Muchas
veces me pasa que estoy hablando con algún amigo y éste de pronto me interrumpe
diciéndome “Oh, estoy teniendo un deja-vu” como si fuese algo extraordinario
cuando en realidad es lo más normal del mundo estando a mi lado. La causa de
tal fenómeno no es mi poderosa aura energéticamente potenciada por la
alineación inusual de mis chacras psicomagnéticos, sino el hecho de que me
repito tanto cuando hablo, que uno acaba creyendo que ese momento ya lo ha
vivido con anterioridad. Pues bien queridos lectores, debo advertiros que la
siguiente entrada no es más que un extracto del discurso de presentación de mi
libro, así que si fuiste uno de los afortunados en asistir al evento, puede que
te dé la sensación de “esto ya lo ha oído antes” así que no te alarmes, no le
pasa nada a tu cerebro; es el mío el que no está bien. Pero aunque normalmente
no lo hago de forma consciente, esta vez hago una excepción porque el tema es
serio y quiero que el mundo se entere. Vamos allá.
Como ya
habréis visto si estáis un poco al día en cine y próximos estrenos, el día 30
de diciembre (si no me equivoco) se estrenará en España “Passengers”, una
película escrita por un tal John Spaihts, dirigida por otro tal Morten Tyldum y
protagonizada por otros tales cuales Jennifer Lawrence y Chris Pratt. El
argumento base de la película es el siguiente: Una nave espacial sale de la
tierra en dirección a un nuevo planeta que colonizar; para lograr tal hazaña
todos los tripulantes son congelados como palitos Pescanova para no envejecer
hasta la muerte durante el largo viaje, pero una de las capsulas congeladoras
falla… y uno de los tripulantes se queda atrapado en la nave, viendo como el
tiempo pasa y haciéndose la idea de que morirá antes de que sus compañeros
despierten. Pero para colmo va y se enamora de una chica, que sigue congelada,
claro, y su tormento se hace mayor aún. ¿La despertará para al menos no pasar
solo el resto de su vida, o la respetará en su
sueño y aceptará la soledad como única compañera? Pues bien… Hasta aquí
la idea básica de esta película y también la de uno de mis relatos del libro,
titulado “De amor y vacío”. A partir de este punto las historias divergen, ya
que mientras que mi relato habla sobre la soledad del protagonista que dedica
su tiempo a observar a su amada a través del cristal y escribe para alejar la
locura, en la película, como es Hollywood, él la despierta para trincársela y
tener así una historia de amor. Pero lo cierto es que las similitudes del
argumento y la proximidad en el tiempo de libro y película conforman una
casualidad bastante notable. ¿Casualidad he dicho?
Yo no
me enteré del tema hasta que mi amigo Mr.E, experto en cine y crítico musical
federado, me mandó un wasap diciéndome “Tío, te han copiado un relato. Metete
en google y busca Passengers” Así lo hice y me encontré con lo que os he
contado más arriba, momento en el que hice pública la casualidad (básicamente
para que luego no me dijeran que el copión había sido yo) y no tardaron en
aparecer mensajes de “Lol xd, menuda coincidencia” etc… Pero uno de ellos
resultó cuanto menos poco tranquilizador. Un amigo mío cuyo nombre mantendré en
secreto y muy aficionado al tema conspiraciones y espías en la red me puso
alerta. Según él, en el momento en que nos instalamos el Windows en el
ordenador ya estamos instalando sin saberlo un programa espía de la CIA y el
FBI para controlar todos nuestros movimientos. A partir de ahí, esos espías
infiltrados pueden hacerse con nuestras cosas, como por ejemplo relatos
escritos en un Word y venderlos a la poderosa pero carente de ideas originales
industria de Hollywood, pudiendo plagiar cosas con total impunidad.
Y
cuidado, que no voy a negar tal teoría, pero me parece muy improbable, debido
básicamente a que yo tengo un sistema de seguridad en mi ordenador que lo hace
literalmente inexpugnable a espías de una forma mucho más efectiva que los
antivirus y faierualls que vosotros utilizáis. Y os lo voy a contar. Porque soy
así de buena persona. Y es que si os fijáis en vuestros propios ordenadores os
daréis cuenta de que la distribución de iconos y carpetas en el escritorio y
parte superficial del disco duro es similar. Lo primero que tendréis es un
fondo de pantalla relacionado con algo que os mole (una mountain bike chula, un
gatito gracioso…) y un salvapantallas similar (cuadros de Monette, imágenes de
Dragonball…) y luego las típicas carpetas de Mis Documentos, Mis Videos, Mis
Fotos, Mi Música… Y del mismo modo, todos TODOS tenéis en lo más profundo de la
menor partición de vuestro disco duro una carpetita oculta que pone “X” en la
que guardáis el porno. No lo neguéis, que estamos en confianza.
Y es
que el porno es una de esas cosas que va llegando, con un mail por aquí, un
enlace por allí, una foto en el wasap, una broma en el face… Y luego da pena
borrarlo porque otra cosa no, pero currárselo se lo curran. Y sudan lo suyo. Y
ese esfuerzo no puede acabar en la papelera de reciclaje.
Pues
bien. Yo en mi ordenador tengo otra distribución. Yo tengo un fondo de pantalla
porno, un salvapantallas porno, las carpetas de Mis Documentos Porno, Mis
Videos Porno, Mis Fotos Porno, MI Música Porno… Y en el fondo de la más oscura
partición de mi disco duro una carpetita oculta con una única “X” como nombre
en la que guardo celosamente mis poesías, mis cuentos y todo aquello que me avergüenza
que salga a la luz. Es por ello que si el famoso espía de Hollywood entrara en
mi ordenador esperaría encontrar cualquier cosa excepto un guion de cine.
Y éste
es el motivo que me lleva a estar tranquilo respecto al plagio. No creo que
nadie espíe mi ordenador (al menos no en busca de literatura) y además, siendo
éste un relato escrito a principios de 2016, nunca presentado a ningún concurso
ni habiendo sido público hasta septiembre de este mismo año y con la película a
punto de estrenarse, dan muy poco tiempo para terminar con todo el proceso que
lleva una gran producción cinematográfica.
Mi
única intención con esta entrada era la de advertir que el relato era antes que
la película porque si el año que viene alguien me viene con eso de “Jijiji, he leído
tu libro y te has copiado descaradamente de una peli.”, le voy a romper
la cara y luego que no me venga con que no avisé.
Avisados estáis.
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