Después de mi experiencia con esa señora de la acupuntura* me
prometí no volver a acudir a lugares de masajes o tratamientos
varios sin tener buenas referencias, pero mi dolor de espalda no solo
no remite sino que parece acrecentarse con los años y desesperado,
acepto la recomendación del amigo de un conocido que aseguraba que
al primo de su cuñado le había ido muy bien cierto osteopata y allá
que voy.
Es de noche ya y
busco la dirección ayudado por el google maps en uno de los barrios
más laberínticos del pueblo y que como no era de extrañar, nunca
había pisado. Es una zona de casas bajas, a la antigua usanza, de
esas en las que señoras mayores se asoman a mirar por los visillos
en cuanto oyen pisadas y los perros en lugar de tranquilizadores
ladridos lanzan inquietantes miradas de reproche. Me siento incómodo
y la sensación no se disuelve al encontrar el lugar.
Una
casa normal, como no, sin carteles indicadores, sin ningún tipo de
referencia y cuando llamo tienen que abrir media docena de pestillos,
cerrojos y candados. Me recibe un chaval sonriente con las manos
manchadas de aceite y me hace pasar a una sala de espera que no es
otra cosa que un saloncito de esos con revistas y una tele sin mando
en la que solo se puede ver el programa ese del zumbado de George de
la jungla. En el episodio de hoy unos nativos de filipinas le invitan
a dormir en su casa y él casi se la desguaza tratando de hacerle una
foto a una araña. Por suerte me llaman ya y no tengo que ver como se
deja morder por algo venenoso y luego hace como que se medio muere.
Paso a la sala de
tratamiento, o como se llame y antes que nada el profesional en la
materia me hace varias preguntas. Que cual es mi problema, que quien
me ha hablado de él, que desde cuando me duele, que si la tortilla
con o sin cebolla… Luego me hace quitar los zapatos y examina las
suelas; me indica que tengo una pisada irregular teniendo en cuenta
el desgaste y me mira con severidad.
-Esto puede ser por
tener una pierna más larga que la otra -me dice.
-Hombre, todos somos
asimétricos dicen, y es normal tener unos milímetros de…
-Ni
milímetros ni
pollas. Fíjate en esto.
Entonces saca un
metro, mide desde el hueso occipital hasta el tobillo y no hay duda.
La izquierda me mide 102 cm y la derecha 114.
-¿Ves? -me dice tan
pancho -. Tienes una diferencia de 12 centímetros. Eso te causa una
cojera que deriva en el dolor de espalda.
-¿12 centímetros
de diferencia? ¡Eso es una locura! No puede ser, vuelve a medir.
-No es necesario
medir. Se ve a simple vista. Lo he notado con tu caminar oscilante, a
lo Fraga que en paz descanse.
-Bien muerto que
está el hijoput… Pero no me desvíes el tema. ¿Voy a tener que
llevar unas de esas botas con plataformas? No voy a ligar en mi vida.
-Sí, sin duda, pero
ya que mencionas la desviación… -comienza a explicarme -. Tu
columna está algo torcida hacia la izquierda. Así a ojo… Unos 70
grados.
-¿Qué? -respondo
azorado, sea lo que sea que signifique eso -. Setenta grados es una
barbaridad. Me habría dado cuenta.
Entonces el tío
deja caer un pañuelo de seda al suelo y me pide que lo recoja con
una mano y con otra. Con la izquierda lo recojo sin problemas pero
con la derecha me cuesta horrores.
-¡Esa es la prueba!
-exclama emocionado -. Tu brazo izquierdo está como a un palmo del
suelo de normal, mientras que el derecho queda bastante más lejos.
¿De verdad nunca lo habías notado?
-Pues ahora que lo
dices, igual si que… ¿Pero entonces esto también tendrá que ver
con mis mareos y falta de equilibrio? Porque es otro de los problemas
que te quería comentar.
-No. No creo -me
responde tomando notas en su libreta -.Eso será cosa de la joroba.
-¿¡También soy
jorobado¡?
-Sí. Y mucho. A lo
Gerard Depardié.
-Pero… Yo me miro
en el espejo y me veo bien.
-Porque también
tendrás dismorfofobia. Tu cerebro modifica tu aspecto para que no te
suicides y al mirarte te ves como un hombre atractivo y con pelazo.
-¿Tampoco tengo
pelo?
-No.
-Joder… Con razón
no ligo nada. Soy un puto engendro infernal.
-Si.
-¿Y qué puedo
hacer? ¿Tendrá arreglo via cirujias, implantes óseos y
electroshocks?
-No
hombre, no te preocupes. Unas
sesiones de masajes y te llevo al sitio.
-Anda pues que bien,
ya me quedo más tranquilo.
-Solo serán cien
sesiones para empezar.
-Las que hagan
falta. Ah. Y cobrame lo que quieras.
-Por supuesto que lo
haré. Faltaría más.
-Será un placer.
-Igualmente.
-…
-¡Qué?
-Vamos terminando
esto. ¿No?
-Cuando tu quieras,
que eres el que escribe.
-Claro, total,
seguro que ya nadie está leyendo.
-¿Tu crees?
-Seguro. Luego
comentan con un “jajaja” y se quedan tan panchos.
-Pues ale, al lio.
-¿Qué lio?
-Lo de los masajes.
A eso has venido.
-Cierto. Me había
travisculado.
Ets impresionant Josep , unic en " genere ". Segueix aixi , es pur disfrute...diferent...( La rara soc jo ) La meva enorabona . Grasies per existir. Ja ho sas..apimo a rabiar...������������
ResponderEliminarPues cuando he visto la foto, así con el medio sueño y tal me ha parecido una mazmorra 🤣🤣. Me apunto lo de la dismorfofobia, que a mí también me pasa y por eso me veo tan guapo.
ResponderEliminarDe verdad existe la dismorfofobia? Voy a tener que buscarlo.
ResponderEliminarAl final te arregló o vas por las sesiones?
Gracias a todo el mundo por comentar.
ResponderEliminarLa dismorfofobia existe y no es un tema para hacer broma...
a no ser que tengas un blog que no lee casi nadie.
Jajaja
ResponderEliminarEs conya, molt bo, feia dies q no mirava lo blog
Eliminar