Abro un
ojo. Luego el otro. Noto algo de descoordinación y me incorporo. El reloj marca
las cuatro y media de la madrugada. No puedo dormir y sé que no podré, así que
me levanto del todo. Me siento tentado de buscar gentes conectadas en mis redes
sociales para darles la tabarra, o si no…¿Qué hacen despiertos a esas horas
sino esperar a que algún insomne les moleste? Pero no lo hago. En lugar de eso
me visto y salgo a la calle. Me vendrá bien dar un paseo. O eso pienso. El frío
me alcanza a los pocos pasos y me reconforta con su frío abrazo. Sopla el
viento y me pilla desprevenido al girar la esquina, llenándome la boca de
tierra. Mastico lentamente y escucho los crujidos en mis dientes, lo que me
evoca momentos de mi infancia. Esas noches en la playa… Pero ya ha pasado mucho
tiempo y ahora es ahora, y ahora camino hacia la oscuridad. No tardo en
encontrar algo. Veo la luz de una hoguera y me acerco. Y allí están. Parece una
reunión de viejos conocidos. Veo a mi Instinto de Autodestrucción bailando con
la vieja amiga Soledad, a aquél que llamaba Despreocupación saltando unas
llamas ante la divertida mirada de la Inconsciencia y también a algunos otros a
los que apenas recuerdo, charlando animadamente bajo un árbol al que alguna vez
conocí. ¿Realmente hablaba con los árboles o simplemente me acabé acostumbrando
a su indiferencia? Me invitan a unirme a la fiesta. No parece mala idea. Hace
frío y no tengo adónde ir. Pero algo me frena. Algo tira de mí y me devuelve a
la realidad. De pronto mis antiguos amigos me parecen lejanos y hostiles y las
montañas que me rodean son cada vez más altas y sus picos, afilados como
espadas acaban juntándose en el cielo, justo sobre mí. Y me siento encerrado. Y
me falta el aire. El pecho me pesa y mis
pies parecen hundirse en el barro. Me arrastro de nuevo hasta mi casa, repto
por las escaleras y me meto en la cama. Miro el despertador. Son las seis y veinte.
Faltan diez minutos para que suene. Cierro un ojo. Luego el otro. Noto algo de
descoordinación pero a pesar de eso me duermo. Seguro que cuando despierte
tendré mejores sueños.
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Es otra de esas entradas que me deja destruido, no sé por qué. Muy buena.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Capdemut.
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