Llego a
casa después de un largo y agotador día. Me consuelo pensando que a pesar de
todo he terminado pronto y voy a tener tiempo de hacer cosas de provecho no
remuneradas como escribir, leer o entretenerme con algún tipo de divertimento
lúdico alternativo. Mientras busco la llave de la puerta entre el manojo que
contiene mi nuevo llavero de las tortugas ninja, aparece mi vecino con su
extraña sonrisa. Parece que va a decirme algo. Me pongo nervioso y trato de
hacerme con la llave correcta para entrar y evitar el contacto verbal pero no
lo logro y me saluda. Estoy perdido. Lo último que deseo para rematar el día es
una conversación insulsa con un señor insulso. Pero ya es inevitable.
-Buenas
tardes –me dice.
-Buenas.
-Que
–pronuncia con un tono que está entre la pregunta y la indiferencia.
-Brpsss
–le respondo a ver si se larga.
-Hay
que ver… ¿Eh? –Continúa hablando como si nada-. Las seis de la tarde y ya es
casi de noche.
Miro al
cielo fingiendo estar sorprendido pero no tengo ganas de teatros y me sale mal
la actuación. Ya tengo la llave en la mano y podría abrir y dejarle con la
palabra en la boca, pero lo absurdo de su comentario me obliga a responderle.
-Sí. Ya
de noche casi. A las seis. Como pasa todos los años cuando cambian la hora.
¿No?
-Todos
los años… -parece dudar un momento. –Ya, claro. Pero nos pilla así por sorpresa
y claro… Es un fenómeno curioso.
Y
entonces le miro con detenimiento. Tendrá cincuenta años, si no más, lo cual
significa que teniendo en cuenta que cambian la hora dos veces al año, habrá
vivido ese “fenómeno” por lo menos cien veces. ¿Cómo es posible que siga
llamándole la atención y lo utilice para una conversación? Mi primer
pensamiento es que el pobre hombre es idiota, pero luego lo analizo bien y tal
vez no sea eso. ¿Y si tiene algún tipo de amnesia y no recuerda los cambios
horarios? ¿Y si ha estado viviendo en una cueva hasta hace unos meses? ¿Y si su
familia le oculta el tema del cambio horario para que no se agobie y el pobre
señor no sabe nada? ¿Pero y si…? ¿Y si resulta que es un extraterrestre que ha
suplantado una identidad humana hace poco y por eso desconoce el “fenómeno”?
Y es
precisamente esta última teoría la que echa raíces en mi celevro, expulsa a
todas las demás y me obliga a buscar una explicación. Aunque no tengo ya dudas.
Los de History Channel tenían razón; están entre nosotros y quieren
estudiarnos, violarnos analmente y luego sustituirnos por autómatas sin
voluntad que trabajen para ellos sin rechistar. Como hacen los políticos.
Así que
cojo aire, me agarro a la idea de que (una vez más) he sido elegido para salvar
a la Tierra y urdo un plan maestro para desenmascararle y advertir a la
humanidad antes de que sea demasiado tarde.
-¿Quieres
pasar y nos tomamos unas cervezas mientras vemos el fútbol? Hoy es el clásico
–le digo sonriendo y consciente de que ni tengo cervezas, ni en mi tele se ve
el fútbol ni tengo demasiado claro de qué es eso del clásico.
El
alien me sigue con su expresión alegre
pero inalterable, yo le abro la puerta invitándole a pasar y cuando entra en el
comedor le arreo un sillazo en el cogote. El extraterrestre cae desplomado.
Mucha tecnología y mucha polla pero físicamente son unos flojos. Entonces me
agacho a su lado y busco las costuras de su máscara pero no las encuentro. Le
doy la vuelta, le examino bien y no hay manera. Empiezo a agobiarme. Un hilillo
de sangre brota de su oreja. Roja. Los extraterrestres la tienen verde,
eso lo sabe todo el mundo. ¿Y si no lo
fuera en realidad? ¿Y si solo era idiota como pensé al principio?
Lo
arrastro hasta la puerta de su casa, toco el timbre y salgo corriendo. Desde la
ventana veo como su mujer baja a abrir y al encontrarle en el suelo le grita
“Mira que eres tonto ya te has vuelto a tropezar abriendo la puerta” y le mete
en casa barriéndolo con la escoba. Parece que me he salvado por esta vez. Pero
definitivamente debería ver menos el Canal Historia; porque eso ni es
educativo, ni es historia ni es nada.
😁😁😁😁
ResponderEliminarMe parto. No quisiera ser Vecino tuyo.
Si fuerais vecinos podríais jugar a rol. Piénsalo, eso bien merece un sillazo de vez en cuando...
Eliminar"otia", pues es posible. Habría que valorarlo y comprar una buena armadura de "kevlar" o como se describa.
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