miércoles, 4 de diciembre de 2019

Un relato sin nombre. parte 1

 Saludos queridos lectores y lectora. Habréis notado que este blog ya no se actualiza con la regularidad de antaño, que cada vez es menos gracioso y más curioso y seguramente estaréis pensando que me he enriquecido tanto con mi nuevo libro (que por cierto podéis adquirirlo ya en formato digital por 2 miserables euros aquí) que ya no escribo para la plebe... Y no vais del todo desencaminados.
Lo que pasa es que estoy escribiendo de forma no pública, trabajando en varios proyectos paralelos que ocupan mi escaso tiempo libre y claro... los blogs se resienten. Es por ello (por vosotros) que he pensado en ir publicando aquí, por entregas, el que será mi próximo relato, en plan borrador. de este modo no solo os doy contenido que leer y reavio el blog sino que os convierto en lectores beta y eso que me ahorro para el futuro.
¿Que no exisitían los planes perfectos decíais?
Aquí os dejo el principio de mi nuevo cuento, sin título todavía porque hasta eso espero que me deis hecho.
Abrazos.


01-
 

Revisó la documentación por enésima vez antes de llamar al timbre. Tenía los resultados negativos de enfermedades venéreas, una declaración jurada sobre no mantener relaciones sexuales ni consumir drogas intravenosas hasta ese momento y fotocopias compulsadas del DNI y pasaporte, este último por si acaso. Estaba recién duchado, afeitado, depilado, perfumado y además había estado haciendo flexiones para tener los músculos algo más tonificados. Aspiró profundamente y pulsó el botón.



Un hombre joven con la cabeza afeitada le abrió la puerta y le invitó a pasar, a través de un pequeño recibidor que olía a incienso y sudor, hasta una sala de espera donde media docena de jóvenes le observaban nerviosos. Había cuatro chicos y dos chicas que captaron inmediatamente toda su atención. La primera era una muchacha pequeña en todas sus dimensiones; bajita, delgada, con el cabello muy largo y cara de inocente; parecía una niña, aunque estaba claro que no lo era. La segunda era todo lo contrario; alta, robusta, voluptuosa y con una mirada tan incisiva que le obligó a girar la cara.



Se preguntó con cual de las dos le tocaría, sin tener realmente ninguna predilección. Era la primera vez que se presentaba a un casting pornográfico y se conformaba con que los nervios no le jugaran una mala pasada.



Pasaron unos escasos quince minutos cuando le tocó el turno. Había sido extraño porque no entraban por parejas como él había supuesto en un principio si no uno a uno y en turnos muy rápidos. Los tres primeros chicos salieron rápidamente con caras agrias, después la chica grande que salió a la calle claramente enfadada y se quedó en la puerta fumando, como si esperara una segunda oportunidad, después la chica pequeña, que fue la única en quedarse dentro y el último chico se marchó antes de que lo llamaran. Cuando le tocó su turno los nervios se le crisparon y tuvo que concentrarse en controlar su respiración para aliviar tensiones.



Entró a la siguiente sala y se encontró frente a una mesa en la que había una chica sentada. Más atrás el del pelo rapado estaba apoyado en una pared , junto a otra puerta, con los brazos cruzados y no había ni rastro de la chica pequeña. “Me estará esperando en la otra sala para rodar alguna escena” pensó con algo de emoción, hasta que la chica de detrás de la mesa habló.



-No te quedes ahí parado que no nos sobra el tiempo -empieza a desnudarte.



Algo avergonzado por su falta de iniciativa se acercó a la mesa, dejó encima todos los papeles, que fueron ignorados por ella y comenzó a quitarse la ropa. Zapatos, camiseta, pantalones… Antes de bajarse los calzoncillos la observó bien. Era una chica joven, delgada, con una mirada penetrante que le daba un aire peligroso; su cuerpo esbelto y fibrado parecía el de una acróbata olímpica. Era atractiva a su manera, pero algo en ella le daba mal rollo.



-¿Qué parte de que no nos sobra el tiempo no has entendido? -le espetó.



Con un rápido movimiento se quitó la ropa interior y ella le observó la entrepierna. Cinco largos segundos aproximadamente.



-Siguiente -dijo sin mostrar ninguna emoción.



-¿Siguiente? Pero…



-Siguiente he dicho.



-Pero… ¿Por qué?



-Siguiente y punto -terminó la chica la conversación. -Vístete rapidito y desaparece.



Cruzó la sala de espera hecho una furia, con la ropa a medio arreglar y una pareja que al parecer habían llegado después de él le observaron algo asustados hasta que salió a la calle. Estaba indignado, se sentía humillado y se arrepentía del maldito día en que pensó que hacerse actor porno podía ser una buena idea. Se arregló la ropa, arrugó todos los papeles, los tiró a una papelera y luego se apoyó en la pared para relajarse. El aire de la mañana era fresco y olía ligeramente a tabaco, aunque la chica grandota ya no estaba allí. Le temblaban las manos de pura rabia. ¿Le habían rechazado por tenerla pequeña? A él no le parecía que su pene fuera especialmente pequeño; sin duda no era un monstruo, pero tampoco algo por lo que rechazarle de esa forma tan expeditiva. Aunque lo cierto era que nunca se lo había planteado. Quizás sí que tenía un miembro ridículo y ninguna de sus parejas hasta el momento se había atrevido a decírselo por pura pena. Quizás el tamaño de su pene era en realidad el origen de todos sus problemas hasta el momento. Sentimentales, sociales, laborales… Y ahora le habían expulsado de allí por culpa de ello. Vio un bar justo en la acera de enfrente y decidió ir a ahogar sus penas.

Continúa aquí.

6 comentarios:

  1. El tens q ficar com a microrelato (xiste facil i dolent)

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  2. Me mola la idea. Dices en Instagram que te pongamos sugerencias... la has cagado.

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  3. No me ha gustado que tirara todos los papeles, datos personales, DNI y todo a la papelera, como se enteren los de LOPD se va a cagar... yo hubiera dejado los papeles allí, al irme tan cabreado, porque soy muy despistado.

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  4. Está bien que salga de casa duchado, afeitado, depilado y perfumado. A mí me enseñaron que también tenía que salir meada, cagada y con una muda limpia, porque nunca se sabe...

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