domingo, 30 de septiembre de 2012

Puzzles (Paternidad pt. 20)



Los niños necesitan jugar para desarrollarse correctamente y poder convertirse en adultos equilibrados (lo cual resulta totalmente falso en mi caso pero eso es otra historia). Para lograr tal propósito existen multitud de juegos que facilitan a los padres tal labor; Siendo los más conocidos los puzzles varios, que potencian la memoria, habilidad, coordinación, percepción y el pensamiento lógico de los más pequeños, así como la relación con sus padres que son los encargados de ayudarles en la complicada tarea del montaje.
Pero hay que llevar cuidado ya que si el puzzle es demasiado complejo para la edad del niño y además el padre es algo perfeccionista y/o con tendencia a perder la paciencia, el juego se puede convertir en obsesión para él más que en diversión para su hijo/a y llegar a situaciones como esta:

Una bonita tarde de otoño, padre e hija comparten su tiempo montando un puzzle de esos de 25 piezas.
(Voz fina, de niña)-¿Papá, esta va aquí?
(Voz grave, de padre)-No, esta va… allí.
-¿Papá y esta? ¿Aquí?
-¿No ves que no? Esto es un tigre y aquello un leopardo. Fíjate en las manchas de la piel.
-¿Va aquí, papá, aquí?
-¡Vamos a ver! Tigre rayas, leopardo manchas! ¿Lo entiendes?
-Si, aquí.
-¡Que no! Trae, déjame a mi y verás cómo se hace.
-¡No, que yo sé, yo sé!
-Que no sabes. Trae que así no acabaremos nunca.
El padre agarra el puzzle, se encierra con él en el baño y no vuelve a salir hasta que no lo tiene terminado. Entonces lo pega con pegamento, lo barniza, lo enmarca y lo cuelga en la pared.

Advertidos estáis padres: Estas cosas pueden pasar.


Nota informativa póstuma: El mes de septiembre ha terminado ya y con él el ritmo atípico de entradas. A partir de ahora volveremos al ritmo semanal de una entrada cada jueves (aprox.), así que atentos.

jueves, 27 de septiembre de 2012

El camionero (versión camionero estándar)

En la anterior entrada ya salió el tema de los camiones y se creó un pequeño debate sobre su "guarrerismo", asi que me veo en la obligación moral de dedicarles una entrada de mi sección "Grandes profesiones" para zanjar el asunto de una vez.



Pero antes de comenzar a hablar de esta mítica profesión quiero aclarar que el verdadero camionero es aquél que hace “ruta”, es decir, que viaja por todo el país y por parte del extranjero en largas jornadas semanales o más; Yo, cuando salgo de la provincia ya comienzo a temblar y a sacar espuma por la boca, así que a pesar de conducir un camión no puede decirse que sea un verdadero camionero. Lo que pasa es que la proximidad con los auténticos amos de la carretera me ha hecho conocerles mejor que cualquier otro y por ello creo que merecen que alguien rompa (o confirme) algunas de las historias que se cuentan sobre ellos. Y aquí está este blog, haciendo como siempre un servicio público e informativo.

En la anterior entrada ya hablé sobre los camioneros y las leyendas que los asocian a mujeres de vida alegre, así que no haré hincapié en ese mito y pasaré a los que realmente importan a la sociedad:
Mito Nº1: Los camioneros mean en botellas para no perder tiempo parándose y luego las tiran por al ventanilla. Y este mito es VERDAD. No solo conozco gente que lo hace, sino que solo hay que fijarse en las cunetas de cualquier autovía para ver esas botellas llenas con un líquido misterioso. Así que ya lo sabéis: Por mucha sed que tengáis, eso NO es fanta de limón.
Mito Nº2:  Los camioneros cagan dentro de una bolsa de plástico, le hacen un nudito y la dejan en cualquier sitio. Aunque no es tan fácil comprobarlo (nunca abráis bolsitas de plástico con mal aspecto que os encontréis por ahí, niños), sí existe una técnica ancestral que se transmite de padres a hijos para conseguir tal propósito sin dejarlo todo perdido. O sea que si, este mito es VERDAD.
Mito Nº3: Los camioneros se masturban aprovechando la privacidad de la cabina en cuanto hay una tía buena cerca. No existen pruebas de ello y cualquier profesional del transporte negará tal acto despreciable, pero yo sinceramente, si tuviese que elegir el perpetuar uno de estos tres mitos, elijo sin duda este último; Me parece más fácil, más limpio y menos dañino para el medio ambiente.
FIN

sábado, 22 de septiembre de 2012

Tarará tararí, putero tatero.



En una entrada reciente en el blog del compañero Jorge, éste comentaba las reacciones de la gente cuando les decía que era librero (podéis ver un enlace a su blog aquí a mano derecha, pero no seáis capullines y esperad a leer mi entrada primero). Y es cierto que cada profesión lleva implícito un adjetivo que la resume sea éste acertado o no. Así, un profesor siempre es considerado una persona “ilustrada”, un bombero será “valiente” y si imaginamos un hipotético matrimonio en el que ella es bibliotecaria y él ferroviario, daremos por supuesto que ella es una chica “ordenada” y él “interesante”. ¿Pero qué pasa cuando yo digo que soy camionero? Pues que me miran con unos ojitos raros. Unos ojitos que dicen “putero”.
Yo al principio me esforzaba en explicar que eso solo era un mito, que un camionero no tiene porqué ser mejor cliente de prostíbulo que un albañil, pintor o banquero y que además, yo no hago rutas sino traslados y que… Hasta que desistí. Y os cuento porqué.

Tuve una vez un reparto algo lejos de mi pueblo de esos en los que vas muy justo de tiempo y no encuentras la forma de ir, descargar y volver dentro del horario que el disco del tacógrafo impone. Tanta urgencia tenía que me pasó la mañana entera y la hora de comer sin haber ido al baño y ya regresando a casa a media tarde la cosa no podía esperar más. El problema era que iba a meterme en la autopista y no encontraría una estación de servicio en muchos kilómetros. Opción: Meterme por una camino alternativo y buscar un sitio donde pararme. Y así lo hice, cruzando campo a través por una carretera comarcal que suele estar repleta de prostitutas hasta los topes. Ese día estaba algo lluvioso por lo que mi celebro privilegiado pensó: “Si llego a la explanada esa y no hay prostitutas debido a la lluvia, me paro.”. Y llegué sin reventar y la encontré desierta; Paré el camión; Salí dando saltos como un conejo y oculto tras el vehículo pude pedir disculpas a mi vejiga aliviándola de tanto peso. (¿Os estais dando cuenta de cómo evito palabras y expresiones groseras tales como “mear” “putas” o “reventar la polla”? Me estoy volviendo fino, lo sé.). Cuando terminé estaba contento, relajado, renovado, pero justo en el momento en el que salía de detrás del camión subiéndome la bragueta, aparecieron tres coches, que pasaron despacito, mirandome con unos ojitos raros. Unos ojitos que decían “putero”.

Y es que hay mitos que no se pueden romper.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Matemáticas y otros residuos de corral



Las matemáticas no se me dan bien, lo reconozco; Las suspendí en 6º de EGB y las arrastré hasta el instituto, donde tampoco pude con ellas y tuve que sacármelas en una escuela nocturna de esa para semidiscapacitados.  Y a pesar de eso, lo que voy a decir ahora no es nada personal.
Antes no pasaba nada; Las multiplicaciones, sumas, restas y divisiones formaban parte de nuestra vida sin alterarla. La abuela hacía sus cuentas en una libreta que guardaba en el cajón de arriba del todo y si pedías ticket en la tienda te lo hacían a mano y contando con los dedos. Cosas como ecuaciones, raíces cuadradas y otras jergas eran para los “técnicos” y gentes de estudio que se la soplaban a todo el mundo. Éramos tontos, si, pero sabíamos.
Hoy en día todo es diferente; Si dudamos, seguro que tenemos una máquina a mano que lo haga por nosotros; Guardamos nuestras facturas y operaciones varias en discos duros y tarjetas de memoria y el que no sabe qué es un I-Phone plus con navegador y Uifi es que es un ignorante. Somos listos, si, pero nos hemos aletargado y no tenemos ni idea de nada.
Y es por ahí por donde somos vulnerables. Nadie quiere parecer lo que es (idiota) y para ello debemos aprendernos cierta jerga intelectual y soltársela al primer incauto que se cruce en nuestro camino. Esto no es casual, claro, cuanto más tontos nos sintamos más listos querremos parecer y siempre habrá alguien explotando nuestra debilidad y alimentando nuestro conocimiento vacío. Y hablo de la publicidad, básicamente.



Antes te decían que ese detergente lavaba más blanco que el otro y nos quedábamos tan anchos; Luego pasaba a ser el doble de blanco, incluso el triple y la cosa se ponía chunga, pero podía entenderse. El problema es que eso ya no nos convence (confunde) lo suficiente y llegan a nosotros… ¡¡Los porcentajes!!
Ahora el detergente blanquea un 40% más que el otro, la crema antiarrugas te quita un 20% de ellas y la maquinilla de afeitar de quintuple hoja apura el afeitado un 5% más. Y yo solo puedo preguntarme qué mierda de productos eran antes de todo eso.
Dicen que este año los leones son un 25% más fieros y los trapecistas un 10% menos hábiles. espectáculo garantizado.
Otro método para hacernos creer en lo fidedigno de su mentira es lo de las estadísticas. Todos sabemos que nueve de cada diez dentistas recomierdan chicles sin azúcar (Orbit, ojo), pero casi nadie se plantea a cuantos han preguntado. ¿Solo a diez? Entonces no tendría demasiada credibilidad. ¿A cien? En ese caso la cosa cambia radicalmente. Porque no es lo mismo que un dentista loco recomiende los chicles con azúcar a que diez de ellos se opongan por algún motivo a que mastiquemos sin parar. Eso me trae a la mente al señor Miyamoto Musashi, el famoso espadachín japonés, que decía que si un solo guerrero experimentado era capaz de vencer a diez hombres, diez guerreros experimentados podrían acabar con un pequeño ejército de cien, y así… Puede que tuviera razón;  Puede que la sola visión de ese supergrupo de samuráis nos llenara el corazón de respeto y temor, pero Miyamoto solo, con toda su habilidad y sabiduría, el hombre capaz de matar a quien se le pusiera por delante con una espada de madera,  solo era un tío guarro (no se bañó en su vida por miedo a que le pillaran desprevenido) y virgen (por el mismo motivo). Entonces. ¿Significa esto que ese dentista forma parte de un grupo de megadentistas (nada que ver con el grupo de heavymetal) capaces de acabar con las caries del mundo más efectivamente que cien dentistas normales? ¿O que, en cambio, es un dentista sucio y asqueroso que se la pela todo porque no se come una rosca y le da igual que se nos caigan los dientes de tanto comer Boomers de esos enrollables tan dulzones? Pues no, ni una cosa ni la otra porque ese dentista es una excusa para vendernos un chicle. Y nosotros nos lo creemos. ¿Porqué, somos tontos acaso? Si, pero además de eso, porque no pensamos en ello.



Y con tanto rollo ya no me acuerdo de lo que quería decir… Ah si, que con lo que me costó sacarme las matemáticas y el otro día fui a hacer una división en un papel y no me acordaba.



viernes, 14 de septiembre de 2012

Klic-klic (Los panes y los penes 2ª parte)



Este es un tema de rabiosa actualidad y no quería hablar de ello en el blog, pero creo que va a ser inevitable. Y para que os enteréis en la calle, de cualquier manera, prefiero ser yo quien os lo diga.
Resulta que una empresa catalana (catalanes tenían que ser), ha creado un artilugio, llamado Klic-klic que, conectado al puerto USB del ordenador,  reproduce las sensaciones táctiles aplicadas sobre otro dispositivo idéntico situado en cualquier parte del mundo. ¿Y para qué necesita la humanidad tal cosa? Muy sencillo: Sexo.
Y es que el trasto este ya está diseñado con un palo por un lado y un agujero por el otro para hacer que esas tediosas sesiones de cibersexo vía webcam a altas horas de la noche se conviertan en algo más cercano y estimulante. Y aunque por supuesto, desde este humilde blog se insta a practicarlo solo con la pareja, en caso de que ésta esté lejos del hogar por cualquier motivo, a mi cabeza vienen imágenes oscuras y sucias de gentes desconocidas buscándose en chats de mala muerte.
-¿Hola, edad, nombre, país, tienes el trasto ese?
-Si, lo tengo conectado ahora mismo.
-Pues yo no noto nada. ¿Seguro que estás moviéndote como dios manda?
-Si pero… quizás la culpa sea del software. Yo tengo el 1.2. ¿Y tu?
-Uff, yo el 1.0, el que viene en la caja. Espera que me descargo la última actualización.
Que bello es el amor sin barreras. ¿Veremos gente en los cibercafés (¿todavía existen?) sacándolo disimuladamente del bolso/mochila? ¿Nos lo encontraremos encima de la mesa del PC cuando visitemos a ese familiar/amigo por sorpresa? Hay muchas preguntas en el aire ahora mismo que solo el tiempo podrá responder, pero yo ya estoy viendo el cacharro este desde otra perspectiva. ¿Os acordais de la peli de "La Mosca"? En ella un inventor buscaba la forma de teletransportarse de un lugar a otro y la cosa salía un poco mal.


Bzzz.. que... bzzz... soyyy...bzzz...




Pero el mismo aparato fue utilizado años más tarde por Homer Simpson de forma algo más creativa y es ahí donde yo quiero llegar. Imagino un mundo en el que para hacerte una exploración rectal no hace falta ir al médico y bajarse los pantalones en su cara: Tu te metes el Klic-klic en tu casa y él tranquilamente te explora desde la suya con otro igual, sin ensuciarse los dedos, sin gastar guantes… ¿Qué te da asco meter los dedos en el desagüe del baño para sacar esos pelos atascados? Ya no será un problema nunca más. ¿Eres una persona extremadamente narcisista y quieres probar la auto penetración? Concedido.

Lo he dicho muchas veces: El futuro ya está aquí, pero esta vez en serio. Metes el pene en el aparato y estará donde tu quieras que esté: En lo alto de una montaña, en el fondo del mar, en un cohete rumbo a Marte… O en una fiesta del pijama esperando a que alguna lo roce sin darse cuenta.

La parte negativa es que vale 160€ y hay que tener dos para utilizar su pleno potencial, además de una buena webcam (no sea cosa que la chica con la que creemos que estamos haciendo el ciberamor se lo haya enchufado al perro y esté haciendo calceta mientras tu le entretienes al pobre animal)  Pero merece la pena. 
Me lo pido para mi cumple. 
Ahí lo dejo.

Y para que veais que esto es de verdad, ahí dejo el link de  La página oficial

jueves, 13 de septiembre de 2012

El erizo que no cabía (Cuento)

Tal como había advertido, comienzo nueva sección dedicada a los cuentos que le explico a mi pequeña, diseñados por ambos y redactados tal como se los cuento.




Dicen que hace tiempo ya, pero no demasiado tampoco, en un bosque no muy lejos de aquí vivía un erizo muy pequeñito. Llevaba todo el invierno dormido en su pequeña cueva y cuando llegó la primavera y con ella el buen tiempo, se despertó.
El erizo estaba hambriento; Llevaba tres meses durmiendo y tenía muchísima hambre, por lo que salió de su agujero y comenzó a caminar por el bosque en busca de comida. Y comió frutos, comió raíces, comió hojas y comió insectos; Pasó todo el día comiendo sin parar y fue engordando, engordando hasta quedarse como una bola, que es como deben ser los erizos mayores.
Por la tarde decidió volver a su cueva, pero al ir a entrar descubrió que no entraba por la puerta. Había engordado tanto que se le había quedado pequeña. Intentó meter la cabeza, una pata, la otra… pero no hubo manera. Al final logró agarrar su almohada y sacarla fuera, pero nada más. Debería buscar otro lugar donde pasar la noche y quedarse a vivir.
Así que el erizo caminó y caminó por el bosque en busca de su hogar. Y vio una puertecita en un árbol muy alto; Llamó y abrió una ardilla.
-Ardilla ardilla… ¿Puedo quedarme a vivir contigo que mi cueva se me ha quedado pequeña?
(voz de ardilla)-Lo siento erizo, pero en mi casa hay muchas escaleras y tu no podrías subirlas.
Y el erizo caminó hasta encontrarse con una rana que vivía en una casa de nenúfares en medio de una charca.
-Rana, rana… ¿Puedo quedarme contigo en tu nenúfar que mi cueva se me ha quedado pequeña?
(voz de rana)-No no, erizo. Pesas demasiado y nos hundiríamos en el agua.
Al fina el erizo se topó con una cueva enorme. Era tan grande que vivera quien viviera en ella, seguro que tendría un rincón para él. El erizo entró y se encontró con un oso enorme.
-Oso, oso… ¿Me dejarías vivir en tu cueva que la mía se me ha quedado estrecha?
(voz grave, osezna) -Uyyy, no Si te quedases aquí podría pisarte y clavarme un pincho en una pata.
El erizo se marchó. Estaba triste y se estaba haciendo de noche por lo que se sentó junto a un tronco y se puso a llorar por no tener casa. Y entonces oyó un ruido justo encima de él (ruido de aleteo) y un pájaro grande con ojos enormes se plantó frente a él y le preguntó.
(voz de búho)- ¿Qué te pasa erizo que lloras de esta manera?
-Pues… que… Me he hecho demasiado mayor y ya no quepo en mi cueva.
-¿Y quieres una cueva más grande?
-Si.
-Pues yo sé donde hay una, pero si quieres que te la enseña tendrás que hacerme un favor.
-De acuerdo. Dime qué necesitas.
(en voz baja y de búho) –Mira, allí, donde el bosque termina hay una casa de personas y tienen un perro muy grande que la vigila. Todas las noches cuando salgo de mi casa para cazar, el perro me ladra y me asusta mucho. Quiero que vayas y asustes al perro para que sepa qué se siente.
Y el erizo, que era gordo pero muy valiente, se dirigió a la casa de las personas, pasó por debajo de la valla e hizo ruido para que el perro lo oyera. En menos de un minuto ya estaba el perro allí, ladrando y corriendo hacia él. Pero no se asustó.
Todos los animales del bosque tienen alguna habilidad, y los erizones pueden convertirse en una bola de pinchos. Y así lo hizo.
El perro corría y corría y cuando topó con la bola de pinchos se clavó uno en el morro y soltó un grito.
(Voz de perro)- ¡Ay, ay, ay... me he pinchado con eso!
El perro dio la vuelta y salió corriendo, asustado de ese animalito que le había hecho daño y en lo alto de un árbol el búho observaba la escena con satisfacción.
Cuando el erizo se reunió con el búho, éste estaba muy contento de que el perro hubiese aprendido la lección y le llevó hasta una cueva, mucho más grande que la otra y con unas vistas muy bonitas y el erizo se acostó a dormir en su almohada, pensando ya en cómo amueblaría el lugar.
Y así el erizo que no cabía, consiguió una casa nueva, el búho pudo cazar tranquilo y el perro aprendió que no hay que molestar a los animales del bosque.
Y corolrín corolado, este cuento se ha acabado.

La semana que viene más y peor porque vuelvo a las andadas con una entrada de las de siempre. Aqui os espero.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La circunstancialidad de los hechos según las variables espaciotemporales. (Una tesis de Mr. Testículo)



Desde hace un tiempo me vengo fijando en lo variables que son las reacciones de las personas ante una misma situación solamente con variar el entorno; Me explico: Ese vecino/a / compañero/a de trabajo/a que apenas te saluda con un movimiento de cabeza cuando os cruzáis, se convierte en tu amigo del alma y te invita a una cerveza si os encontráis un verano paseando por Egipto. ¿Por qué? Él es el mismo de siempre y tu eres el mismo de siempre. ¿A qué viene tanta alegría? Al entorno no habitual.
Y esto pasa con todo: Una chica normal, del montón, que no destaca especialmente por su apariencia física, se convierte en blanco de silbidos y piropos al pasar por delante de cualquier edificio en construcción; Y ese atleta alabado y aplaudido en su pueblo por sus proezas físicas, pasa totalmente desapercibido en una competición olímpica si queda en cuarta posición. Es una cuestión medioambiental (en el sentido literal de la palabra) lo que nos hace cambiar de percepción y actitud ante una misma situación.

El caso más llamativo lo viví en mis propias carnes hace unos cuantos años, estando de vacaciones por Tenerife. Estábamos (yo y mi esposa) alojados en un hotel que poseía una pequeña cala privada en el mar. Yo no soy amigo del agua pero iba a acompañar a mi mujer y allí, como si la relativa privacidad del lugar tuviera un efecto desinhibidor, las chicas hacían topless (termino anglosajón que viene a significar “tetas al aire”) sin problema ni pudor alguno. Una de esas muchachuelas me llamó la atención de forma especial al pasear sus juveniles pechos ante mí, repetidas veces y a muy corta distancia como si yo no existiera. Me sentí mal, la verdad; Como un pelele; Como un muñeco de trapo sin pene acostado en una hamaca viendo pasar el mundo ante él; Como un eunuco mediocre en medio de un harén sentado junto a dos sementales musculados; Como un anciano encerrado en el lavabo de un prostíbulo sin poder parar de cagar… Así que frente a tal descaro solo pude ocultar mis ojos tras la novela que estaba leyendo para que nadie se diese cuenta de cuánto estaba sufriendo.
Al día siguiente, ya más tranquilo a la hora del almuerzo me encontré con la misma chica en el buffet del comedor; Frente a frente, disputándonos la misma bandeja de comida; Yo, caballeroso, le cedí el paso para que se sirviera primero y ella, al agacharse dejó expuesto a mis ojos el escote de su camiseta; Yo no me impresioné, de hecho ni siquiera la miré. ¿Para qué si ya sabía qué ocultaba? Pero ella se puso nerviosa y se tapó con la mano mientras se servía. Yo no daba crédito a mis ojos; La misma chica que ayer balanceaba sus pezones ante mí, cual péndulos de hipnotista barato, hoy sentía vergüenza de que pudiese asomarme en su escote. Tal incoherencia hizo  que me mareara un poco y dejó de apetecerme el comer, así que me marché, dejándola sola con sus manías.

Conclusión a todo esto: Da igual como seáis, la ropa que llevéis o cómo os comportéis. Al final todo depende del momento y el lugar. O lo que es lo mismo: No por mucho madrugar, luego se acuesta uno más temprano.


Y para reforzar mi teoría, aqui podemos comprobar como dos muchachas, que no sestacan especialmente por su aspecto físico cuando pasan una tarde en el campo, parecen cambiar radicalmente si cambiamos el entorno campestre por uno playero. ¿Por qué si las chicas son claramente las mismas? (fijaos en sus cabellos, si todavía dudais.) Simplemente porque en la playa vamos predispuestos a ver otras cosas y nuestros celebros se limitan a transformar lo que vemos.
Uf, que ( Fernando) espeso estoy hoy.


















Toma rollo me he soltado solo para decir, en resumen, que vi tetas cuando estuve en Tenerife.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Noticia relativamente importante:

Debido al corto periodo vacacional, he acumulado algunas entradas de más, por lo que es posible que durante este més de septiembre, las publicaciones pasen a ser de cinco o seis dias en lugar de siete como viene siendo habitual en el blog.
¿Significa esto que al haber una mayor afluencia de entradas éstas verán reducida su calidad? Por supuesto que si, pero ya sabeis que el ir a menos no resulta un problema para mi. Asi que atentos, no os perdais nada que luego preguntaré.

Y ya que estoy aquí, quiero anunciar que en breve tendremos una nueva sección en el blog: Cuentos infantiles. Se tratará de cuentos diseñados por mi mismo con la colaboración y aprobación de mi pequeña, presentados en un formato que ahora se conoce como Plug and Play, es decir que se podrán leer directamente a los niños sin necesidad de estudiarlos previamente, ya que estarán redactados directamente como se cuentan. 
La iniciativa tiene un doble prtopósito: El primero es que no caigan en el olvido esos cuentos con los que comparto tiempo con mi pequeña y el segundo es tener algunos cuentos diferentes, lejos de las típicas historias de princesas sin personalidad, príncipes perfectos y otras memeces de las que creo que muchos padres (y madres) conscientes, estamos un poco hartos.
ADVERTENCIA: Antes de leer el cuento aseguraos que está etiquetado como "Cuentos Infantiles" pues podríais leer otra cosa y podríais perder la custodia. Advertenciados estais.

martes, 4 de septiembre de 2012

El futuro que nos entra



Me prometí en su día que jamás utilizaría este medio para criticar directamente a personas o entidades privadas, pero como ya se sabe, las promesas están para romperlas y más si son a uno mismo, así que en esta entrada haré una excepción y hablaré por primera vez de una marca comercial.
Mi intención no es hacer publicidad ni tampoco creáis que tengo acciones en esta empresa, pero cuando alguien hace las cosas bien hechas hay que reconocerlo. Y es que tras años de penurias desde que desapareció la mítica botella de leche de cristal, hemos venido padeciendo las salpicaduras en silencio. La cosa es sencilla: Tu abres uno de esos maravillosos envases de “brick”, preparas el vaso para tomarte la leche y… dejas la encimera de la cocina como si se hubiese rodado una peli porno. Hay muchas técnicas para evitar esto pero ninguna funcionaba y las grandes compañías lecheras parecían ignorar el problema. Hasta ahora.

Leche Pascual, o más concretamente su equipo de diseño, han ideado un envase cuya parte superior está ligeramente inclinada, lo que permite que el líquido fluya desde su interior dejando entrar el aire al mismo tiempo para evitar que se creen burbujas que causan las molestas salpicaduras. No era difícil, la verdad, pero hasta ahora nadie se había atrevido a dar el paso.
Así que abran bien sus anos damas y caballeros, pues el siglo XXI está entrando por donde nadie esperaba. Olvídense de motos voladoras, de bosques ignífugos o de terminar con el hambre en el mundo. El futuro son envases supercontaminantes e irreciclables pero que no salpican. Preciosa basura que se acumula en nuestras casas y bajo el suelo que pisamos para hacernos la vida insignificantemente más cómoda. Dulce sodomía consentida que nos arranca la dignidad sin contemplaciones, con dolor pero con una sonrisa; con rabia pero alegría. Un desgarro que jamás se curará pero que llevaremos con orgullo el resto de nuestros días, para contarles a nuestros nietos que hubo un día en el que los seres humanos nos vendimos por cuatro cuartos para lograr vivir ligeramente mejor, en un mundo considerablemente peor.