Tener
problemas de salud es una mierda, pensaréis. Por leves o comunes que sean, nos
incomodan, nos condicionan y en definitiva, nos amargan la vida. Pero algunas
veces, si somos ingeniosos o simplemente tenemos suerte, podemos encontrarles
matices positivos que aprovechar y darle la vuelta a la tortilla. ¿Qué no
sabéis de que mierdas estoy hablando? Seguid leyendo y lo entenderéis.
Desde
hace algunos años soy víctima de uno de los males de nuestros tiempos: La
alergia al polen. Sí. Yo. Dicen que se trata de factores climáticos, de
contaminación, emocionales, del estrés y la puta vida moderna, pero yo tengo
otra teoría: Venganza. Os explico. Yo, cuando era jovenzuelo, tenía la piel
elástica y mis músculos todavía eran firmes y no fláccidos jirones de tejido
inútil, era jardinero; jardinero con matices. Trabajaba en jardines, en bosques
y parques naturales, en montañas y riberas… Yo tenía un sueño: “Formar parte de
la naturaleza, ser uno con ella y acabar con las vidas de cuantos humanos la
profanaran”. Pero los sueños no dan dinero y al final llegan las hipotecas, los
seguros, la luz y el agua… Y hay que abandonarlos. Y la Gran Madre Gaia no
parecía contenta de perder a su joven adalid y me castigó a ser vulnerable a
aquello que una vez fue parte de mí. Pero éste no era el motivo de la entrada.
El caso
es que en primavera me pongo fatal y como encima cargo y descargo en lugares en
los que hay muchísimo polvo, eso no me ayuda a mejorar mi fatalidad. Es por
ello que después de varios años de penar, decidí hacerme con una caja de
mascarillas de esas de papel, que son iguales que las que llevan los médicos
pero muy diferentes, y ponérmelas al entrar en esas zonas peligrosas. Ahora
mismo no podría asegurar que el invento funcionara. Seguí con mi alergia, tragando
menos polvo, eso sí, pero pasando noches igualmente jodidas, de ahogos y
ronquidos, vueltas en la cama y despertares a las cuatro de la mañana. Pero
tampoco era éste el motivo de la entrada.
El
motivo de esta entrada era compartir con vosotros, oh fieles lectores con daños
cerebrales, el lado positivo de todo este rollo de arriba. Y ese lado positivo
es que descubrí que mientras llevaba la mascarilla puesta, nadie me hablaba. Al
parecer, el ocultar mis expresiones (ya de por sí pobres) y solo dejar a la
vista mi mirada fría y distante, hacía que la gente no supiera qué decir o cómo
decirlo o si yo estaba riendo o a punto de aplastarles la cabeza contra los
pilares de las bandas del camión. Y no me decían ni mu. Ni pio. Y esto, para un
ser antisocial y renegado de todo rastro de humanidad como yo, es una ventaja.
Sin duda.
Es por
ello que a día de hoy, bien entrado junio y sin rastro de reacciones alérgicas
en mi cuerpo, sigo llevando la mascarilla a todas partes, no solo en las cargas
y descargas. Llevo mascarilla en las oficinas, en los bares, en la panadería,
cuando voy a llevar a la niña al cole, cuando hay comida familiar, comuniones,
bodas, bautizos… La mascarilla me ha dado la libertad.
Aquí, buscando a la secretaria para que me de los albaranes de carga. |
Dios
salve a las mascarillas.
Joder.
Otra entrada que no sé cómo terminar… Bah, yo la publico igual. Total…
Coñe, como estaba la Jessica Biel en el 2003 |
Ay ay ay... |
También tengo alergia, también quería defender la naturaleza, también me gustan esas fotos, cuantas cosas en común... Tendré que hacerme con una caja de esas macaras, pero las más baratas, para ver esas reacciones tan llamativas.
ResponderEliminarPruébalo. Te aseguro que no te arrepentirás.
EliminarTendré que probarlo en la próxima cena multitudinaria que A. organice en casa porque tenemos que confraternizar con los padres de los amigos de los nenes (mi pregunta es, ¿por qué? Si lo de concertar buenos matrimonios ya no se lleva, ¿por qué tenemos que conocer a los padres de los amigos? Según A. porque es divertido conocer gente, pero no acabo de estar seguro de este punto).
ResponderEliminarLa camiseta de Jessica Biel en ese remake de La matanza de Texas es de museo y estudio universitario.
El tema "padres de amigos de los hijos" es un tema tan complejo que requerirá una entrada propia. Prometo escribirla antes de morir, aunque no puedo prometer morir después de escribirla.
EliminarY sí. Totalmente de acuerdo con lo de esa camiseta.