Creo
que no revelo ningún secreto si digo que no me gusta la gente.
Compartir espacio vital (el planeta) con otras personas me parece
incómodo, así como escuchar otras opiniones y puntos de vista sobre
cosas que ya tengo bien definidas, aunque me equivoque. Pienso que
nuestro paso por esta vida ya es lo suficientemente breve como para
malgastar el tiempo con nuestros semejantes y que el individualismo
es la mejor opción de vida visto que cosas como la empatía o la
solidaridad acaban siendo eclipsadas por la codicia y la arrogancia.
¿Por qué resistirnos entonces y seguir fingiendo que somos parte de
un todo, de una especie de proyecto común? ¿Por qué no quitarnos
las máscaras y mostrarnos como pequeños nódulos de ego que buscan
la manera de extenderse e infectar todo a su paso?
Y es
precisamente por esto por lo que yo trato de ir con la cara por
delante y afirmo eso (que ya he dicho que no es ningún secreto) de
que no me gusta la gente.
Lo he
intentado, también es cierto. He intentado muchas veces unirme a la
fiesta de disfraces, al baile de multitudes sonrientes. Hace poco
incluso traté de ser uno más en una conocida red social pensando
que la distancia física con las personas que interactuaba me
serviría de colchón de aire para poder resistir a tanta estupidez y
fusionarme con esa comunidad. Pero no. Siempre fracaso. No me gusta
la gente, y punto.
Afortunadamente
a veces me encuentro con personas que son capaces, con una sola
frase, de demostrarme que todavía queda esperanza. En conversaciones
casuales que capto en lugares públicos, televisión o radios oigo
cosas que me animan a seguir ahí y no largarme a una cueva oscura y
húmeda donde languidecer feliz hasta el día de mi muerte.
Efectivamente cuando oigo cosas como “Ni machismo ni feminismo,
igualdad”, “Si no los torearan se extinguirían” o “Voy a
votar a la ultraderecha porque peor no nos puede ir”, me doy cuenta
de que queda mucho ahí afuera por ver, por descubrir… Y me dan
ganas de sondear ciertas mentes para quizás comprobar asombrado que
si ellos son gente, yo no lo soy. Y eso sería una gran noticia. ¿Y
a qué viene todo este rollo os preguntaréis? Pues a que hace muy
poco oí una frase que hizo que todas mis neuronas trabajaran al
unísono y me estalló (figuradamente) la cabeza.
Hallábame
yo en un bar cutre esperando a que me prepararan un bocadillo de
berenjena (lo digo en serio) cuando el aire me trajo una frase suelta
de una conversación de la mesa de atrás. “Yo no creo en la
evolución porque si es verdad que venimos del mono… ¿Por qué no
hay monos medio personas?”
Os dejo
un rato para pensarlo.
Y es
que es verdad, joder. ¿Por qué no hay monos medio personas, jirafas
medio cebras, ovejas medio cabras, pulpos medio cangrejos o lagartos
medio pájaro todos aquí y ahora en este preciso momento del
espaciotiempo? ¿Donde están los dinosaurios, los dodos y los
mamúts? ¿Por qué si todo evoluciona no tenemos continuamente todas
las fases de esas evoluciones coexistiendo como si nada? ¿Por qué
no podemos cruzarnos un día por la calle con un neanderthal de esos,
un cromañon o un homo erctus? ¿Por qué si nuestra sociedad ha
evolucionado desde las cavernas no hay nadie viviendo en la edad del
bronce, el medievo o cazando ovejas con piedras y lanzas? Me parece
tan injusto y poco creíble todo…
Pero
voy a ir más allá. ¿Por qué no podemos ser nosotros, los hombres
y mujeres de principios del siglo veintiuno solo una fase de nuestra
evolución y coexistir con seres humanos mucho más avanzados?
Imagindad que estáis en el cine y de repente entra un señor alto y
calvo, de complexión estilizada y dedos largos que flota a cinco
centímetros del suelo gracias a los poderes superdesarrollados de su
cerebro superior y se acerca a nuestro asiento y nos dice “Aparta
monito, que este asiento es el mío” y no podéis rechistarle
porque su energía mental os obliga a obedecer. Y cuando le tenéis
al lado comiéndose vuestras palomitas y magreando a vuestra novia os
mira y sonríe para decir eso de “Te faltan cien mil años para
llegarme a las suelas de los zapatos, pringadillo”. Y entonces ríe
y la película te parece una mierda porque probablemente lo fuera de
todos modos.
Es que
no se puede ir al cine entre los precios y los películos que hacen
que solo vale la pena el trailer y todo lo demás es paja.
Contestando a ese señor que no cree en la evolución le diré que mire bien, que hay humanos que se han quedado atrás y que su pensamiento les delata. Les diré que hay monos que a nivel social y sexual son más humanos y están más evolucionados que algunos congeneres que por culpa de eso, de unos genes, compartimos especie, pero poco más. Cuando el sabio apunta al cielo, el tonto mira el dedo.
ResponderEliminarJoer, que bonito.
EliminarContratado.
Me ha gustado esta rayadita mental
ResponderEliminarNo es ninguna "rayadita".
EliminarEs una reflexión subyacente.