Una de las
seudociencias que más rabia me dan es la meteorología. No es que
tenga nada en contra de las creencias ajenas, por muy absurdas que
éstas me parezcan, pero es que lo de esos señores que se creen
capaces de predecir el tiempo se pasa de castaño oscuro.
La mal llamada
ciencia de la meteorología consiste, por si alguien no lo sabe aún,
en predecir el clima futuro basándose en absurdas evidencias
presentes, como la humedad del aire, las corrientes térmicas o los
hectopascales, que son cosas que ni siquiera existen pero que hemos
oído tantas veces que las hemos normalizado. Seguro que a nadie le
extrañan palabras como isovaras, anticiclones o heliopondios ya que
a fuerza de oírlas por la tele se nos han quedado, igual que eso de
los derechos humanos.
¿Y qué debemos
hacer con esto? ¿Hay que derrocar este falso mito a base de
educación? ¿Hay que sacrificar a todo el que salga a la calle
diciendo eso de “Uy, pero si dijeron que llovería y hace un sol
que derrite las piedras”? Si, por supuesto, pero antes de dejarnos
la piel en esta justa cruzada, hay que pararse a analizar el porqué
hemos llegado a este punto.
En primer lugar, el
ansia por controlar el clima ha estado presente desde los albores de
la humanidad. Las hormigas corren más cuando va a llover, las ovejas
dan saltos y los pájaros vuelan bajo. ¿Por qué nosotros no hacemos
nada raro? Pues porque somos una especie de mierda y no nos
enteramos. Es por ello que ante una carencia tan acomplejante,
aparecen los listos de siempre asegurando ser la solución a nuestros
problemas y como no, los creemos a pies juntillas y los convertimos
en nuestros mesías, olvidando sus numerosos errores y alabando sus
escasisimos aciertos.
Y así pasan los
años, una cosa lleva a la otra y cuando queremos darnos cuenta esos
chamanes de la predicción climática salen después del telediario
vestidos de traje y corbata, anunciando con total seguridad que los
vientos del norte azotarán las costas de levante y patatín patatán…
Repito que no me
parece mal; pero que lo hagan en sus casas y no con el dinero de
todos. Que los pongan por la noche después de la teletienda,
vestidos con hojas y rafia y con sombreros graciosos pero no así. No
así, por favor.
Lo que pasa, o al
menos lo que creo yo que pasa, es que todo esto forma parte de un
complot del gobierno. Los señores que nos dirigen utilizan a los
meteorólogos como muro de contención, como prueba de nuestro
aguante… Como esos pajaritos que metían en las minas para avisar
con su muerte de la presencia de radón, los meteorólogos son el
indicador de la gnorancia y la estupidez de esta sociedad; y hasta
que no nos vean aparecer, antorchas en mano a acabar con tal lacra,
tendrán la seguridad de que pueden seguirnos robando, hipotecando la
educación de nuestros hijos, la sanidad y que si se quema un bosque
para ser recalificado, aún anunciándolo con luces de neón, aquí
nadie va a mover un dedo.
Aunque hay algunas excepciones... |
Te olbidaste hablar de sus lideres, los q realmente menean los hilos y cuecen el "cotarro". Un conclave de viejos payeses q se pasa la vida observando las nuves y acosando a los jovenes con sus teorias meteorologofuturistas.
ResponderEliminarCon eso y un ninja motero ya tenemos nueva entrega jiji
Entiendo que aquí no entran las cabañuelas, porque si no te estás creando otra tanda de enemigos de forma innecesaria.
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