Los
humanos somos seres gregarios; eso lo sabe todo el mundo; pero no gregarios
como los lobos, que unen fuerzas para cazar de forma más efectiva, sino
gregarios como las ovejas, que en cuanto se separan de la manada se pierden en seguida
y se ponen a llorar. Los humanos necesitamos un pastor que nos guíe y para
desempeñar tal labor, nada mejor que alguien que nos haya convencido
previamente de que es un ser superior; llamadlo político, elegido de dios,
estrella del rock o, el más habitual, científico de mierda.
Pero no
todos los científicos son de mierda; algunos investigan sobre la cura del
cáncer, cómo ahorrar recursos para que no desangremos completamente a nuestro
planeta o sobre si podrían utilizarse células madre para regenerar los tejidos
hasta tal punto, que pudiésemos clonar a la Kournikova (ver foto en la entrada
anterior) de forma masiva y repartirla por el mundo. Lo que pasa es que hay
otros, que sea por falta de talento, incapacidad para encontrar un trabajo
decente, o simplemente por haber sido excluido de los circulos científicos
serios debido al exceso de investigadores que según el gobierno hay, se venden
a cualquier industria y se dedican a investigar cosas aparentemente serias,
pero que pueden condicionar nuestras vidas hasta el punto de transformarnos en
personas repletas de conductas obsesivas e irracionales.
Tenemos
por ejemplo a Punset, un hombrecillo de pelo cardado que nos habla de cómo ser
felices al tiempo que nos compara con su perrita; a su hija, diciéndonos sobre
el amor y las relaciones personales para así poder convertirnos en personas
emocionalmente inestables y a muchos otros que aseguran, utilizando el
argumento ese de “Existe un estudio científico que demuestra que…” seguido de
cualquier gilipollez tal como que tenemos que ducharnos cuatro veces al día,
lavar la ropa después de cada uso por breve que éste haya sido (los seres
humanos sudamos mierda, recordémoslo), aspirar las alfombras cada hora para que
no salgan pequeños aliens entre sus pelos, desinfectar la casa continuamente
con lejía para que nuestros hijos no se infecten con cosas raras que nuestros
ojos no ven y ya que estamos hablando de hijos, darles batidos de complejos
vitamínicos (los mismos que se les da a los enfermos terminales, si) por si se
dejan un poco de verdura en el plato.
Somos
borregos, no lo olvidemos, pero sería interesante que de vez en cuando nos planteáramos
qué tipo de pastor nos está guiando y hacia dónde. Ya sé que la televisión
mola; ya sé que las conductas obsesivas no lo parecen tanto cuando son
compartidas por todos los que tenemos alrededor, incluso (sobre todo si tienen
que ver con la higiene) pueden convertirse en motivo de exclusión del que no
las comparte, “¿Cómo? ¿Solo te duchas una vez cada dos días? ¡Aléjate de nosotros,
leproso!”, pero creedme, dulces ovejitas, a veces merece la pena dejar de comer
hierba, levantar la cabeza por encima de los lomos lanudos de nuestros
congéneres y fijarse bien en quién es el pastor que guía nuestros pasos. Yo,
mientras no esté seguro del todo me saldré del rebaño y vagaré sin rumba en
busca de quien prometa Kournikovas para todos.
¡Guiame al mundo perfecto, mi pastor! |
PD: A ver si tengo suerte y mi mujer no ve esta entrada.
Sería difícil que tu mujer no lea la entrada si la dejas abierta con el ordenador y la pantalla en marcha, no? Bueno, al margen de esto y quitando a las Kurnikovas, la entrada me gusta, pero veo que cada vez plagias más mis argumentos. Ayer mismo te dije que los publicistas nos tomas por gilis a todos y que nos venden yogures para poder alimentarnos mal y cremas para poder dejar de dormir..., el colofón fue el productito ese que se les da a los niños si se dejan algo en el plato, sembrémosles un futuro de obesidad!! En fin, que te gusta mucho robarme ideas...
ResponderEliminarEn cuanto a lo primero... Ha sido un error mio, lo reconozco.
EliminarEn cuanto a lo del plagio de ideas... Aqui el que más corre vuela. Y yo no te veo volar.
Saludos!
ResponderEliminarA mi el anuncio del producto ese que mencionas, Isabel, también me solivianta. ¿Para qué educar a tu hijo/a? Si no come, no te preocupes, progenitor ocupado, dale del batido y ya has cumplido. Total, ¿para qué obtener con sacrificio algo que puedes obtener con dinero? Las grandes compañías no obtienen beneficio de que los padres cumplan con su obligación.
Respecto a la entrada en sí, estoy de acuerdo. Lo que deberíamos hacer es pedir las credenciales a estos llamados "científicos" y estudiarlas con un poco de suspicacia (sobro todo hoy que muchas universidades están prostituidas y, más de lo mismo, te dan un título de lo que sea a cambio de tu dinero, echando por tierra los títulos universitarios que merecen ese nombre). Seguro que en El Corte Inglés hay una sección de "trajes de científico". Te compras uno, te lo pones, te sientas en una silla del rastro con una estantería detrás y ya puedes opinar de lo que te dé la gana.
En fin, sí que me ha puesto combativo esta entrada. Algo de thrash tiene por dentro...