-¿A que
viene esa cara hijo mío? Parece como si hoy en clase todos tus compañeros se
hubiesen burlado de ti.
-Es que
es justo lo que ha pasado mamá. Hoy tocaba revisión médica y cuando nos hemos
quitado la camiseta pata el examen de próstata todos me han dicho que para la
edad que tengo estoy muy fofo, fláccido, sin tono muscular… ¡Soy una vergüenza
de niño!
-¿Pero
a dónde vas tan corriendo y llorando? No subas las escaleras así que te la vas
a pegar.
Pero el
niño no escucha los consejos de su madre y se encierra en su cuarto a expresar
su dolor en soledad. La madre, mientras tanto, idea una plan para que su hijo
recupere la forma sin tener que apuntarse a uno de esos antros de depravación y
consumo de sustancias prohibidas que son los gimnasios.
A la
mañana siguiente la madre entra en el cuarto del niño sacudiendo una tapa de
olla con un cucharón. El niño se despierta con tal sobresalto que se le
agarrota el brazo izquierdo como al padre de superman.
-¡Qué pasa!
-Tengo
la solución a tus problemas de flaccidez justo al lado de tu ventana. Asómate y
verás que sorpresón te llevas.
El
niño, temeroso de qué pueda encontrarse allí, descorre las cortinas y contempla
la obra de su progenitora.
-Gracias mamá. Me habrás comprado también una pelota, por lo menos.
-¿Una qué?
-Déjalo mamá. Déjalo.
Al menos en tu historia está al lado de la ventana, en la foto ni eso. Jajajaja
ResponderEliminarque se puso primero, ¿la casa o la canasta? ahí está la cuestión. Echaba de menos esta sección.
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