lunes, 16 de septiembre de 2013

El Incidente de Belén 2 (Gaspar)

El rey Gaspar aterrizó en medio de la maleza, en un lugar absolutamente desconocido para él. Se levantó del suelo, se frotó la espalda dolorida y trató de reajustarse a la realidad. Hacía solo unos días vivía en un palacio repleto de sirvientes y poseía todo aquello que pudiese desear. Riqueza infinita le prometieron y desde entonces cagaba oro. No era agradable, ni cómodo, pero le convertía en el ser más potencialmente rico del mundo. Pero ahora, por haber acogido al rey maldito en su casa, lo había perdido todo y se hallaba en algún lugar del tiempo indeterminado.

Se sentía mal y tenía el estómago revuelto. Vió algo parecido a una ciudad cerca de allí y pensó que sería lo mejor ir a buscar cobijo. Se agachó frente al tronco retorcido de un olivo y cagó; Esperó a que el excremento se secara un poco y cogió el pesado metal dorado. Con eso tendría para unos días de alojamiento y comida y podría pensar cuál sería su próximo paso.

Lo que Gaspar no sabía era que alguien le había visto. Tonino Pastuchi, lacayo de un capo de la mafia siciliana estaba durmiendo la siesta a pocos metros de él y había observado todo el proceso con la boca abierta. No podía dejar escapar al hombre estrafalario de la barba pelirroja por nada del mundo. Sin hacer ruido, sacó su porra y le sacudió en la cabeza. Gaspar cayó como un plomo, inconsciente sobre el duro suelo.

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