lunes, 13 de julio de 2015

El Karma: Felaciones del espacio exterior





El karma es algo de lo que todos, en algún momento, hemos oído hablar. Se trata de una supuesta fuerza cósmica que juzga nuestros actos y nos devuelve de forma equitativa, a modo de justiciero espacial, las consecuencias de ellos. Diciéndolo de forma simple: Si hacemos el bien nos  pasan cosas buenas y si jodemos al prójimo el karma nos castiga. Es un recurso muy utilizado como amenaza por aquellos que no tienen huevos para darle una hostia a alguien, en plan “Por ahora te sales con la tuya, pero el karma te castigará”; de modo que si al aludido le sucede algo negativo en los próximos días, aunque no haya tenido nada que ver, lo atribuirá a esa amenaza y solo hará que agrandar la leyenda kármica. Pero dejémonos de introducciones y vayamos a lo aburrido.
 
Una simple representación del mismo.
En realidad el karma no fue creado por hippis y cobardicas sino que sus orígenes se remontan hasta los albores de la humanidad. La idea de “recibir lo que uno merece” es el sustento básico de casi todas las religiones (dios conoce tus actos y el día del juicio final te vas a cagar) y de muchas corrientes filosóficas (como el taoísmo que asegura que hacer el trenecito no es malo si mientras lo haces guiñas un ojo), del mismo modo que forma parte de muchas leyendas de la antigüedad. Sin ir más lejos, los guerreros vikingos estaban convencidos de que si morían en batalla aparecerían unas tipas rubias y con trenzas que les acompañarían al Valhalla y les practicarían felaciones sin pedirles nada a cambio. Y así estaban los vikingos de fanatizados. ¿Sed de sangre? ¿Conductas compulsivas? ¿Temeridad? Nada de eso. Simplemente, estaban ansiosos por meterse en líos, morirse y que se la chupa… Bueno, creo que ya se ha entendido el concepto básico. ¿Pero que pasa hoy en día?
 
Otro ejemplo sencillo.
Hoy en día la vida se ha alejado mucho de la espiritualidad, con lo que tenemos al karma algo abandonado. Nos reímos de él o simplemente aceptamos lo que serían sus pequeños castigos/recompensas con indiferencia, atribuyéndolos a la suerte o simplemente ignorándolos. También ha aparecido una nueva teoría, la de la reencarnación, que asegura que nuestra vida irá mejor o peor en función de qué hicimos en nuestra vida anterior, lo cual no deja de ser sumamente injusto, ya que la reencarnación de Teresa de Calcuta puede permitirse ser un “Joputa con suerte” sin más consecuencias que las que obtendría en su siguiente encarnación, lo cual, seguramente si vas y se lo explicas se reirá en tu cara mientras derrapa con su descapotable lleno de rubias con tetas de goma. ¿Conclusión a todo esto?

Yo no creo en el karma, ni en dioses ni en reencarnaciones; pero si tuviese que creer en algo y basándome en el tema felaciones, estoy seguro de que en otra vida habría sido un puto general nazi.

A todos los que escriben frases así, el karma les castigará.

4 comentarios:

  1. Buena entrada, aunque lo del taoísmo me ha dejado algo confuso; no recuerdo haber visto esa acepción en el Tao ¿estaré siguiendo una filosofía sodomita sin darme cuenta? Inquietante...

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    1. Pues si. Deberías leer la letra pequeña... A no ser que haya que agacharse mucho para hacerlo.

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  2. Me he perdido con alguna mención filosófica y el final no lo entiendo bien, pero siempre me apuntaré a lo de las rubias, aunque paso de eso de ser malvado, mi maldad consiste en poner pegamento en un picaporte, para que la gente se quede pegada a él.

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    1. Pues llevate cuidado porque la respuesta kármica al pegamento en picaporte suele ser la pillada con la cremallera.

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