
dominaron la tierra es una experiéncia en si mismo. Pero cuando las
futuras civilizaciones nos encuentren, dentro de millones de años,
enterrados y convertidos en piedra, no daremos la misma impresión.
Imagino a una enorme cucaracha antropomórfica superinteligente
cavando un hoyo vete tu a saber porqué (cosas de otras
civilizaciones) y encontrando mi fósil, allí, en posición fetal,
agarrado al último ejemplar de mi libro y decir "¿Qué es esta
mierda?" y otro cucarachoide, más viejo y sabio diciéndole "
Bah, es un mono de esos que dominaron la tierra hace millones de
años" y el más jóven, sorprendido "¿Estos bichos tan
cutres dominaron la tierra? Así les iría" y el viejo, quizás
cansado de tanta cháchara "Venga, entiérralo otra vez y
sigamos con nuestras cosas de civilizaciones futuras de costumbres
incomprensibles" y el más jóven, algo extrañado "Pero
mira, tiene algo entre las patas delanteras. ¡Con una inscripción!"
y el viejo, ahora algo interesado se acercaría a mirar "A ver,
a ver, que yo hice un cursillo de lenguas antiguas... Pone... La
onomatopeya del... ¡Ladrillo!" y el jóven, impresionado "¿Que
significa eso? ¿Es algo importante?" y el viejo volviendo al
trabajo "No, es que por lo visto esa especie estaba obsesionada
con la construcción."
Terrible.
Y puede que también, en este caso el cucacaracho, te legará a la altura de la rodilla y todos sean árbitros de fútbol.
ResponderEliminarNo. Los cucarachos de mi futuro lejano miden tres metros y están super fuertotes.
Eliminarfuertotes e intelectuales?? se nota que es ficción.
EliminarYo no se donde leí el otro dia que el mundo ya se había acavado y parecia prensa seria, asi que igual es verdad y no me he enterado que ultimamente con tanto lio ya no se nada.
ResponderEliminarPuede ser que se haya acabado pero se haya empezado otra vez tan rápido, que nos ha pilado viendo la tele o en el vater (o viendo la tele en el vater) y ni nos hemos enterado.
Eliminarcurioso. El otro día en el baño vi las estrellas ¿sería ese día?
EliminarRealmente te tiene obsesionado, sí.
ResponderEliminarEs que es mucha presión a la que estoy sometido...
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