jueves, 13 de septiembre de 2012

El erizo que no cabía (Cuento)

Tal como había advertido, comienzo nueva sección dedicada a los cuentos que le explico a mi pequeña, diseñados por ambos y redactados tal como se los cuento.




Dicen que hace tiempo ya, pero no demasiado tampoco, en un bosque no muy lejos de aquí vivía un erizo muy pequeñito. Llevaba todo el invierno dormido en su pequeña cueva y cuando llegó la primavera y con ella el buen tiempo, se despertó.
El erizo estaba hambriento; Llevaba tres meses durmiendo y tenía muchísima hambre, por lo que salió de su agujero y comenzó a caminar por el bosque en busca de comida. Y comió frutos, comió raíces, comió hojas y comió insectos; Pasó todo el día comiendo sin parar y fue engordando, engordando hasta quedarse como una bola, que es como deben ser los erizos mayores.
Por la tarde decidió volver a su cueva, pero al ir a entrar descubrió que no entraba por la puerta. Había engordado tanto que se le había quedado pequeña. Intentó meter la cabeza, una pata, la otra… pero no hubo manera. Al final logró agarrar su almohada y sacarla fuera, pero nada más. Debería buscar otro lugar donde pasar la noche y quedarse a vivir.
Así que el erizo caminó y caminó por el bosque en busca de su hogar. Y vio una puertecita en un árbol muy alto; Llamó y abrió una ardilla.
-Ardilla ardilla… ¿Puedo quedarme a vivir contigo que mi cueva se me ha quedado pequeña?
(voz de ardilla)-Lo siento erizo, pero en mi casa hay muchas escaleras y tu no podrías subirlas.
Y el erizo caminó hasta encontrarse con una rana que vivía en una casa de nenúfares en medio de una charca.
-Rana, rana… ¿Puedo quedarme contigo en tu nenúfar que mi cueva se me ha quedado pequeña?
(voz de rana)-No no, erizo. Pesas demasiado y nos hundiríamos en el agua.
Al fina el erizo se topó con una cueva enorme. Era tan grande que vivera quien viviera en ella, seguro que tendría un rincón para él. El erizo entró y se encontró con un oso enorme.
-Oso, oso… ¿Me dejarías vivir en tu cueva que la mía se me ha quedado estrecha?
(voz grave, osezna) -Uyyy, no Si te quedases aquí podría pisarte y clavarme un pincho en una pata.
El erizo se marchó. Estaba triste y se estaba haciendo de noche por lo que se sentó junto a un tronco y se puso a llorar por no tener casa. Y entonces oyó un ruido justo encima de él (ruido de aleteo) y un pájaro grande con ojos enormes se plantó frente a él y le preguntó.
(voz de búho)- ¿Qué te pasa erizo que lloras de esta manera?
-Pues… que… Me he hecho demasiado mayor y ya no quepo en mi cueva.
-¿Y quieres una cueva más grande?
-Si.
-Pues yo sé donde hay una, pero si quieres que te la enseña tendrás que hacerme un favor.
-De acuerdo. Dime qué necesitas.
(en voz baja y de búho) –Mira, allí, donde el bosque termina hay una casa de personas y tienen un perro muy grande que la vigila. Todas las noches cuando salgo de mi casa para cazar, el perro me ladra y me asusta mucho. Quiero que vayas y asustes al perro para que sepa qué se siente.
Y el erizo, que era gordo pero muy valiente, se dirigió a la casa de las personas, pasó por debajo de la valla e hizo ruido para que el perro lo oyera. En menos de un minuto ya estaba el perro allí, ladrando y corriendo hacia él. Pero no se asustó.
Todos los animales del bosque tienen alguna habilidad, y los erizones pueden convertirse en una bola de pinchos. Y así lo hizo.
El perro corría y corría y cuando topó con la bola de pinchos se clavó uno en el morro y soltó un grito.
(Voz de perro)- ¡Ay, ay, ay... me he pinchado con eso!
El perro dio la vuelta y salió corriendo, asustado de ese animalito que le había hecho daño y en lo alto de un árbol el búho observaba la escena con satisfacción.
Cuando el erizo se reunió con el búho, éste estaba muy contento de que el perro hubiese aprendido la lección y le llevó hasta una cueva, mucho más grande que la otra y con unas vistas muy bonitas y el erizo se acostó a dormir en su almohada, pensando ya en cómo amueblaría el lugar.
Y así el erizo que no cabía, consiguió una casa nueva, el búho pudo cazar tranquilo y el perro aprendió que no hay que molestar a los animales del bosque.
Y corolrín corolado, este cuento se ha acabado.

La semana que viene más y peor porque vuelvo a las andadas con una entrada de las de siempre. Aqui os espero.

4 comentarios:

  1. Que "tien-no"...
    La verdad es que me esperaba que el erizo acabara en la barriga de alguien, algo sangriento, gore...
    Ah, que es un cuento para niños?
    Esto... pues lo mismo, que estos mequetrefes ya estan acostumbrados a todo!

    Felicitaciones y entra a mi colección de cuentos para explicarlos en mi clase de goblins!

    Saludos

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    1. Muchas gracias, Capitán.
      Me alegro de que te guste la iniciativa cuentista. Si te soy sincero, lo hago por mi, porque me da pena olvidar los cuentos que más le gustan a mi hija y así, además de conservarlos, puede que otros niños los escuchen también.
      Hasta pronto.

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  2. Yo ya soy demasiado mayor, una adolescente, pero con corazón de niña, y también me ha gustado. Lo malo es que a todos los animales me los imaginaba con la voz de "Siro el Nano"

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  3. Gracias por gustarte ¿? y lleva cuidado, dicen que si dices Siro el Nano tres veces seguidas te llega un mail con otra canción.

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