viernes, 17 de abril de 2015

Regalos de mierda (parte 5 de 284)



-Mamá… Hace ya tiempo que no me regalas nada. ¿Es que ya no me quieres?
-Claro que te quiero hijo mío. –Le responde ella acariciándole la cabeza. –Tengo tu regalo preparado en el garaje, pero estaba esperando el momento adecuado para dártelo.
-¡Pues yo lo quiero ya! ¡Quieromiregaloquieromiregaloquieromiregalo...!
-Vale, vale, no te pongas nervioso, que voy a por él.
Entonces la madre se va al garaje, se sube al coche y sale pitando hacia la gran ciudad.

La ciudad no es lugar para una mujer sola, y menos de noche, pero nuestra heroína no duda en adentrarse en los bajos fondos para complacer a su único hijo; el valor de una madre no tiene parangón; esa noche no es solo una madre; es una leona acechando a su presa. Y finalmente, en una tienda de suvenires de un oscuro, maloliente, pegajoso, nauseabundo y asqueroso callejón de mala muerte, encuentra lo que quiere.

La madre regresa a su casa y cuando sube del garaje se encuentra con su hijo, que sigue con el:
-¡Quieromiregaloquieromiregaloquieromiregalo...!
-Toma hijo. Aquí lo tienes.

-Ha…Ha… ¿Harry Potter Obama?
-Sí, hijo. ¿A que serás la envidia de todos tus compañeros en el cole?
Y el niño se lleva la mochila a su cuarto, se sienta frente a ella y tiene la certeza de que cuando comience el próximo curso, morirá a collejas.

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