miércoles, 26 de abril de 2017

Inocencia (paternidad 45)


Llego a casa después de un agotador día de trabajo y encuentro a mi pequeña, mejor dicho a mi mayor a pesar de que sigue siendo pequeña para mí, pintando y recortando en la mesa. Verla trabajando su creatividad me emociona, pues eso demuestra ciertas afinidades hacia el arte e inquietudes acerca de lo ya existente. Y eso es algo bonito ya que en esta sociedad actual regida por el “quiero esto pues me lo compro”, el ver a un niño trabajando para conseguir algo resulta esperanzador. Me acerco a ella y le hablo suavemente, para no molestarla demasiado.
-¿Qué es esto tan bonito que estás haciendo?
-Una casita para cuando venga el ratoncito Pérez. –Me dice sin distraerse a mirarme
-Oooh que bonita. ¿Es para que descanse después de llevarse tu diente y dejarte el regalito?
-No. Voy a poner el diente dentro y a hacer un mecanismo para que cuando entre a por él se quede encerado dentro.
-Glups… ¿Y para qué quieres encerrar al ratoncito Pérez? Quizás tenga que irse a entregar más regalos a otros niños.
-Sí. Por eso. Si lo capturo podré quedármelos para mí.
-…
Y así regreso a mis quehaceres habituales y dejo a mi pequeña planeando cómo secuestrar y robar a un ser mitológico. Qué ganas de jugar al Dragones y Mazmorras con ella.

4 comentarios:

  1. Pensamiento creativo al poder ¿para qué necesitamos moral?

    ResponderEliminar
  2. después le queda el hada de los dientes y que no pare...

    ResponderEliminar
  3. Gracias a todos.
    Últimamente estoy respondiendo menos, pero eso no significa que haya dejado de quereros.

    ResponderEliminar