Es
importante saber transmitir nuestras ideas, valores y motivaciones a nuestros
hijos, especialmente cuando están en esa edad inocente en la que desean
descubrir el mundo pero todavía no saben nada de él. Ese es el momento de
enseñar, educar y enriquecer a los pequeños con todo aquello que nosotros hemos
aprendido a lo largo de nuestras vidas para que algo de nuestra sabiduría
llegue a ellos y les ayude en el duro camino de la vida. Pero todo eso teniendo
en cuenta que seamos personas lúcidas y equilibradas porque, en caso de estar
como putas cabras, tal labor se puede convertir en un adoctrinamiento puro y
duro del que nuestro pequeño puede salir mal parado. Y como no, estoy hablando
de cosas tan comunes como inventarse mierdas para que el crío se las crea sin
saber que su padre está mal de la cabeza. Pero vamos con un ejemplo práctico,
por favor.
Hace
poco llegaba mi hija a casa después de pasar el día con una amiga. Y que si “Te
lo has pasado bien”, que si “habéis jugado mucho”, et… Hasta que la niña me
suelta esto:
-¿Sabes
papá? El abuelito de Xxwz (nombre de la amiga) se murió, se convirtió en un
ángel y subió al cielo. Se lo han dicho sus papás.
-¿Que
qué le pasó a quién? ¿Que se convirtió en qué y subió dónde?
-Papá,
no te enteras de nada, he dicho que…
-Ya ya,
eran preguntas retóricas de esas.
La
cuestión es que activé el panel secreto detrás de la tele que me condujo a mi
biblioteca secreta y comencé a buscar en la sección de “teología y otras
mierdas” a qué tipo de religión podían pertenecer los padres de Xxwz, pero fue
en vano. Ni el viejo testamento ni el nuevo contemplaban la polimorfización ni
el ascenso físico al cielo, así como los cultos derivados del cristianismo u
otras religiones más raras. Así que, después de varias horas de búsqueda
infructuosa llegué a la conclusión de que los padres de esa niña se habían
inventado una religión a su medida. Y yo, respetando al máximo su derecho a
creer, debo decir que menudos gilipollas de mierda son esos dos. Pero cuidado,
que no quiero ofender a nadie.
Veréis.
Yo no soy creyente. Y estamos hablando de creyente como el que se cree cosas
que jamás ha visto y que desafían todas las leyes de la física y la lógica,
solo porque están escritas en libros o son pronunciadas por personas que
aseguran que predican algo más antiguo que el mundo. Pienso que las religiones,
así en general, tienen un motivo para existir y ese no es otro que las
necesidades de algunas personas (muchas personas) en creer en que hay algo más
que esta miserable vida que nos toca vivir. Y hasta ahí lo respeto, incluso lo
admiro hasta cierto punto. Pero que alguien se invente su propia religión “Es
que yo creo en dios, pero a mi manera, o sea”, se la crea aun sabiendo que es
todo una invención propia, y encima se la cuente a sus hijos para que éstos
propaguen la palabra me parece un sinsentido.
Así que
solo me queda la opción de contraatacar y como algún día venga esa niña por mi
casa a contarnos cuentos de cadáveres que se alzan de nuevo y vuelan hacia el
cielo con alas de paloma, voy a abrir el armario de los tebeos y le voy a
hablar del gran Songoku, que dio la vida por nosotros y luego resucitó para
participar en el torneo de artes marciales. Y como su padre se mosquee ya puede
venir a por mí que le estaré esperando detrás de la puerta con la pose de la
grulla. Y se va a cagar. Ya lo creo que sí.
Esto ya es otra cosa, hombre por favor. |
Sólo un maestro como tú podía tocar un tema tan espinoso sin convertirlo en algo... ehh.... espinoso (es demasiado tarde para dar con un tema mejor).
ResponderEliminarLo de adaptar el dogma (el sistema de juego) de una religión a las necesidades o gustos de cada uno es muuuy común; ahí tenemos a tantas figuras públicas que supuestamente son fieles de ciertas religiones, y a las que vemos comportarse de forma totalmente contraria al dogma. O barbaridades que oimos como la que describes.
Pero quizá esos padres que mencionas no son unos herejes (que lo serían muy a pesar suyo si están creyéndose eso que dicen, aunque no les guste la idea de ser herejes) merecedores de la excomunión. Quiero pensar que lo que trataban de hacer era adaptar la compleja escatologia cristiana a una niña de corta edad.
Lo que no les exime de que hagas lo que dices de Gokuh, está claro. Hay cosas que no admiten discusión. Aunque claro, yo hubiera empezado: "verás, niña, el caso es que Humakt una vez encontró una espada y...."
Un saludo
Lo de Humakt sería una buena cosa de suceder en nuestro mudo; al ser otro le quita mucha credibilidad.
EliminarPero ahora en serio, aunque cada uno es totalmente libre de educar a sus hijos como le plazca, yo soy de esas pesonas sin corazón que optan por llamar "muerte" a la muerte, para evitar futuras confusiones.
¡Gracias por comentar!