Todo docente lleva sobre sí una fuerte carga de
responsabilidad ya que de él depende la correcta formación de las futuras
generaciones. Pero el profesor de universidad es, sin querer menospreciar a
ninguno de sus compañeros, quien se encargará de formar a los profesionales del
futuro, la élite de la humanidad. Así pues, en su criterio, profesionalidad y
buen juicio reside la esencia de lo que convertirá a una persona mediocre en
alguien motivado y capaz de enfrentarse al futuro con la cabeza bien alta.
Pero no es solo enseñanza lo que rodea a esta maravillosa
profesión; También tiene un componente de investigación para estar siempre al
día sobre aquellas asignaturas que imparte, uno social para relacionarse con
otros profesores y alumnos con los que compartir conocimientos y experiencias,
y uno más profundo, psicológico, cuando debe lidiar con aquellos alumnos que
ven el aprendizaje de forma diferente.
Veamos un ejemplo de esto último:
(Toc, toc, llaman a la puerta del despacho del profesor)
-¿Quién es?
–Pregunta el profesor con voz grave y firme.
-Soy Francisca. Quería
comentarle algo sobre mi último examen.
-Adelante Francisca.
(La puerta se abre y entra Francisca, pintada como la
fachada de la Casa Gaudí,
vestida con top y minifalda)
-Verá, profesor, me ha
puesto un 4,5 y así no llego a la media de nota para…
-Lo siento Francisca,
un examen es un examen y tienes la nota que tu misma te has ganado.
-Pero… ¿No podría
hacer nada para subir la nota? –Dice ella inclinándose sobre la mesa y
exponiendo un bonito y juvenil escote.
-¿Subir la nota? ¿Qué
quieres decir?
-Pues… Si yo podría
hacer algo para ganar unos puntos… -Se pasa la lengua por los labios.
-Veamos qué se puede
hacer… -El profesor rebusca en uno de sus cajones y saca una hoja
plastificada tal que así:
Lo dicho: Una profesión bonita, de esas que llenan, pero que
no está exenta de riesgos, como el de acabar en la cárcel si se abusa del
letrerito de arriba, como le pasó a nuestro profesor ejemplo.
Veamos el caso:
(El profesor está triste, sentado en el patio de la cárcel
con un paquete de tabaco asomando en su bolsillo. Un recluso se le acerca.)
-¡Oye tu, el nuevo!
–Dice el recluso con voz ronca.
-¿Si? –Responde
melancólico el profesor.
-Dame un cigarrito,
anda.
-¿Un cigarrito dices?
–Y el ex profesor saca del bolsillo trasero de su pantalón una hoja arrugada y
se la enseña:
Cualquiera que haya estudiado en la universidad sabe, que hay un grupito que siempre va a llorar a los profesores y que sospechosamente les suben la nota. Personalmente nunca he ido para quejarme de mi nota, porque soy tan simple que creo merecer lo que me ponen... Aunque reconozco que con algunas asignaturas chungas, siempre estaba la broma en el aire de: haría lo que fuera para subir nota, LO QUE FUERA!!
ResponderEliminarInteresante, de no ser el regusto a peli barata de la tarde que queda tras leerlo...
Yo solo he ido a dos revisiones, en ambos casos porque la nota no me cuadraba nada y con razón, porque las dos veces me habían corregido solo medio examen y claro lo que no está corregido no puntúa. Pero a lo que vamos, cuando suspendo soy muy consciente de ello y consecuente con la nota y nunca he pretendido que me la suban porque sí, pero hay una gran cantidad de gente que cree que si está cerca del 5 es obligación del profesor redondear la nota y si no es que es un cabrón etc etc. Yo no sé de nadie, al menos a ciencia cierta (siempre hay habladurías pero no les doy demasiada credibilidad) a quien hayan subido la nota con felaciones o completos, pero sí llorando. Tanto hombres como mujeres, aquí no se escapa nadie. Yo no sé si es por lo pesados que se ponen o porqué pero funciona, y al final me quedaba con mi 4.8 suspendida como la que más y unos cuantos con 4 pelado que aprobaban misteriosamente. Así se va perpetuando la filosofía del peloteo y la creencia de que dando por saco aunque no lo merezcas puedes conseguir lo que quieras y así nos va. En los culebrones de la tarde en los que te inspiras en lugar de la célebre frase: "si lo deseas con todas tus fuerzas al final lo conseguirás" deberían decir: "si lo deseas con todas tus fuerzas entonces asedia y doblega la voluntad del que esté en posición de conseguirlo por ti".
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarMe alegro de que esta vez no hayais caído en la "escandalización fácil" del final y oa hayais quedado en la esencia de la entrada.
Será por vuestra experiencia como universitarias que os he llegado al fondo (por lo menos a una seguro, jajaja... que poca gracia).
Adios.