Hace ya
algunos años, cuando comenzaba mis andaduras por este mundillo bloguero, un
amigo no muy cercano me hizo un comentario casual acerca de mi tendencia a
perder siempre en los juegos, utilizando la frase “Ahora entiendo lo del
berberecho”, en clara alusión a ésta entrada del blog. Le miré y le sonreí sin
responderle, pero bajo mi aparente tranquilidad bullía un mar embravecido de
dudas. Hasta ese momento había estado escribiendo como si internet estuviese al
alcance de “otros”, pero que me leyera alguien cercano físicamente me
desconcertaba. Y medité mucho sobre el tema.
Los
blogs son un excelente medio para expresarse. Son el refugio ideal de
periodistas frustrados, escritores frustrados, editores frustrados, profesores
frustrados y en definitiva, de gentes frustradas que buscan un medio para
desarrollarse y, con un poco de suerte, encontrarse con un público que sepa
apreciar su talento y trabajo. Pero yo… ¿Qué mierdas estoy haciendo? Me
refiero, por supuesto, a éste blog; en el otro hay una temática definida (los
juegos y mis experiencias con ellos) que puede interesar más o menos a cierto
sector de los internautas… ¿Pero esto? ¿Esto qué es?
Pero
toda esta reflexión no viene por nada. Viene porque hace poco conocí a alguien,
una chica además, que me aseguró que estaba leyendo el blog desde el principio.
“Estoy leyendo tu blog. Voy por el 2012” me dijo exactamente, y un escalofrío
terrible recorrió mi médula espinal. Y aseguro que no era la primera vez que me
lo decían; he recibido correos anunciando tal gesta o asegurando que ya había
sido llevada a cabo; pero el tener a esa persona frente a frente me hacía
sentir, no voy a decir avergonzado ya que estaría exagerando, pero sí
ligeramente expuesto, desnudo, violado, sodomizado… No sabría elegir la palabra
adecuada.
Y una
vez más me he planteado eso de si merece la pena escribir al tuntún, plasmar
mis idioteces aquí, al alcance de cualquiera, sin una meta definida, sin un
objetivo que cumplir, sin nadie a quien ayudar más que a soltar alguna risa
tonta burlándose de mí y mis cosas. Me he preguntado si esto realmente es un intento
desesperado de alimentar mi ego a cualquier costa o solo estoy perdiendo el
tiempo y la vista frente a la pantalla de un ordenador esperando a que los
dioses de google decidan borrar ya de una vez toda esta basura que pone la
gente y que les den. Y como no, he colocado el cursor sobre esa frase escrita
en azul que reza “eliminar blog” y he apoyado un dedo tembloroso sobre el botón
del ratón, quedándome sin fuerzas para apretarlo. Como un suicida cobarde.
Lo importante no es si se duda, si no si se sigue adelante... ¡Y creo que tú ya tienes tu respuesta!
ResponderEliminarSí...
EliminarA ver lo que me dura (dura).