Un
reciente descubrimiento en un centro de detección de ondas gravitacionales en
Alemania ha llevado al científico Carl Hogan (una combinación perfecta entre el
intelecto de Carl Sagan y el físico de Hulk Hogan) a deducir que el universo
que conocemos es la proyección holográfica en 3D de una realidad bidimensional.
Es muy largo y raro de explicar, pero podéis leer la noticia al completo aquí (http://www.tendencias21.net/Un-extrano-ruido-detectado-por-el-GEO-600-podria-probar-que-vivimos-en-un-holograma_a2996.html ) y sacar vuestras propias
conclusiones. Y claro, ahora sería muy fácil despotricar y decir aquello de
“menuda tontería, esos científicos se aburren tanto que solo inventan
gilipolleces para que sus ridículos nombres aparezcan en páginas de internet…”
pero vamos a darles un voto de confianza por una vez e imaginar que sí, que
tienen razón y que la realidad que conocemos transcurre en un holograma.
Esta especie de lente estretoscópica es la causante del descubrimiento. |
¡Somos
un holograma de la verdadera realidad! ¡Ostias, que cosa! Pero… ¿Qué significa
realmente ser un holograma; qué ventajas aporta a nuestra vida? ¿Va a cambiar
en algo nuestra holográfica realidad? Porque, seamos sinceros y dejemos aparte
películas tipo Matrix o el Show de Truman… Vivir en un holograma mola un huevo pero no cambia las cosas si no
somos TODOS plenamente conscientes de ello. No nos va a servir de nada
quedarnos mañana media horita más en la cama y luego decirle al jefe eso de “es
que como este trabajo es un holograma no hay que tomárselo tan en serio” porque
nos van a tirar a la calle (holográfica, pero calle al fin y al cabo). Y si
este verano decidimos broncear nuestro holograma de cuerpo al Sol de forma
íntegra y en medio de la calle y cuando las señoras griten eso de “pervertido
exhibicionista”, puede que no tengamos tiempo de explicarles que no pasa nada,
que solo están viendo una imagen en 3D de algo en 2D que ni siquiera está allí,
antes de que nos corran a escobazos. Y cuando por fin traguemos saliva, nos
acerquemos a esa chica que siempre nos ha molado, la agarremos por la cintura y
la estrechemos contra nosotros para susurrarle eso de “Vamos a hacer vibrar
este holograma, nena”, es posible que algo se mueva en esa lejana realidad
bidimensional de más allá del universo conocido y proyecte una rodilla
holográfica directa a nuestros testículos holográficos 3D y nos haga llegar a
la conclusión de que es mejor ignorar este tipo de cosas y seguir viviendo con
los pies en la tierra, independientemente de sus dimensiones o lugar en el
espaciotiempo. Y es que vivir en un holograma solo mola si todos nos lo tomamos
en serio.
Daniela Blume al final ha resultado ser solo un
holograma de otra cosa. No, si ya decía yo
que eso no podía ser de verdad
Es como el mito de la caverna pero al revés.
ResponderEliminarDesconozco tanto el mito como la caverna, pero gracias por comentar.
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