sábado, 23 de noviembre de 2013

De pechos y carretas



A estas alturas de la vida ya sabréis, queridos amigos, que este blog se nutre con las visitas de los lectores accidentales que llegan aquí atraídos por las sugerentes imágenes de chicas que, cuando es menester, coloco estratégicamente en mis entradas. De hecho, en mi anterior entrada podía verse, sin venir a cuento alguno, la imagen de una bella muchachuela que no tenía ninguna relación con el texto. Pues bien, para no dejaros con la intriga de quién podía ser esa, he decidido ampliar información aquí mismo, para que no tengáis que tirar de Goooogle. Vamos al lio.

Una vez más la red arde, convulsa por los últimos acontecimientos sucedidos en Francia. ¿Un ciclón devastador? ¿Un terrible terremoto? ¿Ataques terroristas a gran escala? ¿Ovnis abduciendo políticos en un intento de salvar nuestra especie? No, amigos y amigas (pero sobre todo amigos), algo mucho más importante: Tetas. Si me lo permitís, os pongo en antecedentes.

Resulta que hace unos días, la bella Doria Tillier, chica del tiempo de un programa de televisión galo, anunció que, en caso de que pasara no sé qué chorrada de fútbol, anunciaría el próximo parte meteorológico desnuda. Y sus palabras no cayeron en saco roto ya que el rumor del posible desnudo de Doria se propagó como la pólvora y más aún cuando se cumplieron las circunstancias  que favorecían tal acto.

Doria a su llegada a Le Poil
Cuando llegó el gran día, Doria Tillier apareció retransmitiendo desde un pequeño pueblo llamado “Le Poil” que vendría a traducirse como “A pelo”, lo que vaticinaba que todo había sido una broma basada en un juego de palabras cutre, pero no. Después de darse un paseíto por la pequeña localidad de menos de 200 habitantes, Doria anunció que había llegado el momento del parte y toda Francia pudo verla correteando desnuda (bueno, no se quitó las botas por eso de pisar algún bicho) por un prado mientras aparecía el parte del tiempo en un lado. Por supuesto, todo fue filmado a tal distancia que resultaba imposible (si, incluso ampliando mucho la imagen, que ya lo han probado algunos por ahí) distinguirla con claridad. El resultado de tal hazaña: Variable; ya veréis.

Doria cumpliendo su palabra
Algunos esperaban ver cómo se acariciaba los pezones o se abría los labios vaginales en un primer plano para explicar eso de la humedad relativa y se quejaron indignados de que esa chica no tenía palabra y les había traicionado, dejándoles a todos con la… con el… mando a distancia en la mano. Otros dijeron que ya lo sabían, que eso no era más que una operación de marketing del programa, que vio multiplicada su audiencia de ese día hasta lo abusivo. Y otros se limitaron a reírle la gracia o incluso a admirar la acción de la muchacha por haberse atrevido a correr desnuda por ahí con el frio que hacía.

¿Pero a dónde quiero llegar con todo eso? Pues a haceros reflexionar sobre la importancia de actos como estos. Actos que implican mujeres desnudas en general y tetas en particular. Tenemos casos memorables en la historia desde el “descuido” de Sabrina hasta las reivindicaciones de las FEMEN y las claves de su éxito siempre son las mismas. Y el motivo es que los seres humanos somos mamíferos y toda nuestra existencia gira alrededor del tema mamario. Los expertos dicen que los hombres buscamos los pechos por un instinto primario que nos impulsa a buscar un buen sustento para nuestra descendencia y algún que otro psicoanalista afirmaría que lo que buscamos en realidad es un símbolo materno que nos devuelva a nuestra anhelada infancia, pero tonterías aparte, sea una cosa u otra, siempre acabamos en el mismo sitio.
 
¿Desnudos en el congreso? La política se pone interesante, señores.
Y pensemos en el caso de Francia para extrapolarlo a nuestro país. ¿Qué pasaría en España si anunciaran sus desnudos mujeres de la talla de Sara Carbonero, Anna Simón o (si, reíros, reíros) María Teresa Campos? Tengo la sensación de que aquí somos igual o más mamíferos que nuestros vecinos del norte y tal acontecimiento podría derivar no sólo en audiencias disparatadas, sino en tumultos, saqueos y en general, todo lo que suponga caos en las calles. Imaginaos una multitud de hombres exhaltados arrojando papeleras ardiendo contra los escaparates sólo por que han visto los pechos desnudos de esa presentadora que tanta gracia les hacía. ¿Parece increíble? Lo es, porque la historia reciente nos ha demostrado que al fin y al cabo, no hay para tanto.

Aquí en España tenemos a la voluptuosa (y experta en dilatación/contracción vaginal) Daniela Blume, que igual concursa en un programa en horario infantil como se despelota sin problemas a altas horas de la madrugada. ¿Y Pilar Rubio? Cuando se publicaron sus fotos desnuda en la Interviú se vaticinó tal aumento en el consumo de papel higiénico y clinex (no sé cómo se escribe bien eso) en los hogares con adolescentes macho, que al final no fue para tanto y las fábricas tuvieron que arrojar su excedente al mar.

Alex Sim Wise, otra todoterreno que sabe sacar provecho a sus encantos

La conclusión a todo este asunto (vuelvo a la Srta. Doria) es que no hay que exagerar tanto; Nadie se creía realmente que fuera a desnudarse en primer plano y por lo tanto todos esos indignados de internet no lo estarán tanto. Lo que pasa es que el ser humano tiene la necesidad de hablar de algo continuamente y como somos mamíferos, pues hablamos de tetas, que es lo que nos pilla más cerca.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Un sueño raruno



Últimamente estoy soñando cosas algo extrañas y como no es agradable ver como algo que ha creado tu subconsciente él solito y sin ayuda se pierde en el olvido, lo plasmo aquí para deleite del mundo entero. Voy alla.

Había acudido yo, por lo visto, a un concierto de esos donde tocan varias bandas que tenía lugar en algún local cerrado, algo que está muy bien ya que el sonido mejora y además si llueve no te mojas. La cosa es que estando en la cola, comienza a circular el rumor de que uno de los grupos, Kreator, no va a poder actuar debido a la indisposición de Ventor, su batería. Yo toco la batería de puta madre; toco tan bien que sería capaz de sustituirle sin problema alguno, así que voy en busca de Mille Petrozza, el vocalista y líder de la banda y se lo digo, a lo que él acepta a fin de no cancelar su actuación.

Ya en el backstage estoy confiado; no solo sustituiré a Ventor, sino que lo voy a hacer mucho mejor que él y todo el mundo va a flipar. Estoy confiado a más no poder y eso se nota hasta tal punto, que nadie se molesta en pedirme una demostración de virtuosismo y me paso toda la prueba de sonido repanchingado rascándome la barriga. Pero cuando me siento en la batería justo antes de que comience el concierto noto que algo va mal. Miro en el repertorio y dudo sobre mi habilidad para tocar aquellas canciones que no he oído en mi vida… incluso de las que he oído mil veces; porque ahora recuerdo que no soy tan bueno con la batería; de hecho, acabo de recordar que nunca la he tocado. El concierto va a comenzar y yo ni siquiera sé cómo sostener las baquetas correctamente. Las luces se apagan y los del grupo me miran fijamente. Sé que debería golpear las baquetas tres veces para dar inicio a la actuación, pero en estos momentos dudo de tener la coordinación suficiente para hacerlo bien. El frontman me mira muy serio y se acerca a mi poniendo muy mala cara, momento en el cual me inunda el pánico y me despierto sobresaltado.
 -¡Nooooo! ¡Mille Petrozza me va a romper la cara!

 Y al despertar me encuentro rodeado de personas de rostro triste mirándome severamente. Nunca más me dormiré en un funeral.

No he encontrado ninguna foto de Mille Petrozza levantando su guitarra amenazadoramente sobre mi cabeza (y mira que hay fotos y fotos en Goooooogle), así que pongo una de Doria Tillier, que está muy de actualidad esta chica. (Y de paso la foto despista un poco a posibles visitantes). Juasjuasjuasjuas, qué listo y que maligno soy.

sábado, 16 de noviembre de 2013

De secretarias sexis, gorilas interiores y experiencias cercanas a la muerte; una odisea épica en tres actos no demasiado bien definidos.



Un día de trabajo normal. Ya aprieta el frio y hay que abrigarse, pero mientras subo por una carretera de montaña para recoger una carga en un pueblo olvidado de la mano de dios, el Sol calienta la cabina de mi camión y la temperatura sube hasta un punto incómodo que me obliga a quedarme en camiseta de manga corta. Si. Cuando veáis a un camionero en manga corta en pleno invierno significa que el Sol ha calentado su cabina. O eso o es que está practicando sexo consigo mismo. Pero no nos desviemos del tema. Decía que tenía que cargar en un pueblo de montaña y como siempre, había que darse prisa porque alguien esperaba el material con ansias por dejarlo abandonado en un rincón cualquiera y eso estresa incluso a un hombre imperturbable como yo. Así que llego al lugar, paro el camión y bajo para habilitar la zona de carga con tal presteza que olvido mi falta de ropa de abrigo y compruebo que hace frío, mucho frio. Ahora es cuando debería meterme en la cabina a por mi jersey abrigadito pero no. No, porque aparece la secretaria (sexi, claro, como todas)


La secretaria sexi: Las secretarias siempre son sexis por condición intrínseca a su lugar en el mundo. Son mujeres que habitan en ambientes puramente masculinos y eso las convierte en seres únicos y maravillosos. No hay dos iguales y por lo tanto no existe la secretaria mediocre y por lo tanto también, todas son sexis. Pero no nos retrasemos con el relato. 

La secretaria sexi lleva un buen abrigo y una bufanda de piel de foca antártica y también una carpeta con papeles. La miro, me mira de arriba abajo y dice “Uy, qué caluroso eres, no sé cómo puedes estar en manga corta con este frío”. Y es entonces cuando yo debería decirle que todo ha sido un descuido y meterme en la cabina a por mi jersey calentito pero no, porque aparece mi gorila interior y me lo impide.


El gorila interior: He hablado muchas veces sobre este fenómeno tan humano (y masculino) y como no me gusta repetirme… No, un momento, me encanta repetirme, así que os lo voy a recordar. Los seres humanos no somos más que monos sin pelo de inteligencia variable que, habiendo olvidado nuestra condición, nos comportamos de forma errática y absurda hasta que culminamos nuestra existencia comprándonos un coche llamativo.

Y como decía, ante el comentario de la secretaria sexi, mi gorila interior se apodera de mi ser y busca la forma de convertirse en el jefe de alguna manada, diciéndole que “Esto ni es frío ni es nada. Es que yo soy del norte” Vale que no soy noruego, pero un poco del norte si soy, lo que impresiona a la chica que comienza su protocolo preguntándome el nombre, DNI, matrícula, operador de transporte… Y mientras tanto yo siento cómo mi temperatura corporal desciende peligrosamente, por gilipollas y por gorila, acercándome a un punto muy poco compatible con la vida.


Experiencias cercanas a la muerte: Son esos momentos límite en los que a uno le pasa toda su vida por delante de los ojos y se aburre un montón cuando llega la primera comunión y se avergüenza con las tonterías de la adolescencia. Pero eso ya nos ha pasado a todos, así que voy a terminar ya con el cuento.

El protocolo termina, subo en el camión y me despido de la secretaria sexi que me mira admirada sin darse cuenta del tono azulado que está cobrando mi piel y me voy, como no, con la ventanilla bajada y el codo asomando fuera. Cuando llego a una distancia prudencial subo la ventanilla, enciendo la calefacción y me quedo hecho una bola encima de mi jersey tiritando y chupándome el dedo hasta que siento que la vida regresa a mi cuerpo. Volviendo, pienso en la experiencia vivida y me doy cuenta del error de abandonarse al gorila interior, pero me satisface el pensar que en algún lugar hay una secretaria sexi a la que posiblemente jamás volveré a ver, que piensa que soy un tío duro.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

De muñecos e infidelidades



Llego a mi casa cansado tras un agotador dia de trabajo y al entrar en mi casa descubro que algo anda mal; la niña está sola viendo dibujos y en el piso de arriba se oyen voces y algo parecido al sonido de dados rodando. Subo las escaleras sin hacer ruido y al abrir la puerta dela habitación me encuentro con una escena inesperada: Mi mujer y mi mejor amigo jugando una de Warhammer encima de nuestra cama.
-¿Cómo has podido? Siempre me dijiste que odiabas estos juegos –Grito a mi mujer apuntándole con el dedo. –Y en nuestra cama.
-No… no es lo que parece. –Dice ella mientras guarda a toda prisa los guerreros de la casta del fuego en una caja.
-Y tu… -Dirigiéndome a él. –Coge tus eldar oscuros y márchate. No quiero volver a verte nunca.
-Muy bien. –Me responde. –Pero que sepas que ella sabe usar los marcadores telemétricos mucho mejor que tu.
-¿Cómo? ¿Los… marcadores?- Balbuceo.
-Si. Creo que sería capaz de ganar hasta a los necrones. –Escupe antes de marcharse.
-¿Tu… contra los necrones? –Volviendo a dirigirme a ella. -¡Noooooo!
Me despierto entre sudores fríos y con el corazón desbocado. Corro al cuarto de las miniaturas y agarro un krootox, para acto seguido plantárselo delante de la cara a mi mujer, que abre los ojos lentamente.
-Mira… mira qué bien he pintado este monito. –Le digo algo inseguro
-Aparta tus tonterías infantiloides de mi cara. –Me dice, y se vuelve a dormir.
Respiro más tranquilo ahora. Todo ha sido un sueño.

¿Una chica jugando a warhammer? Prueba a pellizcarte, por favor.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Otra consulta para el DR. Testículo



Hace tiempo recibí esta consulta y me pareció tan estúpida que ni siquiera pensaba responderla pero como ando escaso de colaboración, no me queda otra que hacerle caso a este personaje. Asi que ahí va la consulta y seguidamente mi sabio consejo.

Saludos Dr. Testículo. Soy M de M y tengo el siguiente problema. Resulta que tengo una vecina, de mi mismo bloque con la que solía encontrarme en la escalera y/o ascensor y que me empezaba a gustar bastante. Lentamente fuimos conociéndonos mejor y a veces charlábamos en el parque de enfrente un rato. Todo iba bien hasta que ella se compró una perrita a la que puso de nombre “Miststas”, como la del chiste, si. Un día la perrita se le perdió y ella acudió en mi ayuda pero cuando me preguntó eso de “¿Has visto a Mistetas?” yo quise hacerle la gracia y le contesté que no, pero que me gustaría verlas. Y desde entonces está enfadada y ya no me habla.
Ayúdeme, Dr. Testículo. ¿Qué puedo hacer para recuperar su amistad?

Vamos a ver, amigo M. Si esto fuera un consultorio de verdad, de esos de despacho, le habría cerrado la puerta en los morros, pero como la distancia virtual que nos separa no me lo permite, voy a tratar de ayudarle. Pero antes, déjeme decirle que si usted quería llegar a algo con esa chica, lo último que debería haber hecho era nombrarle sus tetas, por muy chistosa que se prestara la situación.
Realmente se encuentra usted en un punto complicado. Ella está enfadada y apenas se conocen, lo cual es muy propicio para el distanciamiento y el olvido inmediato. Lo único que se me ocurre así de primeras es que se haga usted con un perro y le ponga de nombre “Miscojones”, de modo que en un momento dado pueda acercarse a ella y decirle “¿Quiere ver a Miscojones?” lo que hará que en ese mismo instante ella se dé cuenta del compromiso en el que le puso al preguntarle por su perra anteriormente y comprenda lo equivocado de su reacción hacia usted. O eso, o le denuncia directamente; pero ese ya no es mi problema.

Y así, con otro entuerto resuelto me despido. No olvidéis exponer vuestros problemas al Dr. Testículo escribiendo un mail a capdemut@gmail.com dejando claro en el título que es un mensaje para el consultorio. Y nada más. A ser felices.