Voy
paseando por la calle rodeado por un ambiente navideño, festivo y alegre.
Parece que hoy va a ser un buen día, sin incidentes ni cosas raras de esas que
a veces me pasan, cuando la voz de un chaval a mis espaldas, rompe el hechizo.
-Señor…
¿Me compra un billete de… asociación… sorteo de navidad… bla bla bla..?
Y me
giro lentamente, para darle tiempo a mi desconcierto de convertirse en furia.
-¿Qué
me has llamado, niñato?
-Se…
Señor…
Y así,
al grito de “No soy viejo, vas a morir” me lanzo sobre él y agarrándole por las
solapas del chándal lo zarandeo, lo volteo sobre mi cabeza y lo estampo contra
todas las superficies sólidas a mi alcance. Hasta que me paro, miro al chaval y
pienso. Pienso que no tendrá más de doce años, en cuyo caso le triplico la
edad. Es normal que me llame señor. Podría ser su padre; incluso el padre de su
padre si apuramos mucho. No merece tal castigo.
Así que
lo dejo en el suelo, le quito un poco el polvo y le digo amablemente.
-¿Un
décimo? ¿Cuánto valen?
-No, no…
No hace falta se… Da igual.
-¿Cómo
que no me lo vendes?
Y así,
al grito de “Te voy a machacar, maldito ingrato”, me lanzo sobre él y
agarrándole… etc.
Total
que al final me gasté un euro y ya no sé dónde tengo el billete ese de los
cojones. Como pille yo al crío ese lo agarraré por…
Moraleja:
Llegamos a una edad en la que el cuerpo segrega una cantidad inusual de
testosterona, en plan “último cartucho” que puede hacer que el temperamento de
un hombre se vea alterado ligeramente hacia tendencias agresivas. Es normal, no
hay que asustarse, pero tampoco dejarse llevar y perder el control. Tomad
ejemplo de mí y no os pasará nada.
Casi se me olvida! La típica imagen navideña. |
He cambiado ya tres veces la redacción de este comentario así que únicamente dejaré la parte que tenía clara desde el principio: ¿has encontrado ya el boleto? Que el premio caduca al mes. Un saludo navideño.
ResponderEliminarNo lo he encontrado. Aunque de hecho no lo he buscado. Ni lo haré. No me van estas cosas. Yo soy más de letras.
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