Una
persona sentada a mi lado saca un paquete de tabaco y se dispone a encenderse
un cigarrillo, pero justo antes me mira y me dice:
-¿Te
importa si fumo?
-Pues…
un poco sí, la verdad.
-Ah,
entonces no fumo. Soy una persona muy respetuosa y no me gusta molestar a quien
tengo al lado.
-Muchas
gracias.
-¿Sabes
una cosa?
-No.
-Yo no
quiero fumar. Me gustaría dejarlo pero no puedo.
-Ya. Es
una adicción difícil de dejar por eso de la adicción psicológica y tal…
-No es
eso. Es que si no fumo me entra ansiedad. Y cuando tengo ansiedad me cambia la
personalidad y hago cosas que no quiero hacer pero no lo puedo evitar porque
soy otra persona. Otra persona mala. ¿Sabes?
-…entiendo.
-Y al
final me tienen que llevar a la residencia a que me den la medicación para
volver a ser yo.
-…pensándolo
bien… No me molesta tanto el humo del tabaco.
-¿No?
¿Puedo encenderme uno?
-Por
supuesto. Faltaría mas.
Sutil forma de chantaje.
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