sábado, 23 de agosto de 2014

El plan-B del verano

Ayer me dejé llevar por la emoción y al final no escribí la entrada que pretendía pero hoy, bañado por la luz del Sol (ah, el astro rey, cuantas cosas se podrían decir sobre él en un día como éste) y después de haber dormido mis siete horas reglamentarias me siento sereno de nuevo.

Y es que el verano se nos va, pero hay cosas que se quedan, entre ellas, como no, las obligatorias visitas a la playa, como si lo que un mamífero cualquiera necesitara cuando las temperaturas suben por encima de las propias fuera ponerse al Sol (ah, el astro rey...) a autoinmolarse y llenar todos los orificios de su cuerpo de arena. Es por todas esas cosas que me reitero en mi afirmación de que odio la playa, con todos sus componentes. A saber:

Sus barquitos

Sus gentes bañandose

Las tumbonas a € el minuto

Y su pu...ñetera arena.


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