Las matemáticas no se me dan bien, lo reconozco; Las
suspendí en 6º de EGB y las arrastré hasta el instituto, donde tampoco pude con
ellas y tuve que sacármelas en una escuela nocturna de esa para semidiscapacitados. Y a pesar de eso, lo que voy a decir ahora no
es nada personal.
Antes no pasaba nada; Las multiplicaciones, sumas, restas y
divisiones formaban parte de nuestra vida sin alterarla. La abuela hacía sus
cuentas en una libreta que guardaba en el cajón de arriba del todo y si pedías
ticket en la tienda te lo hacían a mano y contando con los dedos. Cosas como
ecuaciones, raíces cuadradas y otras jergas eran para los “técnicos” y gentes
de estudio que se la soplaban a todo el mundo. Éramos tontos, si, pero
sabíamos.
Hoy en día todo es diferente; Si dudamos, seguro que tenemos
una máquina a mano que lo haga por nosotros; Guardamos nuestras facturas y
operaciones varias en discos duros y tarjetas de memoria y el que no sabe qué
es un I-Phone plus con navegador y Uifi es que es un ignorante. Somos listos,
si, pero nos hemos aletargado y no tenemos ni idea de nada.
Y es por ahí por donde somos vulnerables. Nadie quiere
parecer lo que es (idiota) y para ello debemos aprendernos cierta jerga
intelectual y soltársela al primer incauto que se cruce en nuestro camino. Esto
no es casual, claro, cuanto más tontos nos sintamos más listos querremos
parecer y siempre habrá alguien explotando nuestra debilidad y alimentando
nuestro conocimiento vacío. Y hablo de la publicidad, básicamente.
Antes te decían que ese detergente lavaba más blanco que el
otro y nos quedábamos tan anchos; Luego pasaba a ser el doble de blanco,
incluso el triple y la cosa se ponía chunga, pero podía entenderse. El problema
es que eso ya no nos convence (confunde) lo suficiente y llegan a nosotros…
¡¡Los porcentajes!!
Ahora el detergente blanquea un 40% más que el otro, la
crema antiarrugas te quita un 20% de ellas y la maquinilla de afeitar de
quintuple hoja apura el afeitado un 5% más. Y yo solo puedo preguntarme qué
mierda de productos eran antes de todo eso.
Dicen que este año los leones son un 25% más fieros y los trapecistas un 10% menos hábiles. espectáculo garantizado. |
Otro método para hacernos creer en lo fidedigno de su
mentira es lo de las estadísticas. Todos sabemos que nueve de cada diez
dentistas recomierdan chicles sin azúcar (Orbit, ojo), pero casi nadie se
plantea a cuantos han preguntado. ¿Solo a diez? Entonces no tendría demasiada
credibilidad. ¿A cien? En ese caso la cosa cambia radicalmente. Porque no es lo
mismo que un dentista loco recomiende los chicles con azúcar a que diez de
ellos se opongan por algún motivo a que mastiquemos sin parar. Eso me trae a la
mente al señor Miyamoto Musashi, el famoso espadachín japonés, que decía que si
un solo guerrero experimentado era capaz de vencer a diez hombres, diez
guerreros experimentados podrían acabar con un pequeño ejército de cien, y así…
Puede que tuviera razón; Puede que la
sola visión de ese supergrupo de samuráis nos llenara el corazón de respeto y
temor, pero Miyamoto solo, con toda su habilidad y sabiduría, el hombre capaz
de matar a quien se le pusiera por delante con una espada de madera, solo era un tío guarro (no se bañó en su vida
por miedo a que le pillaran desprevenido) y virgen (por el mismo motivo).
Entonces. ¿Significa esto que ese dentista forma parte de un grupo de megadentistas
(nada que ver con el grupo de heavymetal) capaces de acabar con las caries del
mundo más efectivamente que cien dentistas normales? ¿O que, en cambio, es un
dentista sucio y asqueroso que se la pela todo porque no se come una rosca y le
da igual que se nos caigan los dientes de tanto comer Boomers de esos
enrollables tan dulzones? Pues no, ni una cosa ni la otra porque ese dentista
es una excusa para vendernos un chicle. Y nosotros nos lo creemos. ¿Porqué,
somos tontos acaso? Si, pero además de eso, porque no pensamos en ello.
Y con tanto rollo ya no me acuerdo de lo que quería decir…
Ah si, que con lo que me costó sacarme las matemáticas y el otro día fui a
hacer una división en un papel y no me acordaba.
No te alarmes, lo de tener dificultades para hacer una división en un papel le pasa a todo el mundo, tanto si te costó sacar las matemáticas en el instituto como si no, y la culpa es de las calculadoras, claro. Yo tenía un profesor que aun iba más lejos y decía que la culpa era de los árabes, decía que desde que se inventó el álgebra el hombre había dejado de pensar.
ResponderEliminarYo no tengo nada ni contra el álgebra ni contra las calculadoras. Me gustaría ver a ese profesor resolviendo ecuaciones con triangulitos al estilo heleno a ver si le quedaba tiempo para pensar en algo más. Pero sí tengo una máxima respecto a la publicidad y es no creerme absolutamente nada, o al menos lo intento.
De todos modos, lo que comentas en realidad no es nada nuevo, y te aseguro que en los periódicos que compraba aquella viejecilla aparecían anuncios con frases como por ejemplo: "As your dentist, I would recommend Viceroys" y no estoy hablando de la marca de relojes sino de cigarrillos, o "More doctors smoke Camel than other cigarette" (pero traducidas al castellano, claro).
Excelente reflexión acerca de la publicidad engañosa (toda) y la estupidez humana, sin nada soez de por medio. Sorprendida me hallo (es de hallar o de haber??). Yo a la nena le estoy enseñando que todo lo que vea por la tele es mentira, para que le pille prevenida. En fin, también hay dentistas que te hacen un videíco sobre los microgránulos foliculares que provocan la sensibilidad dental, y se quedan tan anchos.
ResponderEliminarQué interesante lo de Miyamoto... ¿se haría sus necesidades encima, también?
ResponderEliminarSeguro que se comía las gambas con piel y todo.
Qué paranoico, el pobre.
Artus, me alegro de que te quedes con el detalle de Miyamoto. Su imagen está muy sobrevalorada actualmente.
ResponderEliminarLolita. ¿De que viejecita me hablas? ¿Debería conocerla?¿Tiene relación con tu profesor?
De la abuela que hacía sus cuentas... ¿es que no lees tus propias entradas?
ResponderEliminarLa verdad es que no. Las hago en modo escritura automática porque esto me permite pensar en quién es más fuerte: Vegeta o Son Gohan.
EliminarPues la verdad es que yo con eso de jugar a rol noto como las matemáticas las voy renovando poco a poco. Esto de pasarse una noche entera sumando numeritos , restandote vida aplicando multiples modificadores por conjuros, situación el combio de la fuerza que te suma un 1'5% al bonificador...
ResponderEliminarSi quieres reforzar las mates te recomiendo una partida niveles epicos a d&d3.5 de vez en cuando enserio xDD
Es verdad que los juegos de rol, algunos más que otros, obligan a convertirse en un verdadero Stephen Hawkin (en cuerpo y mente) para jugar. De hechgo tengo pendiente una entrada sobre este tema en mi otro blog.
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