jueves, 13 de julio de 2017

De conejos y lenguas (pero en latín)




El otro día llegué con el camión a una fábrica y me encontré con que el muelle de carga ya estaba ocupado por otro, con lo cual tuve que esperar a que terminara, tiempo que aprovecho para jugar a videojuegos y ver porn... esto... tiempo que aprovecho para limpiar y escribir. Cuando el camión salió por fin, pude fijarme en que el nombre de su empresa era "Transportes Cuni". Os lo juro. Y como soy un hombre de cultura más alllá de lo ordinario, supe al instante que la palabra "cuni" viene del latín, que significa "conejo" y entonces por una de esas cosas de la vida que vienen sin que uno se lo espere, me di cuenta de que ya no lamemos las cosas como antes. Y creo que va a ser una reflexión importante e interesante, así que leed con atención.

Recuerdo perfectamente los años ochenta. En esos tiempos los niños jugábamos en la calle, especialmente en verano, cuando el sol no daba cancer, no había coches que te atropellaran cada medio minuto y los repartidores de caramelos envenenados eran solo leyendas. En esos tiempos a veces aparecía el familiar de turno que te había comprado una chocolatina (léase huesito o similar) y al abrirlo con alegría comprobabas que éste se había derretido por el calor hasta el punto en el que todo el recubrimiento de chocolate estaba pegado en el envoltorio. ¡Y no pasaba nada! Nos comiamos el esqueleto de galleta y después lamíamos durante horas el papel, después los dedos manchados y finalmente el suelo en caso de que se nos hubiera caido alguna gota. Pero hoy en día ya no.

Hoy en dia todo se guarda en cámaras refrigeradas, se expone en estanterías con aires acondicionados y seguramente, lleven ingredientes antiderretidores, de modo que aunque hayan 45º de temperatura, la chocolatina que ahora compramos para nuestros hijos/ sobrinos está dura y lista para ser comida sin ni siquiera manchar las yemas de los dedos. Y esto, aunque quede muy limpio e ideal, tiene sus terribles consecuencias.

El atrofie de lengua está entre una de las nuevas dolencias de nuestra sociedad moderna junto con la desaparición de los dedos de los pies y la alopecia. Los niños no la utilizan y eso deriva en adultos que no la utilizan y al final, por cuestiones evolutivas, acabaremos naciendo con la lengua débil y pequeña, lo cual me parece terrible. Una humanidad futura de lengüitas débiles y fofas es vulnerable a plagas, enfermedades, invasiones extraterrestes y como bien dice la estadística, los planetas dominados por especies con lenguas fofas, tienen un 25% más de posibilidades de ser alcanzados por meteoritos gigantes. Además claro está del tema amoroso en el que no voy a entrar en esta reflexión porque luego me pongo a hablar de labios y fluidos, la gente me malinterpreta y no puedo decir nada que rime con ocho.

Así que ya lo sabéis. Por vuestro bien y el de vuestros hijos. Por el bien de la humanidad y el planeta: Ejercitad vuestras lenguas. Lamed cosas. Lo que sea. Sin parar. Hasta el final. Hasta que os digan basta. Algún día me lo agradeceréis.

5 comentarios:

  1. "...está dura y lista para ser comida..." ésta se te ha escapado.

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  2. siempre he lamido las tapas de yougures y mi descendencia, por alguna extraña razón me imita... mientras haya tapas de youquers o natillas de chocolate, nuestra sociedad está a salvo.

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