Encerrado
en su habitación, el niño estaba absorto en una serie de operaciones matemáticas
con tal de averiguar qué juguete podría contener el menor número de errores a
la hora de ser adquirido para así comprobar si su madre era víctima de una
serie de malas casualidades o si, tal como él sospechaba, era una persona genéticamente
diseñada para equivocarse. Las paredes del cuarto estaban empapeladas con
bocetos y operaciones matemáticas tales como ecuaciones, raíces cuadradas y
restas con coma; los regalos con facilidad de confusión eran desechados y
cambiados por otros con un índice mayor de acierto. Finalmente, a altas horas
de la madrugada se oyó un grito de “eureka” en el vecindario. Por fin lo había
conseguido.
Según
los cálculos, el regalo más seguro era el de “coche de policía” con un 99,89%
de probabilidades de éxito. Le había costado semanas de trabajo, búsquedas en Internet
y encuestas a pie de calle, pero por fin lo había logrado. Cansado pero feliz,
bajó las escaleras y se encontró a su madre preparándose un bocadillo de
callos.
-Mamá,
ya se que quiero para mi cumpleaños –le dijo con alegría.
-Oh,
que bien. En cuanto me coma la tortilla de caracoles salgo a comprártelo.
-Gracias
mamá, eres la mejor –dijo él tratando de aparentar normalidad para la mejor
consecución del experimento.
Y así
la madre salió y regresó al día siguiente con un paquetito entre las manos. El
niño lo abrió fingiendo felicidad y su semblante se oscureció al ver el
contenido.
Nubes
negras se acercaban a la ciudad. Sería la peor tormenta que jamás azotara esa
región.
Pero un helicoptero siempre ed mejor que un coche, porque vuela y giran cositas y eres mas molon y ligas más con un helicoptero q con un coche
ResponderEliminarYo creo que estadísticamente s eligará más con un coche, por eso de que hay muchos más.
EliminarEn proporción... No sabría que decirte. Quizás tengas razón.
Al menos la madre sabe inglés.
ResponderEliminarEste me ha hecho reír en voz alta.
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