lunes, 15 de abril de 2013

Un punto de inflexión.



A lo largo de la vida de las gentes y las personas, existen momentos clave que determinan si esa vida va a seguir un camino o por el contrario, sus aguas discurrirán por otro muy diferente. Esos momentos suelen llamarse “puntos de inflexión” y en muchos casos no somos conscientes de ellos. Lo normal es darse cuenta al cabo de los años y pensar aquello de “Uy si yo ese día hubiese…” Y es así; Eso que no nos atrevimos a decir, ese camino que nunca tomamos o ese beso que precipitamos e hizo que ahora, años después, compartamos la vida con una mujer magnífica que solo piensa en engendrar hijos sin parar… Bueno, pues ahora que ya sabéis qué es esto, voy a explicar la anécdota. ¿Qué no os importa una mierda cualquier chorrada que me pasó cuando era jovenzuelo? Venga, seamos realistas; Si habéis leído hasta aquí, es que no tenéis nada mejor que hacer en la vida. No seáis más tristes aún y seguid leyendo con dignidad por lo menos.

Pues eso, que tendría yo 14 o 15 años y me hallaba sentado en el sofá de casa de JM viendo un largometraje de Bola de Dragón (los expertos los llaman OVAs pero son gente bastante idiota, hay que reconocerlo) en el que Son Goku se enfrentaba a un malo bastante peligroso para la integridad del planeta Tierra. En un momento dado, nuestro héroe favorito decidió utilizar su mejor técnica hasta el momento: El Cambio de lugar instantáneo (shunkanido para los de arriba). Esa técnica maravillosa consistía en desaparecer para aparecer en otro lugar cualquiera del universo y como era instantáneo, el malo nunca te podía pillar. El problema era que el malo también conocía la técnica y la utilizaba para interceptar a Goku y darle de tortas durante el trayecto. Eso nos extrañó tanto que JM decidió llamar a su hermano mayor, AM para que viera semejante fenómeno. AM se personificó en el comedor y le explicamos lo que estaba pasando en la pantalla. No sé si lo he dicho, pero AM era uno de esos seres pseudomísticos llamados “Hermanos mayores” 

Era un tío de veinte años (que puede parecer un crio pero para unos chavales de 14 era todo un hombre) con estudios, coche y novia. Era un tío de esos que pertenecen a otra dimensión que se antoja inalcanzable y a los cuales un joven influenciable creería en cualquier cosa que dijera. Y ahí viene el punto de inflexión. AM podría habernos dicho que nos dejáramos de tonterías, que saliéramos a la calle, que estudiáramos algo de provecho, que saliéramos con chicas no-impresas en papel… Lo habríamos hecho. Pero miró muy serio la tele y nos dijo: “No, eso no puede ser. Si es instantáneo, es instantáneo”




5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Que nos convertimos en unos frikis y ya no hubo vuelta atrás. Pensaba que se sobreentendía pero ya eres el segundo que me lo pregunta.

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  2. Lo que pasó después fue Josep tal y como lo conocemos. Para captar la moraleja de todo esto hace falta tener un punto de vista un tanto alejado del frikismo, porque de otro modo se podría llegar a pensar que este hombre, Josep, es normal, o medriocre, si lo prefieres, y eso impediría captar la ironía del final.

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  3. Lolita, a pesar de que me dejas como un bicho raro, debo admitir que has captado la esencia de esta entrada mejor de lo que nadie lo ha hecho jamás con cualquiera de mis entradas presentes y pasadas. Y lo mejor, es que no has encontrado ninguna referencia sexual oculta en ella.
    Si yo fuera de llevar sombreros, me lo quitaría ante ti.

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  4. No te quites mérito, no me necesitas para parecer un bicho raro.

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