viernes, 21 de julio de 2017

Me cago en... los metereológolos (o como se escriba eso)


Una de las seudociencias que más rabia me dan es la meteorología. No es que tenga nada en contra de las creencias ajenas, por muy absurdas que éstas me parezcan, pero es que lo de esos señores que se creen capaces de predecir el tiempo se pasa de castaño oscuro.

La mal llamada ciencia de la meteorología consiste, por si alguien no lo sabe aún, en predecir el clima futuro basándose en absurdas evidencias presentes, como la humedad del aire, las corrientes térmicas o los hectopascales, que son cosas que ni siquiera existen pero que hemos oído tantas veces que las hemos normalizado. Seguro que a nadie le extrañan palabras como isovaras, anticiclones o heliopondios ya que a fuerza de oírlas por la tele se nos han quedado, igual que eso de los derechos humanos. 

¿Y qué debemos hacer con esto? ¿Hay que derrocar este falso mito a base de educación? ¿Hay que sacrificar a todo el que salga a la calle diciendo eso de “Uy, pero si dijeron que llovería y hace un sol que derrite las piedras”? Si, por supuesto, pero antes de dejarnos la piel en esta justa cruzada, hay que pararse a analizar el porqué hemos llegado a este punto. 

En primer lugar, el ansia por controlar el clima ha estado presente desde los albores de la humanidad. Las hormigas corren más cuando va a llover, las ovejas dan saltos y los pájaros vuelan bajo. ¿Por qué nosotros no hacemos nada raro? Pues porque somos una especie de mierda y no nos enteramos. Es por ello que ante una carencia tan acomplejante, aparecen los listos de siempre asegurando ser la solución a nuestros problemas y como no, los creemos a pies juntillas y los convertimos en nuestros mesías, olvidando sus numerosos errores y alabando sus escasisimos aciertos.

Y así pasan los años, una cosa lleva a la otra y cuando queremos darnos cuenta esos chamanes de la predicción climática salen después del telediario vestidos de traje y corbata, anunciando con total seguridad que los vientos del norte azotarán las costas de levante y patatín patatán…
Repito que no me parece mal; pero que lo hagan en sus casas y no con el dinero de todos. Que los pongan por la noche después de la teletienda, vestidos con hojas y rafia y con sombreros graciosos pero no así. No así, por favor.

Lo que pasa, o al menos lo que creo yo que pasa, es que todo esto forma parte de un complot del gobierno. Los señores que nos dirigen utilizan a los meteorólogos como muro de contención, como prueba de nuestro aguante… Como esos pajaritos que metían en las minas para avisar con su muerte de la presencia de radón, los meteorólogos son el indicador de la gnorancia y la estupidez de esta sociedad; y hasta que no nos vean aparecer, antorchas en mano a acabar con tal lacra, tendrán la seguridad de que pueden seguirnos robando, hipotecando la educación de nuestros hijos, la sanidad y que si se quema un bosque para ser recalificado, aún anunciándolo con luces de neón, aquí nadie va a mover un dedo.

Aunque hay algunas excepciones...


2 comentarios:

  1. Te olbidaste hablar de sus lideres, los q realmente menean los hilos y cuecen el "cotarro". Un conclave de viejos payeses q se pasa la vida observando las nuves y acosando a los jovenes con sus teorias meteorologofuturistas.

    Con eso y un ninja motero ya tenemos nueva entrega jiji

    ResponderEliminar
  2. Entiendo que aquí no entran las cabañuelas, porque si no te estás creando otra tanda de enemigos de forma innecesaria.

    ResponderEliminar