Ya no recuerdo cuánto hace que no escribo.
Cuánto hace que no finjo ser quien no soy, que no sueño con los ojos abiertos y fantaseo con todo aquello que yo mismo me he negado.
Ya no recuerdo cuánto hace que no escribo.
Cuánto hace que no me dedico tiempo para reflexionar, abrir la mente y plasmar en papel aquello que me resisto a callar.
Ya no recuerdo cuánto hace que no escribo.
Cuánto hace que no espero nada de nadie, ni siquiera de mí mismo, y me conformo con el variable pero constante paso del tiempo.
Ya no recuerdo cuánto hace que no escribo.
Cuánto hace que abandoné mis sueños, me conformé con la realidad, y me limité a disfrutar de cosas efímeras e improductivas.
Ya no recuerdo cuánto hace que no escribo, que no río o no siento.
Ya no recuerdo la última vez que dormí, comí o respiré.
Ya no recuerdo nada, solo soy.
Ya no soy más que el recuerdo de no ser.