Vivimos tiempos difíciles, es cierto, y aunque nunca antes
había mencionado en este blog términos como “crisis”, “paro” o “reseción
económica”, está claro que estas son cosas con las que todos vivimos. Pero en
el otro extremo está la vida; La vida sin más; La que todos vivimos día a día y
que tratamos de disfrutar en la medida de lo posible. Todos tenemos familia con
la que nos gusta pasar las tardes de domingo, amigos con los que charlar, salir
a cenar si el bolsillo lo permite y también momentos de soledad en los que
hacer aquello que nos gusta sin que nadie nos venga a decir nada. Si por un
momento nos olvidamos de las noticias de la tele y la radio y nos limitamos a
observar el mundo que nos rodea, nos encontraremos con gente haciendo deporte,
disfrutando del paisaje, de sus hijos, de su vida… Hasta que nos topamos con
alguien, cara a cara, y nos vemos obligados a mantener una conversación, por
breve y formal que ésta sea, el pesimismo aflora de forma casi obligatoria y
claro, un comentario negativo debe ser respondido con otro todavía peor, ya que
de lo contrario daría la sensación que le restregamos nuestro bienestar en su
miserable cara; Y así la negatividad se convierte en un bucle que nos absorbe
del que ya no podemos escapar mientras se hace cada vez más grande cual bola de
nieve rodando montaña abajo, negra y pestilente. Pero para que lo entendáis
bien (que si soléis leer este blog significará que sois gentes de pocas luces),
aquí va una típica conversación de ejemplo, de esas que se tienen habitualmente
en ascensores, gasolineras o aseos públicos.
-Está la cosa mal… ¿Eh?
-Ya ves… Fatal.
-En la empresa de mi cuñado han tirado a 20 a la calle.
-Y a peor que va a ir.
-Que cabrones los empresarios.
-Unos hijosdeputas es lo que son. En nuestra piel deberían verse.
-Y si no los de los bancos, que dejan a la gente en la calle
para dejar las casas cerradas.
-Y el gobierno encima les ayuda.
-Que cabrones los de los bancos.
- Unos hijosdeputas es lo que son. En nuestra piel deberían
verse.
-Y el gobierno… ¿Qué?
-Unos mentirosos. Venga a recortarnos para llenarse los
bolsillos.
-Y a peor que va a ir.
-Que cabrones los del gobierno.
-Unos hijosdeputas es lo que son. En nuestra piel deberían
verse.
-Y así estamos. Se ha jodido el estado de bienestar.
-Dentro de nada somos el tercer mundo.
-Y los chinos mandarán y nos tratarán como a perros
-Latigazos nos darán.
-Que cabrones los chinos.
-Unos hijosdeputas es lo qu…. En nuestra piel deberían...
-Y así se acabará todo.
-A la mierda nos iremos.
-La tierra se romperá y nos tragará.
-Y en el infierno diez mil demonios nos esperarán.
-Nos torturarán.
-Nos violarán.
-Nos sodomizarán con tizones ardientes.
-Y a peor que va a ir.
-Que cabrones los demonios del infierno.
-Unos hijosde…En nuestra piel…
Y asi. Esto es lo que oigo día tras día, allí donde voy.
Pero lo único que puede librarnos de todo esto está en nuestras manos y se
llama positrivi.. pisitrovi… postriti…bueno, vosotros ya sabéis a que me
refiero.
Me parece extraño que siendo tan poco optimista pienses así, pero sí, da caguetilla hablar con nadie de nada..., aplícate tú también el cuento po favó!
ResponderEliminarLa verdad es que, por tratarse precisamente de ti, no sabemos a qué te refieres. ¿Era a la positividad o la prostitución? Porque tal y como iba evolucinando la palabreja...
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