jueves, 2 de febrero de 2012

Otra crónica de parvulario

Alguien me dijo después de leer la anterior crónica de parvulario, que no s eme ocurriese volver a escribir sobre experiencias vividas antes de los 10 años de edad, pero yo, ni caso. Hoy voy a hablar sobre uno de mis primeros recuerdos y, sin duda alguna, mi primer trauma a nivel social.
Creo recordar que era el segundo año de parvulario. Éramos crios mayores ya y ese día la profesora debía de ausentarse un rato para una reunión importante con la directora del centro, por lo que dejó a una niña de la clase como encargada de velar por la paz en la clase, Sus ordenes fueron claras: “Si alguien alborota, mándamelo al despacho de la directora”.
Al principio la cosa iba bien: Nos dejaron coloreando unos dibujos, repartidos en grupos pequeños, bajo la atenta mirada de la encargada, que no titubeaba ni un segundo a la hora de mandar al despacho a aquellos que hablaban demasiado alto para su gusto. Pero ya se sabe que el poder corrompe y cada vez el yugo del silencio se estrechaba más y más; Ya no solo expulsaba de clase a los que gritaban o hablaban en un tono audible; Muy pronto también los susurros se convirtieron en motivo de castigo y la divertida clase se fue tornando en opresión y miedo.
Ninguno sabíamos qué nos esperaba en el despacho de la directora y la encargada estaba ávida de sonidos a los que condenar. De hecho ni siquiera ella hablaba y nos teníamos que comunicar por gestos. Pero el vaso se colmó cuando una niña fue condenada por toser. Todos nos esforzamos tratando de explicarle que eso no era justo, pero ella no fue capaz, o no quiso, entendernos. Y en ese punto no pude más.
Dejé mis colores a un lado y me levanté de la silla. Todavía no tenía melena pero ya podía sentirla agitándose con el viento de la rebeldía sobre mis hombros. Todos me miraron llenos de esperanza y pronuncié la frase: “Solo ha tosido”. Y eso me condenó.
Estaba indignado y furioso. Mi primer acto de rebeldía contra lo que creía injusto no había servido para nada. Creo que eso condicionó el resto de mi vida.
Cuando llegué al despacho de la directora, mi profesora me dio una zurra simbólica y me sentó en el suelo junto con mis compañeros desaparecidos. Allí por lo menos se podía hablar un poco y pensé que no se estaba tan mal como en la clase. Lentamente fueron llegando más niños hasta que toda la clase quedó trasvasada al despacho de la directora, a excepción de la encargada que se quedó sola en su nuevo reino del silencio absoluto. La profesora nunca sospechó que algo había salido mal.
Ya no recuerdo quién era esa niña que nos castigó sin piedad, pero ahora que han pasado más de 25 años puedo concluir que la sigo odiando con toda mi alma.

6 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Sencillamente genial!!!!

    Yo tampoco se quien es la niña esa, ¡¡pero también la odio!!

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  2. ¡¡¡¡¡Esa niña era yo!!!! Durante años he tratado de ocultar mi oscuro pasado pero ya no puedo más. Vuestra insubordinación causó una mancha en mi expediente, tuve que cambiarme el nombre, el apellido, el acento!!!! y mudarme con mi familia a Alicante. Durante todos esto años he estado planeando mi venganza, que ya está muy cerca. Rezad lo que sepáis cobardes...

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  3. Jajaja, voy a desbaratar tu intento de ser otra persona. Para tu desgracia te conocí cuando eras casi un feto alicantino, y eras calladita y tranquila, los profesores te querían en silencio pero nunca te dieron poder.
    Lo que me extraña es imaginar a Josep ahí, dándolo todo por una injusticia.
    En nuestra clase también pasaba algo parecido, pero lo único que se hacía era escribir el nombre en la pizarra y no recuerdo que fuese muy duro el castigo de después; aún así, todos ansiábamos el puesto de apuntador...

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  4. Sí que fue una desgracia, sí. Aún recuerdo el día que te conocí. Llevaba apenas unas horas en el nuevo cole y los otros niños se reían de mi acento y me preguntaban de dónde era. Entonces te vi, al fondo de la clase, con tu minichupa de cuero y tus leotardos rotos, escribiendo una I en el pupitre con la punta de una navaja... Había localizado a la macha alfa y si quería que me tomaran en serio el resto de párvulos tenía que ponerte en tu sitio...

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  5. Oye, has estado esnifándote el pegamento de tus manualidades??

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