miércoles, 11 de junio de 2014

Me cago en... los "boxers"



Si hay algo que desafía toda lógica de inteligencia y evolución en nuestra especie, eso son los calzoncillos larguitos, también llamados “boxers” (anglicismo al canto). Hubo un tiempo en el que se llevaban esos calzoncillos que se limitaban a sujetar el paquete en su sitio y con el tiempo iban cogiendo holgura y volviéndose más y más cómodos a la par que mugrientos. Hasta que llegaron los nuevos modelos que, claro está, convirtieron a los de antes en prendas “de viejo” o de “friki”. Y llamadme viejo o friki o incluso friki viejo, porque a mí los nuevos no me gustan nada.

Puede que sea por mi profesión, pero cuando me coloco uno de esos modernos boxers y llevo conduciendo más de media hora, la tela destinada a sujetarse a las piernas se va deslizando hacia arriba y me estrangula las ingles con tanta fuerza y durante tanto rato, que cuando bajo del camión tengo las piernas tan hinchadas que parezco un futbolista y los niños vienen a pedirme autógrafos y hacerse fotos conmigo y no; tampoco me gustan los niños, debo reconocerlo.

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