lunes, 18 de abril de 2016

Gusanos (Paternidad 42)



En la vida algunas cosas pasan porque las elegimos, mientras que otras vienen porque sí, porque toca; etapas lo llaman; y todos debemos atravesarlas con mayor o menor éxito para seguir adelante. Lo malo es que cuando tienes hijos algunas toca repetirlas, y algunas veces no lo hacemos con el éxito que deberíamos. Pero voy al grano.

Hay una franja de edad, a principios de primaria, en la que llega a clase un niño con una caja de zapatos llena de agujeros y muestra con orgullo a sus compañeros, un montón de gusanos de seda ocultos entre hojas de morera. Y por algún motivo que en su día no alcancé a comprender (y ahora tampoco), todos los críos se muestran fascinados por ellos y quieren tener su propia caja. Llamadme maniático, pero siempre he pensado que los gusanos, aun siendo seres necesarios para el equilibrio biológico del mundo, no deberían tener demasiado contacto con los seres humanos, o si no… ¿Por qué nos habría hecho dios tan distintos? Por no hablar de la necesidad de ir trepando moreras por ahí en busca de hojas o ese olor raro cuando alguien te abría la caja en la cara para que admiraras a sus gusanos. Y es por todo ello que en su día, supe decir que no a los gusanos, a pesar de eso que decían que el primero era gratis y tal.

Pero el otro día estando yo sentado cómodamente en la seguridad económico-social de mi sofá, vi aparecer a mi hija (la mayor) con una caja de zapatos de Dora la Exploradora llena de agujeros. Y pensé “Ups”. Y me levanté de un salto dispuesto a decir algo que alejara a esa caja de mí, cuando ella se adelantó con algo que seguramente llevaría ensayado de antes: “Papá, traigo una mascota de la que no te tienes que encargar de ponerle comida ni limpiarle las cacas”. Y lo cierto es que no me convenció, pero tampoco pude decirle nada. Y ahí la tengo, al lado de la tele. Una caja llena de gusanos. Qué asco, por favor.


8 comentarios:

  1. Lo extraño de todo esto es que tu no veras nunca por la calle una morera con un gusano... creo que el habitat natural de estos seres son las cajas de zapatos...

    Yo siempre tube y en mi intento de criarlos de un año para el otro raro era me acordara de ellos...

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    1. Muy interesante lo del hábitat natural.
      Igual estos bichos son como los toros, que si no los matan se extinguen.

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  2. Creo que la única justificación para esa actividad es llegar a ver salir una mariposa de semejante capullo (algo que no estoy seguro que sea instructivo del todo para tu hija).

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    1. Las mariposas son bastante efímeras, o sea que lo más probable es que se encuentre con varias mariposas muertas en la caja.
      Va a ser muy triste.

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  3. Te imagino cogiendo hojas de morera para alimentar gusanos y cambiándolos de caja para que la caca no haga que la comodidad de tu hogar sea invadida por el olor de dichos bichos y sus excrementos... lo de que no te tienes que encargar es una trampa.

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    1. De momento ya me he convertido en una especie de camionero demente que cuando ve una morera salta por la ventanilla y se lia a arrancar hojas.

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  4. ¿alguien sabe como es una morera? yo de pequeño tenía de esos gusanos y seguro que le daba hojas de arboles del barrio, no creo que fueran moreras... puede que el capullo fuera yo, ya que los gusanos nunca llegaban a serlo.

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    1. Las moreras son árboles los cuales todo jardinero, por inepto que sea, se cree un experto en podar.
      Son reconocibles precisamente por lo mal podadas que están.

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