domingo, 17 de marzo de 2013

The horripilanting highway machine-ball



Un caluroso día de verano en algún punto de la A-35, provincia de Valencia. Un camión de 26 toneladas se detiene frente a un barucho de carretera y su conductor desciende de la cabina; Observa el lugar desde sus gafas oscuras; Varios camioneros que charlan bajo el sol cortan su conversación para mirar al recién llegado. Nadie se atreve a decirle nada. Llega hasta la entrada del local, abre la puerta y se detiene. Desde el interior ven su silueta recortada, melena al viento (entonces la llevaba), chaleco de publicidad de alguna empresa desconocida (clara muestra de que es un forastero) y una seriedad imperturbable en sus labios. El murmullo de la multitud se acalla, la camarera le mira de arriba abajo y se desabrocha un botón de la camisa; Pero él sabe cuál es su objetivo. Con paso firme se dirige a un lateral del local y se detiene frente a unas máquinas de bolas (esas que tiras un euro y sale un juguete al azar); Comprueba cada una de ellas: “Bob Esponja” no,  “Barbie Dreamlife” no, “Hellokitty” no, “Dragonball” ahí está. Saca una única moneda reluciente de su bolsillo y la besa; Con los ojos cerrados pide un único deseo “Que no me salga el mariquita de Son Gohan niño” e introduce la moneda. Gira la palanca. El sonido de la bola que se aproxima al exterior se hace eterno. La coge. La mira y cae de rodillas al encontrarse con un llavero de ”Dora la Exploradora”. Alza sus puños al cielo y maldice a Dios con tanta fuerza, que los allí presentes tendrán pesadillas durante dos semanas. Nunca jamás regresaría.





Entrada dedicada a: Los fabricantes/ montadores/ reponedores de máquinas de bolas. A ver si llevamos más cuidado a la hora de clasificar las que van en cada máquina, por favor, que eso es para niños y podéis destrozar sus ilusiones.
 

2 comentarios:

  1. Espeluznante relato sobre la dureza de la vida. Tengo los pelos como escarpias...

    ResponderEliminar
  2. Los del bar debieron quedarse muy impresionados, no me extraña que tuvieran pesadillas.

    ResponderEliminar