miércoles, 20 de junio de 2012

Al final he cedido a las exigencias tecnológicas y me he comprado una de esas pantallas táctiles con las que puedes llamar por teléfono, escribir tonterías o navegar por Internet.
No está mal el invento, pero le veo un defecto.
Y es que a veces, viendo porno, me pasa que en el momento culminante de la visualización, toco con la punta la pantalla y me mete en la sección gay, terminando en la cara de algún imberbe hipermusculado y me siento raro.
Pero por lo demás bastante bien.

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