El otro día llegué con el
camión a una fábrica y me encontré con que el muelle de carga ya estaba ocupado
por otro, con lo cual tuve que esperar a que terminara, tiempo que aprovecho
para jugar a videojuegos y ver porn... esto... tiempo que aprovecho para limpiar
y escribir. Cuando el camión salió por fin, pude fijarme en que el nombre de su
empresa era "Transportes Cuni". Os lo juro. Y como soy un hombre de
cultura más alllá de lo ordinario, supe al instante que la palabra
"cuni" viene del latín, que significa "conejo" y entonces
por una de esas cosas de la vida que vienen sin que uno se lo espere, me di
cuenta de que ya no lamemos las cosas como antes. Y creo que va a ser una
reflexión importante e interesante, así que leed con atención.
Recuerdo perfectamente los
años ochenta. En esos tiempos los niños jugábamos en la calle, especialmente en
verano, cuando el sol no daba cancer, no había coches que te atropellaran cada
medio minuto y los repartidores de caramelos envenenados eran solo leyendas. En
esos tiempos a veces aparecía el familiar de turno que te había comprado una
chocolatina (léase huesito o similar) y al abrirlo con alegría comprobabas que
éste se había derretido por el calor hasta el punto en el que todo el
recubrimiento de chocolate estaba pegado en el envoltorio. ¡Y no pasaba nada!
Nos comiamos el esqueleto de galleta y después lamíamos durante horas el papel,
después los dedos manchados y finalmente el suelo en caso de que se nos hubiera
caido alguna gota. Pero hoy en día ya no.
Hoy en dia todo se guarda en
cámaras refrigeradas, se expone en estanterías con aires acondicionados y
seguramente, lleven ingredientes antiderretidores, de modo que aunque hayan 45º
de temperatura, la chocolatina que ahora compramos para nuestros hijos/
sobrinos está dura y lista para ser comida sin ni siquiera manchar las yemas de
los dedos. Y esto, aunque quede muy limpio e ideal, tiene sus terribles
consecuencias.
El atrofie de lengua está
entre una de las nuevas dolencias de nuestra sociedad moderna junto con la
desaparición de los dedos de los pies y la alopecia. Los niños no la utilizan y
eso deriva en adultos que no la utilizan y al final, por cuestiones evolutivas,
acabaremos naciendo con la lengua débil y pequeña, lo cual me parece terrible. Una
humanidad futura de lengüitas débiles y fofas es vulnerable a plagas,
enfermedades, invasiones extraterrestes y como bien dice la estadística, los
planetas dominados por especies con lenguas fofas, tienen un 25% más de
posibilidades de ser alcanzados por meteoritos gigantes. Además claro está del
tema amoroso en el que no voy a entrar en esta reflexión porque luego me pongo
a hablar de labios y fluidos, la gente me malinterpreta y no puedo decir nada
que rime con ocho.
Así que ya lo sabéis. Por
vuestro bien y el de vuestros hijos. Por el bien de la humanidad y el planeta:
Ejercitad vuestras lenguas. Lamed cosas. Lo que sea. Sin parar. Hasta el final.
Hasta que os digan basta. Algún día me lo agradeceréis.
"...está dura y lista para ser comida..." ésta se te ha escapado.
ResponderEliminarJoer, que fallo...
EliminarJoer, que fallo...
EliminarJoer, que fallo...
Eliminarsiempre he lamido las tapas de yougures y mi descendencia, por alguna extraña razón me imita... mientras haya tapas de youquers o natillas de chocolate, nuestra sociedad está a salvo.
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