Amigos, sé que lo que voy a
escribir hoy me va a traer problemas en un futuro cercano (y también
a medio y largo plazo), pero tengo que contarlo. Tengo que contarlo
porque mi consciencia ya no puede más, mi moral se resquebraja y,
porque no decirlo, soy un bocachancla y un chivato y si veo la
oportunidad de hacerle daño a algien revelando un secreto de esos
bien guardados por muchos, lo hago. Y ahí va mi historia.
Cuando era un chaval post
adolescente de tan solo 28 años, "decidí" por "voluntad
propia" y "sin ningún tipo de presión", sacarme el
carné de camión. Como digo, fue una decisión personal de esas que
se toman para intentar mejorar, llegar mas alto, ganar más dinero y
poder hacer cosas que otras personas solo sueñan, como mirar el
escote de las chicas desde otra perspectiva. Pero cual fue mi
sorpresa al comprobar que además de los tres examenes de los que
consta el susodicho carné (teórico, circuito cerrado y practico),
había un cuarto examen secreto; un psicotécnico destinado a
calcular el nivel de maldad del examinado. Tal psicotecnico dividía
alos caminoeros en "del bien" o "del mal". A
partir de ese momento los futuros camioneros fuimos separados en dos
grupos e instruidos con las normas de circulación secretas. De este
modo, los camioneros del mal deben cruzarse en las rotondas, no ceder
el paso a nadie, tocar las bocinas delante de hospitales y silbar a
las chcas por la calle. Los camioneros del bien, en contrapartida,
deben ser cívivos (siempre dentro de las posibilidades) y, como no,
combatir a los camioneros del mal.
A mi me tocó seguir el
camino del bien, por lo que tengo la acreditación que me permite
utilizar los lavabos mas limpios de las gasolineras, que los refritos
de los bares de carretera no estén tan aceitosos y que las
prostitutas se molesten en fingir orgasmos, entre otras ventajas
menores. Los camioneros del mal, en cambio, aunue viven una vida
mucho más dura en cuanto a servicios recibidos, tienen la
satisfacción de poder hacer lo que les venga en gana y sentirse los
reyes de la carretera.
Así que ya lo sabéis,
queridos lectores. No sé si haber desvelado esto me va a dejar fuera
de circulación (chiste malote), pero tenía que contarlo. Para
advertiros a vosotros, oh abnegados seguidores de este blog que me
habéis acompañado durante tantos años, de que tengáis cuidado con
los camioneros malvados y que si alguna vez tenéis problemas en
carretera, busquéis a uno de los buenos, el cual os ayudará sin
dudarlo, aunque ello le cueste la ruta.
Y ahora viene lo decisivo:
¿Como diferenciarles? Muy fácil, ya que en las autoescuelas donde
hacen los exámenes se preocupan de colocar pequeños tatuajes con el
símbolo del bien (o del mal) en la base de los testículos de cada
futuro chofer. Así que cuando os encontréis con un camionero, por
rudo y malaspulgas que parezca, sólo tenéis que pedirle que os
enseñe los huevos. Ya veréis qué bien. De nada.
El típico vehículo de camionero malvado. |
¡Ahora lo entiendo todo!
ResponderEliminarDeberían hacer una película de esto. Basada en hechos reales, claro.
ResponderEliminar¿y las camioneras? como las distinguimos... y no me vengas con que son todas del mal o del bien... que será una excusa mala para no mojarte. ya estás hasta el fondo, no te preocupe mojarte más.
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