Sé que
llevo mucho tiempo sin pasarme por aquí; o puede que no mucho, pero sí más de
lo habitual. Y ahora toca disculparme porque es agosto y me he ido de
vacaciones y he dejado esto abandonado y a todos vosotros, dos o tres lectores,
para disfrutar de un tiempo libre que no es más que un espejismo de lo que la
vida debería ser. Y ahora toca volver a la rutina, bendita rutina de
despertadores antes de la salida del sol, de almuerzos con prisas, camión,
comidas sin masticar, relojes que nunca marcan la hora deseada y cuando lo
hacen te das cuenta de que no la deseabas y más camión, humo y polvo hasta que
ya no queda sol y cuando uno llega a casa no sabe si ha sido una victoria o una
derrota. Pero qué más da si todos los días van a ser iguales…
Y como
no, después de una semana de asueto, vengo cargado de historias e ideas, de situaciones
mediocres que mi mente sumida en la hiperrealidad transforma en gestas únicas.
Y podría escribir sobre cómo me olvidé el cortaúñas en casa y me crecieron
tanto las uñas que vencí a un oso en combate singular y ahora en algunos sitios
se me conoce como “El lobezno de Beceite”, o sobre restaurantes donde te sirven
gambas peladas sin pedirlas y cuando sacan la cuenta el aire se vuelve tan
gélido como el de una tumba escandinava; o también sobre bandadas de
murciélagos sordos enredándose en mis rizos hiperdefinidos por el aire húmedo
del mar, lesbianas-porno, surferos voladores, bucles dimensionales en caminos
de montaña u otras muchas cosas acaecidas. Pero no. No lo voy a hacer.
No
tengo ganas de escribir, no por apatía o abandono de algo que me gustaba, sino
por falta de motivación. Y es que las vacaciones te relajan, aun siendo padre,
y la relajación es el gran enemigo de la creatividad. Leí hace poco en un blog enemigo que el gran
aliado del escritor es la soledad; pero yo estoy convencido que es el
sufrimiento; el querer romper los barrotes de la jaula, desplegar las alas y
saltar, a pesar de la certeza de que eso nunca va a suceder. Decía una de las
frases del famoso lema del libro “1984” de George Orwell (que por cierto,
aproveché para leérmelo estas vacaciones) que “La libertad es la esclavitud” y
yo, como buen escritor masoquista, necesito que me azoten un buen rato antes de
sentir el impulso de la rebeldía que me sienta frente a la pantalla. Y hoy, no
me duelen apenas las heridas.
Pero
volveré, lo prometo, y este mes de septiembre además de las secciones
habituales del blog, las tonterías y las fotos que algún día me llevarán a la cárcel,
tengo una sorpresa chula que espero que no quede en una simple anécdota.
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Así comencé las vacaciones... |
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... así he acabado |
Admiro mucho el hecho de que seas capaz de relqjarte siendo padre de dos hijas, pero he de decir que las tienes muy bien entrenadas y son las dos un solete, o dos soletes. Y no voy a hacer spoilers pero tengo en mi poder algo que puede hacerme hipermillonario a mi o a mis posibles generaciones si algun día me expando geneticamente. En este caso mentocará releerme tus post de paternidad para entrenarlas tan bien como tu has hecho.
ResponderEliminarsí. se t echaba de menos. aún queda mucho para septiembre!!!
ResponderEliminarUna semana de vacaciones!!! Eres un tipo con suerte, Capdemut...
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