Cuando llegue
mi final, me muera y vaya a ver a Dios, le diré que no me quiero reencarnar de
nuevo en un humano; le diré que estoy harto de aguantar las tormentas con la
cabeza alta y una sonrisa hipócrita en mis labios; le diré que no puedo
soportar ya más la consciencia del paso del tiempo; le miraré a los ojos y le
diré que no me creo sus historias y que la inteligencia es una maldición con la
que no quiero volver a acarrear; le diré que ya basta de empatías y
sentimientos; que ya no quiero volver a sentir las cadenas en mis pies ni mis
alas de cristal; le miraré directamente a sus ojos divinos, pozos de sabiduría
y le diré que si hay que volver sin remedio, quiero ser un topo.
Para
poder lucir el pelo sin problemas y no acomplejarme más de mi nariz; para ser
ciego abiertamente sin metáforas ni morales; para no tener que madrugar jamás y
observar los amaneceres fingiendo que recibo con entusiasmo el nuevo día; para
vivir mi vida tranquilo, sabiendo que si un día me canso, podré cavar un
agujero tan hondo en el que esconderme, que nadie recordará mi existencia.
Hazte de una secta religiosa, de esas y ya podrás cumplir tu sueño en esta vida, sin necesidad de morirte. Cualquier secta te vale, católicos, sunies o cosas de ese estilo.
ResponderEliminarVoy aver si encuentro cerca de mi casa alguna de esas sectas de folleteos, que son las que me gustan.
EliminarSe llaman "Clubes de intercambio de parejas", yo conozco alguno por aquí por Sevilla...
EliminarNo me fio de esos "clubes". Ya en el cole me dejaban el último cuando hacían equipos para jugar al fúmbol y desde entonces tengo la triste sensación de que me tocaría tirarme a algún ser de ultratumba.
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