miércoles, 20 de junio de 2012

La dentista del pijama

La última vez que acudí a la consulta del dentista, me atendió una chica jovencita en pijama. Al principio pensé que era una loca que me iba a dejar la boca como el plato de restos de una mariscada, pero rápidamente mis temores se disiparon ante su evidente profesionalidad.
Y allí, indefenso cual bebé en su camita, pensé en que somos, de donde venimos y lo más importante: Qué parecemos. Y a pesar de que la presencia física nunca ha sido una de mis preocupaciones, quizás a causa de la edad que me va transformando, o de la gente que cada vez me ignora más, comienzo a preguntarme cómo soy.
Y me vi reflejado en los ojos negros de la dentista, con la boca abierta y babeando y quise decirle que yo no soy así normalmente, que no me juzgara por mis muelas, pero la proximidad de sus ojos no me daba posibilidad de mentir. Quise decirle que soy como a nadie le importa y que yo decido el no decidir sobre mi mismo, pero el ruido del aspirador no le habría dejado oírme. Quise demostrarle que lo importante no es el envoltorio sino el contenido, pero ella ya estaba asomada a mi más profundo interior. Y quise pasarle una mano por la espalda, bajo el pijama y acariciar su piel para demostrarle que todo podría haber sido distinto entre nosotros en otras circunstancias y otra coyuntura temporal, pero me dio miedo asustarla y que me clavara el taladro en el paladar.
Así que lo dejé correr, esperé hasta que terminó conmigo, nos dijimos adiós y me marché. Y cuando salí por la puerta me di cuenta de que ya jamás sabría lo que la dentista del pijama pensaría de mi.

3 comentarios:

  1. Otro relato pseudopornográfico..., estás en racha eh.

    ResponderEliminar
  2. No se quien eres ni qué quieres de mi, pero yo no veo pseudopornografía por ningún lugar; Aunque admito que sería un buen reclamo... Al feisbuc que va.

    ResponderEliminar
  3. A mi este me ha parecido muy light en lo que a pornografía se refiere, incluso diría que no lo era en absoluto. Será cierto o acaso mi visión de lo que es pornográfico o no lo es está equivocada. ¡Qué cagada! y justo ahora que había decidido ponerme el disfraz de dominatrix para la comunión de mi sobrina. Quizá debería optar por el de monja guarrilla que es más recatado y por eso de que hay que ir a la iglesia y sería lo suyo. ¡Muchas gracias! ahora voy a tener que replantearme todo mi vestuario.

    ResponderEliminar