miércoles, 28 de marzo de 2012

Tocar el cielo (aunque solo sea con la puntita)



Cualquiera que me conozca un poco sabrá que soy aficionado a la astronomía y que de vez en cuando me gusta deleitarme contemplando la inmensidad del espacio infinito ya que así logro olvidarme de todo aquello que preocupa a mi insignificante existencia.
Cualquiera que me conozca un poco más sabrá que no es para tanto mi afición y que no le dedico ni la mitad del tiempo que paso viendo porno por internette ni una décima de lo que malgasto pensando qué armas son mejores para una armadura de combate del imperio Tau.
Pero lo realmente curioso es que a pesar de lo que se supone que es habitual, cuanto más estudio y conozco la inmensa extensión espacial que me rodea, más me aburre y me decepciona ese conocimiento. Antes, cuando era crio, miraba una estrella y me preguntaba extasiado qué habría allí, cuantos planetas girarían a su alrededor y si habría en alguno de ellos un chaval extraterrestre mirando embobado nuestro cercano Sol. Pero ahora que he adquirido el conocimiento y los medios para ubicar esa estrella en el espacio y el tiempo me doy cuenta de que está tan sumamente lejos que no importa demasiado qué haya allí. Si se me hace pesado coger el coche para subir al pueblo, no quiero ni imaginar un viaje espacial de veinte años luz.
A pesar de eso hay gente a la que tanto conocimiento se le queda pequeño y vence la frustración con grandes dosis de paciencia y, por que no decirlo, acciones desesperadas. Este es el caso de lo sucedido en un radiotelescopio de Puerto Rico en el año 1974. Allí, a un grupo de astrofísicos iluminados se les ocurrió la brillante idea de mandar un mensaje a posibles habitantes de la nebulosa del cangrejo (buscar en Google imágenes para una bonita vista), detallando nuestra posición y composición de ADN, por si se les ocurría venir un día, saber cómo aniquilarnos. Brillanteces aparte, tales astrofísicos no tuvieron en cuenta que su mensaje, lanzado a la velocidad de la luz, llegaría aproximadamente a su destino el año 23.000. Suponiendo que tales seres extraterrestres existieran, captaran el mensaje, lo tradujeran y nos respondieran con un método similar, tal respuesta llegaría aquí en el año 48.000, sobre la hora de la siesta.
¿Significa eso que personas con carrera universitaria, másters y especialidades pueden hacer las mismas gilipolleces en las que caería cualquier niñato tras hincharse de pelis de marcianos? No. Lo que pasa es que nuestros cerebros están diseñados para comprender las distancias y velocidades terrenales, y con cifras tan elevadas, cuesta mantener la coherencia.
Así que para que cualquier hombre de a pié (si, he dicho hombre), pueda comprender la magnitud del espacio interestelar, he creado una preciosa teoría de comprensión espacio-temporal que voy a compartir aquí.
FÓRMULA PARA CALCULAR DISTANCIAS ASTRONÓMICAS
Imagina que eres un hombre de mediana edad, sentado en el banco de un parque cualquiera tratando de limpiar el chocolate de los morros a tu hijo/a con una toallita húmeda que ya ni es húmeda ni es toallita; En ese momento pasan frente a ti un grupo de adolescentes hembra con sus pantalones megacortos y sus escotes a ras de pezón. Pasan muy cerca de ti. Puedes oler sus hormonas y te da la sensación que podrías tocarlas con solo alargar tu pene, pero no. La distancia que te separa de es equivalente a 10 años luz, que es la distancia media aproximada que nos separa de las estrellas que podemos ver en el firmamento
Seguro que si los astrofísicos de 1974 hubiesen calculado las distancias de esta manera, ni se habrían molestado en mandar ese mensaje inútil.
Por eso ahora sigo mirando maravillado esa estrella, aunque con la convicción de que haya lo que haya allí, no debe de preocuparme lo más mínimo. Y es que otra estrella es otro rollo. Puedes verla brillar, puedes soñar con ella, pero nunca podrás alcanzarla, por mucho que te estires (la polla).


Me tomo la libertad de poneros una bonita canción, que me ha servido de inspiración en muchas ocasiones y que para temrinar de redondearla, viene con una aceptable traducción al español.

jueves, 22 de marzo de 2012

Vomit on the floor

Hace algunos años ya, siendo todavía un preadolescente más preocupado por el juego y las tonterías que por el mundo de los adultos (aunque dicho así parece que las cosas no hayan cambiado demasiado para mí), acompañé a un buen amigo mío y a su padre a desmontar una carreta de las utilizadas para improvisar plazas de toros en las fiestas de los pueblos. Allí nos reunimos media docena de adultos y otros tantos niños de edades similares a la mía y entre todos desmontamos la carreta y la cargamos en un camioncito de esos con la caja cubierta. Pero antes de irnos, el camionero quiso tener un detalle con los chavales que tanto habían ayudado y nos permitió meternos en el camión, junto a la carga, para hacer el trayecto de la plaza, a través del pueblo, hasta el almacén donde debíamos dejarla otra vez. Error cósmico (si, como los monstruos de Lovercraft).
El camión arrancó y nosotros, en penumbra, comenzamos a disfrutar del viaje cual surfistas baratos; En cada curva, en cada badén y al girar cada esquina tratábamos de mantener el equilibrio en un juego de caídas y risas. Y la cosa fue muy divertida hasta que comenzamos a marearnos. En mi defensa diré que yo no fui el primero en vomitar. Alguien se sentó en una esquina y vació el contenido de su estómago en el suelo. La diversión se multiplicaba: A partir de ese momento no solo teníamos que mantener el equilibrio si no evitar caernos sobre el vomito que se arrastraba con cada movimiento del vehículo. Cuando vomité yo la cosa comenzó a ponerse fea. El ambiente se cargaba con el olor ácido y eso no hacía más que empeorar el estado de aquellos que todavía resistían las convulsiones de sus estómagos. No aguantaron mucho. Hubo un tercero y creo recordar que un cuarto, puede que fuéramos cinco en total los que decorábamos la caja del camión con comidas que creímos que ya nunca mas veríamos. Cada vez quedaba menos espacio donde pisar sin resbalarse y el miedo a caernos y rebozarnos en vómitos ajenos nos obligaba a agarrarnos a la lona lateral como koalas, deseando que el viaje terminara cuanto antes.
Lo único que me impactó más que estar metido en la caja de un camión con cuatro o cinco chavales con la cara color turquesa y el suelo con cuatro dedos de vomito, fue ver la cara del camionero cuando abrió sonriente las puertas.

lunes, 19 de marzo de 2012

Un testículo en la universidad

Rompo una vez más mi periodicidad cuasisemanal ( y ya van…) para hacer un pequeño inciso sobre los blogs y éste en particular.
Hace escasos años, la idea de tener un blog me parecía algo absurda. Lo poco que había visto por Internet me parecían propios de personas desesperadas, escritores frustrados y seres patéticos en general. ¿Por qué comencé el mío? Pues porque yo soy todo eso y mucho más.
Desde que decidí escribir de forma pública hace ya más de dos años en el anterior blog y ahora en este, he tenido momentos de desánimo y de alegría, pero hace poco sucedió algo que me dejó desconcertado: Un conocido me pidió permiso para hacer un trabajo de la universidad sobre mi blog. El tema del trabajo era el “Pragmatismo”; No me preguntéis qué significa porque no lo sé, pero qué más da.
Puede parecer una tontería, pero el saber que en un aula universitaria se ha hecho mención de este testículo (mi testículo, vuestro testículo), me hace ilusión. Yo, en mis 30 y pico años de existencia no he podido pasar del instituto, pero mi blog ahí está, sentado entre catedráticos, rectores y vicecatedráticos, si los hay.

jueves, 15 de marzo de 2012

Los gemelos aburren dos veces

El fin de semana pasado tuve la maravillosa oportunidad de pasar unas horas apalancado delante de la tele, como hacen las personas normales, y estuve tragándome un documental sobe gemelos. Para quien no lo sepa, los gemelos son personas que por un error biológico en el momento de comenzar la gestación, salen repetidas, clonadas o como se quiera decir. Esto, que a priori puede parecer una desgracia, ya que los pobres padres que querían tener un hijo único o en su defecto, dos diferentes, se encuentran con la tediosa tarea de criar dos veces al mismo crío, es tomado por algunos (generalmente los propios gemelos) como un signo de alegría y dicen ser afortunados o no se qué. Pero siguiendo con lo que iba diciendo, en el documental los gemelos hacían reuniones de gemelos, hablaban de lo bonito que es ser gemelo de alguien que a la vez lo es de ti mismo y otras cosas, como que tienen vínculos afectivoemocionales y que si uno se cae, le duele al otro.
Explicado así por encima puede parecer un poco aburrido el tema pero no nos engañemos, es muy aburrido. Y ese mismo aburrimiento me llevaba a mi por los caminos de Morfeo y lentamente, a medida que me dormía, imaginé algo que podía hacer más agradable la vida de un gemelo. O por lo menos la de un gemelo cabroncete, que en ese caso sería yo. Y es que un gemelo puede acostarse con la mujer de su hermano sin que ésta se entere en la vida. Y además es muy fácil. Apuntad, gemelos cabroncetes del mundo:
Primero hay que elegir un día en el que el gemelo bueno (el casado), esté fuera de casa y presentarse de forma natural, haciéndote pasar por él. En este punto no hay que perder el tiempo, pues la esposa puede detectar la mentira en cualquier movimiento fuera de lo habitual, por lo que nos la llevaremos a la cama a toda velocidad. Ya cerca del momento de la verdad ella dirá algo así como:
-Hazme lo del otro día, cariño.
-Glups… ¿El otro día? No, hoy voy a sorprenderte con algo nuevo.

Ella no sospechará y el acto sexual se resolverá con total normalidad, sin traumas ni remordimientos por ninguna de las dos partes (recuerda que ella no sabe nada y tu eres cabroncete). Después de eso solo hay que tener un mínimo cuidado para que ella no descubra lo ocurrido nunca y si tu hermano se entera tampoco pasa nada por todo el rollo ese del vínculo afectivo y leches (si te pega, le duele a él).
Hasta ahí bien, mi sueño se hacía cada vez más profundo y ya comenzaba a soñar con la esposa de mi hermano gemelo imaginario cuando de pronto, escuché algo terrible: Los dos gemelos que estaban hablando en la tele comentaron alegres, que sus esposas también eran gemelas. Eso perturbó mi sueño haciéndome imaginar unas situaciones realmente confusas.
El gemelo cabroncete se mete en la cama de la mujer del otro pero no se da cuenta de que está traicionando a su hermano porque no distingue a una esposa de otra. O quizás si que se dan cuenta pero no les importa porque al fin y al cabo el cambio no es apreciable al ojo humano. O a lo mejor después de la infidelidad, voluntaria o no, descubren que llevaban tiempo cambiados sin saberlo uno con otra y otra con el de más allá.
Esa tarde soñé con infidelidades aburridas que siempre acababan en risas tontas y gentes repetidas bailando en círculos agarrados de la mano.
No voy a ver mas la tele.


Aqui tenemos una clara muestra de que los gemelos pueden ser personas divertidas y con un gran sentido del humor.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Decrepitud (Paternidad parte 13)

En la naturaleza cada especie tiene unos papeles predefinidos en cuanto al cuidado de sus crías; Y es fórmula natural funciona sin ningún problema.. Pero en la raza humana, la rápida evolución, industrialización y tecnificación, han llevado a nuestra especie a perder el norte y esos roles primigenios se desvanecen y se confunden con expresiones como “Igualdad de sexos” y “Compartir tareas”. Terrible error. Y es que aunque parezca algo anticuado e injusto en esta sociedad que nos empeñamos en que sea idílica cuando cada vez es mas absurda y patética, las diferencias sexuales son las que son, y no podemos adaptarnos sin pagar las consecuencias. Y esas consecuencias, o al menos, una de ellas, la he podido experimentar en mis propias carnes: Aquellos padres que participan activamente en el cuidado y educación de sus hijos, envejecen al doble de la velocidad que deberían. Si.
No me preguntéis porqué. Yo no soy ningún científico con tiempo libre como para ponerme a investigar y hallar pruebas fehacientes de esas. Yo solo hablo de lo que veo. Los hombres sin hijos o en su defecto, aquellos machistas retrógrados que dejan las tareas domésticas en manos de su esposa, envejecen a un ritmo normal, a un año por año. Y aquí vienen los hechos:
Yo tuve a mi hija a los 30 años y ahora tengo 32, con lo que aparento 34 (30+(2x2)=34). Vale, hasta aquí no es algo alarmante. Pero cuando tenga 36 aparentaré 42 (30+(6x2)=42). Esta progresión, como veis, acaba siendo terrible. A los 45 tendré el careto de un señor de 60 y a los 60 años reales mi aspecto será el de un anciano de 90. Y si, Dios no lo quiera, alcanzo los 90 años gracias al incremento de la calidad de vida y todo eso… seré un zombie de 150 años.

Este soy yo, al enterarme de la mierda de pensión de jublación que me queda tras toda una vida de trabajo.