miércoles, 31 de octubre de 2012

Grandes Profesiones: El Profesor de Universidad



Todo docente lleva sobre sí una fuerte carga de responsabilidad ya que de él depende la correcta formación de las futuras generaciones. Pero el profesor de universidad es, sin querer menospreciar a ninguno de sus compañeros, quien se encargará de formar a los profesionales del futuro, la élite de la humanidad. Así pues, en su criterio, profesionalidad y buen juicio reside la esencia de lo que convertirá a una persona mediocre en alguien motivado y capaz de enfrentarse al futuro con la cabeza bien alta.
Pero no es solo enseñanza lo que rodea a esta maravillosa profesión; También tiene un componente de investigación para estar siempre al día sobre aquellas asignaturas que imparte, uno social para relacionarse con otros profesores y alumnos con los que compartir conocimientos y experiencias, y uno más profundo, psicológico, cuando debe lidiar con aquellos alumnos que ven el aprendizaje de forma diferente.
Veamos un ejemplo de esto último:

(Toc, toc, llaman a la puerta del despacho del profesor)
-¿Quién es? –Pregunta el profesor con voz grave y firme.
-Soy Francisca. Quería comentarle algo sobre mi último examen.
-Adelante Francisca.
(La puerta se abre y entra Francisca, pintada como la fachada de la Casa Gaudí, vestida con  top y minifalda)
-Verá, profesor, me ha puesto un 4,5 y así no llego a la media de nota para…
-Lo siento Francisca, un examen es un examen y tienes la nota que tu misma te has ganado.
-Pero… ¿No podría hacer nada para subir la nota? –Dice ella inclinándose sobre la mesa y exponiendo un bonito y juvenil escote.
-¿Subir la nota? ¿Qué quieres decir?
-Pues… Si yo podría hacer algo para ganar unos puntos… -Se pasa la lengua por los labios.
-Veamos qué se puede hacer… -El profesor rebusca en uno de sus cajones y saca una hoja plastificada tal que así:




Lo dicho: Una profesión bonita, de esas que llenan, pero que no está exenta de riesgos, como el de acabar en la cárcel si se abusa del letrerito de arriba, como le pasó a nuestro profesor ejemplo.
Veamos el caso:

(El profesor está triste, sentado en el patio de la cárcel con un paquete de tabaco asomando en su bolsillo. Un recluso se le acerca.)
-¡Oye tu, el nuevo! –Dice el recluso con voz ronca.
-¿Si? –Responde melancólico el profesor.
-Dame un cigarrito, anda.
-¿Un cigarrito dices? –Y el ex profesor saca del bolsillo trasero de su pantalón una hoja arrugada y se la enseña:


domingo, 28 de octubre de 2012

Preguntas (Paternidad 21)



De noche. Hace algo de fresco. La niña está recién acostada y detectamos un mosquito en la casa. Salgo al patio a por algo de albahaca (repelente natural) y la subo al cuarto de la nena. Todavía está despierta.
-Papá. ¿A qué has venido?
-A ponerte una plantita para que no te piquen los mosquitos.
-¿Porqué?
-Porque a los mosquitos no les gusta su olor.
-¿Y qué hacen?
-Pues como la huelen, no entran en tu cuarto.
-¿Y entonces qué?
-SE VAN. Se van y no te pican.
-Vale.
-Buenas noches pequeña.
-Papá. ¿A qué has venido?
-A NADA. DUERME.
De noche. Hace algo de fresco. La niña está recién acostada y yo, en el pasillo, aspiro profundamente el aire otoñal mezclado con albahaca.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Lo que se es, se hez




La noticia ha saltado a la red y se propaga como la pólvora: Un ex empleado de la famosa vidente Anne Germain, ha sacado a la luz que la susodicha no posee ningún poder mágico sino que se informa previamente gracias a un equipo de expertos investigadores. Oh, que sorpresa, oh que revelación. ¿Qué será lo próximo? ¿Se descubrirá que la tierra es redonda o que ésta gira alrededor del Sol y no al contrario?

No, en serio, no es porque yo ya lo comentara “aquí” en su día, ni porque tenga algún tipo de odio especial hacia esa señora, pero hay cosas que me asustan un poco. Vivimos en un mundo totalmente racional, somos seres materialistas incapaces de preocuparnos por cosas tan importantes como la calidad del aire que nuestros hijos respiran por el simple hecho de que no es algo tangible, pero cuando llega alguien y desafía una creencia tan férrea como que cuando nos morimos estamos muertos, todo se tambalea.

La televisión es un espectáculo, como el circo o el teatro, y no dejamos de decirles a nuestros hijos que no se crean nada de lo que allí sale. Publicidad, películas, documentales de extraterrestres y monstruos en lagos… Todo falso, lo sabemos, pero de repente aparece esa mujer y las psiques de las gentes se reblandecen y me doy cuenta de que me hallo en un mundo extraño: Hombres y mujeres maduros, adultos, con sus trabajos, sus experiencias y todo eso, mirando embobados como la tipa hace llorar a la gente contándoles cosas que ya saben, pero que les emocionan porque salen de boca de sus muertos. Y oigo frases como “es que eso no lo puede saber nadie”, o “no se qué es, pero algo ve esa mujer” y me revuelvo en el interior de mi propia piel.

Cuando vemos una peli de llorar, lloramos, a pesar de saber que es una peli, y cuando vemos al mago de turno cortar a una chavala por la mitad con un serrucho nos maravillamos, a pesar de saber que eso es un truco; No he visto nunca a nadie, antorcha en mano, cargando contra Juan Tamariz acusándole de brujería, porque todos sabemos que lo que ese hombre tiene es una gran habilidad manual. ¿Porqué entonces la Angermein está libre de todo pensamiento racional? Pues porque la mujer dice lo que todo el mundo quiere oír y nos hace creer en lo que todos queremos creer. ¿Es eso malo y condenable? Para nada. La gente es libre de ganar dinero como mejor le parezca, aunque sea explotando la estupidez de los demás, pero que se cuestionen los principios básicos de la física en la que se sostiene todo lo que ha hecho posible nuestra sociedad me inquieta.

Pero no pasa nada, el mundo no será invadido por muertos vivientes ni tenemos al espíritu de nuestro abuelito mirándonos mientras cagamos con una dulce sonrisa en sus labios espectrales: Angermin ha resultado ser una farsante, y su antiguo colaborador, un chivato. Pero no pasa nada, cada uno es cada uno y lo que se es...

Y para ilustrar todo esto, he decidido poner un video educativo de mi infancia en el que pretendían enseñar a los niños esos principios básicos que ahora han olvidado por culpa de la Sanfermein esa. Eso si, antes de visionarlo, una advertencia para los que siguen creyendo: Espinete NO ES REAL; al igual que otros personajes que aparecen en el video, on seres humanos disfrazados que mueven un brazo y la boca de los personajes para que parezcan vivos, pero no.

Hasta la semana que viene, queridos amigüitos.



miércoles, 17 de octubre de 2012



 Hoy debería haber sido un día normal,  rutinario, aburrido, simple… no sé. Pero hay algo en el aire que es distinto. Lo noto nada más salir de casa y comienza a hacerse patente cuando entro a la panadería, antes de coger el camión.
-Uy… ¿Te has cortado el pelo?- Me dice la mujer.
(-Ayer llevaba una melena ondulada hasta media espalda y hoy ya no; Menuda obviedad; O llevaba 18 años con peluca o si, me he cortado el pelo)- Debería haberle respondido. Pero soy un hombre educado y me limito a decir:
-Si. –Y me voy.
Subo al camión y llego a la primera fábrica, en la que me recibe el cargador de siempre.
-¡Ostias! ¿Dónde tienes la melena?- Me dice sorprendido.
(-La llevo metida en el culo).- Sería la respuesta adecuada para un ser como él. Pero respondo con tranquilidad.
-En la peluquería, en un cubo de basura.
Cuando voy a descargar, otro simpático operario se da cuenta del cambio.
-Vaya pelada… ¿No te ha dado pena?
(-Tengo 30 y pico años. ¿Crees que no soy capaz de conocer mis propias emociones? Si tuviese que darme pena no me lo habría cortado, simplemente.)- Pero esa sería una respuesta demasiado compleja.
-No. –Le digo, y voy a otra cosa.
Y en la gasolinera me encuentro con la sustituta de la chica de la gasolinera que me dice algo así como:
-¡Te has cortado la melena! ¿Qué? ¿Te ha dado un arrebato, no?
(-¿Cómo que un arrebato? ¿Qué es un arrebato? ¿Me estás preguntando si en un momento dado he perdido el control de mi cerebro y he hecho algo en contra de mi propia voluntad? ¿Me estás llamando idiota? Porque yo sé de una que el uniforme le aprieta de más en las caderas…)- Pero donde debería haber dicho esto solo digo:
-No, no, llevaba pensándolo desde hacía años.
Y a la hora de comer, en el bar donde nos reunimos todos los camioneros a contar nuestras hazañas, escucho el comentario:
-…Su mujer. Se ve que estaba cansada de verle con el pelo largo.
Y con eso tengo suficiente.¿Como que mi mujer? ¿Acaso no tengo capacidad de decisión por el hecho de compartir mi vida con otra persona? ¿Acaso en el momento en el que compartes cama, tu cerebro es absorbido por la otra persona y ésta comienza a pensar, decidir y ser por los dos? En ese momento dudo de que alguien valore mi inteligencia (ojo, no mi inteligencia superior, sino mi inteligencia normal, a nivel usuario de masa encefálica tamaño humano), me levanto de la mesa y me voy.
Después de pinchar innumerables ruedas de camión termino mi jornada, ya sin tanto por callar.
-Pareces una bola de billar.
-Mis huevos si que parecen bolas de billar.
-¿Te has cortado el pelo a ver si ligas?
-Tu si que no ligarías ni en cien años, feo. Que cuando naciste apuntaron  “hora del exorcismo” en el parte médico.
-¿No vas a pasar frío este invierno?
-Tu repu… madre va a pasar frío, gilipo…
Finalmente termina mi jornada, aparco y voy paseando hacia mi casa. Por el camino me cruzo con dos vecinos que pasan con el  coche y me miran con los ojos muy abiertos. Pasan y miran. Se alejan y siguen mirando. El coche ya se ha ido pero ellos siguen mirándome fijamente, absortos, abstractos, estupefláccidos, hasta que oigo el “crac” de sus cuellos y el coche se estrella contra un enorme eucaliptos, incendiándose en un infierno de gasolina y aceite vegetal.
Me alejo del lugar, mi silueta dibujada sobre las llamas y sopla una fresca brisa de otoño.
Si todavía tuviera mi melena saldría una bonita foto.


Nota 1: Esta entrada va dedicada a Megamarw, lector habitual, amigo ocasional y con quien compartí los mejores años de mi melena.
Nota 2: Todos los comentarios (que no las respuestas), aquí reflejados son completamente reales. Que luego me llaman exagerado.

miércoles, 10 de octubre de 2012

El niño que perdió la pelota

Por petición popular, subo el segundo de los cuentos infantiles previstos. Esta vez se trata d euno que mi niña me ha hecho repetir hasta el aborrecimiento, por lo que alguna gracia oculta debe tener. Ahi va.



Había una vez un niño, pequeño pero ya algo mayor, que tenía unos papás muy pobres y como único regalo en la vida le habían comprado una pelota. Una pelota roja con un pato dibujado. El niño adoraba esa pelota y siempre iba con ella a todas partes: Al colegio, al parque, de compras y dando un paseo.
Un buen día el niño estaba con su pelota, como siempre, jugando en el parque, y tan entretenido estaba que no se dio cuenta de que se acercaban unas nubes negras por el cielo; Y de repente, se oyó un trueno y comenzó a llover. El niño salió corriendo hacia su casa para no mojarse demasiado y que su madre no se enfadara, pero a pesar de lo mucho que corría llegó completamente empapado. Mientras su madre le secaba y le reñía, el niño se dio cuenta de que se había dejado la pelota en el parque y le pidió a su madre que le dejara ir a buscarla. “No, no.” Dijo la madre. “Está lloviendo mucho y casi se ha hecho de noche. Ahora ve a dormir y mañana, si no llueve, sales a buscarla.”.
El niño durmió muy mal, soñando con su pelota y pensando si volvería a tenerla y cuando amaneció comprobó que ya no llovía, por lo que salió corriendo hacia el parque.
Al llegar allí lo encontró todo lleno de charcos y barro, pero no había ni rastro de su pelota. Después de un buen rato de buscar el niño se sentó bajo un árbol y se puso a llorar. Pero entonces oyó un ruido encima de su cabeza (Sonido de aleteo)*, y al mirar arriba vio como una paloma se posaba en una rama.


-¿Qué te pasa que lloras tanto, niño?
-Pues que ayer perdí mi pelota y no puedo encontrarla.
-¿Era una pelota roja?
-Si
-¿Con un pato dibujado?
-Si.
-Pues ayer mismo vi desde mi nido como se la llevaba el agua calle abajo. Corre que igual la encuentras allí.
-Muchas gracias, paloma. –Dijo el niño mientras salía corriendo calle abajo.
Cuando llegó al final de la calle buscó y buscó sin parar hasta que se dio cuenta de que allí no estaba su pelota; Se sentó en un bordillo y se puso a llorar otra vez. Y entonces oyó un ruido detrás de él (sonido de arañazos)*, y al girarse vio un gato callejero que le miraba.


-¿Por qué estás llorando, si ya no llueve?- Dijo el gato, que estaba contento porque a los gatos no les gusta el agua.
-Porque ayer perdí mi pelota, que se fue calle abajo pero no está.
-¿Era una pelota roja?
-Si
-¿Con un pato dibujado?
-Si.
-La vi ayer. Se la llevó el agua hacia el río. Si corres alo mejor la encuentras.
-Muchas gracias, gato. –Y el niño se fue hacia el río.
Una vez allí lo encontró muy sucio, con el agua marrón y la orilla llena de cañas y maderas. El niño corrió arriba y abajo en busca de su pelota, pero no la encontró. Se estaba haciendo de noche y ya no podría verla, así que le entró pena, se sentó al lado del agua y se puso a llorar por tercera vez. Y como no, oyó un ruido (sonido de pez)* que salía del agua.


-Oh un niño llorando. ¿Qué te ha pasado?
-Me ha pasado que mi pelota se cayó al río ayer y ya no podré encontrarla.
-¿Era una pelota roja?
-Si
-¿Con un pato dibujado?
-Si.
-Pues no llores más porque yo la encontré ayer y la tengo guardada en el fondo del río. Espérate aquí.
Y el pez se sumergió y apareció de nuevo al cabo de un ratito con la pelota del niño en su boca. El niño la cogió, le dio las gracias al pez y volvió corriendo a su casa, donde cenó junto a su pelota y durmió mejor que nunca en su vida. Y desde entonces el niño no se separa de su pelota y mira siempre al cielo para que no le sorprenda ninguna tormenta nunca más.
Y corolín corolado, este cuento se ha acabado.



* Pequeño manual para realizar sonidos convincentes:
Es importante a la hora de contar un cuento que este sea convincente para así estimular la imaginación del pequeño/a..Para ello no solo es importante una buena historia sino que debemos vigilar los tonos de nuestra voz y, como no, añadir algunos sonidos a modo de efectos especiales. Poner una lista extensa sería demasiado… eso, extenso, por lo que solo enseñaré a efectuar los sonidos que aparecen en este cuento.
- Sonido de aleteo. Hay dos formas de hacerlo. Una es agitar los brazos con violencia hasta que los dedos golpeen la parte superior e inferior del antebrazo con cierta velocidad. El sonido resultante es bueno, aunque puede dejar una incómoda sensación de dolor en las muñecas. Otro método es golpearnos en el hombro con la palma de la mano, cosa bastante más práctica si estamos acostados con el crío en cuestión.
-Sonido de arañazos. Yo me limito a rascarme la barba, aprovechando que tengo los pelos como cables de acero y las uñas como las de una tortuga galápago austral. En ausencia de uñas se puede usar un rastrillo y en ausencia de barba usar la zona del pubis. Ambas cosas a la vez no son recomendables.
-Sonido de pez. Es muy sencillo: Basta con tener un cubo de agua a mano, coger aire, sumergir la cabeza y expulsarlo lentamente. Es incómodo de realizar pero el niño se sentirá orgulloso por la dedicación de su progenitor. Hay que tener cuidado de no ahogarse o cuando el niño sea mayor, apenas seremos un recuerdo borroso y ridículo.

Y hasta aqui. La semana que viene vuelve el contenido habitual, no me falleis.

miércoles, 3 de octubre de 2012

En algún punto de los años 90



Camino hacia el instituto acompañado por mi fiel amigo JM. Vamos hablando de algo típico de la década, sin preocupaciones, sin involucrarnos demasiado en nada en concreto. Somos jóvenes y alegres. Tenemos la vida por delante. Somos el futuro de la sociedad y también el de nuestro pasado.
De pronto aparece B a nuestras espaldas, en lo alto de la calle, a lomos de su bicicleta. Nos ve a lo lejos y decide gastarle una pequeña broma a su amigo JM, en forma de patadita en el trasero. Pero la impaciencia por consumar tan gracioso acto hace que B  pedalee con más fuerza de la debida, lo que unido a una ligera pendiente descendente a su favor, hacen que su aceleración sea mayor de la esperada. Y B olvida (suponiendo que alguna vez lo hubiera sabido), un principio físico básico que dice que Fuerza=MasaxAceleración, o algo así.

Aquí vemos el sencillo esquema que se le olvidó a B.



B le arrea una patada a JM que le revienta el culo. La onda expansiva me arroja a varios metros de distancia y cuando recupero el sentido, solo puedo oír el silbido de mis oídos. JM yace no muy lejos de mi, como un cascarón vacío, como un globo pinchado. Lo sostengo entre mis brazos y grito que no, que porqué a él. Luego miro a B, pedaleando culpable hacia el horizonte. Es mayor que yo, es más fuerte, más rápido, pero juro al cielo que algún día le alcanzaré y pagará por lo que le ha hecho a JM.
A partir de ese momento comienzo un duro entrenamiento. Estoy dispuesto a darlo todo, a entregar mi vida si es preciso. Pero a los dos días estoy ya muy cansado. Pierdo la moral. Pongo la tele una madrugada y veo una entrevista con Nelson Mandela en la que dice que la venganza no es jamás una solución. No tengo ni idea de quién es ese tipo pero no es cuestión de contradecirle. Salgo al balcón, miro al cielo crepuscular y aspiro el aire limpio de la mañana. Pronto comenzará un nuevo día para mí, y eso significa que ya falta un día menos para encontrar a una chica que se deje tocar las tetas.