sábado, 16 de noviembre de 2013

De secretarias sexis, gorilas interiores y experiencias cercanas a la muerte; una odisea épica en tres actos no demasiado bien definidos.



Un día de trabajo normal. Ya aprieta el frio y hay que abrigarse, pero mientras subo por una carretera de montaña para recoger una carga en un pueblo olvidado de la mano de dios, el Sol calienta la cabina de mi camión y la temperatura sube hasta un punto incómodo que me obliga a quedarme en camiseta de manga corta. Si. Cuando veáis a un camionero en manga corta en pleno invierno significa que el Sol ha calentado su cabina. O eso o es que está practicando sexo consigo mismo. Pero no nos desviemos del tema. Decía que tenía que cargar en un pueblo de montaña y como siempre, había que darse prisa porque alguien esperaba el material con ansias por dejarlo abandonado en un rincón cualquiera y eso estresa incluso a un hombre imperturbable como yo. Así que llego al lugar, paro el camión y bajo para habilitar la zona de carga con tal presteza que olvido mi falta de ropa de abrigo y compruebo que hace frío, mucho frio. Ahora es cuando debería meterme en la cabina a por mi jersey abrigadito pero no. No, porque aparece la secretaria (sexi, claro, como todas)


La secretaria sexi: Las secretarias siempre son sexis por condición intrínseca a su lugar en el mundo. Son mujeres que habitan en ambientes puramente masculinos y eso las convierte en seres únicos y maravillosos. No hay dos iguales y por lo tanto no existe la secretaria mediocre y por lo tanto también, todas son sexis. Pero no nos retrasemos con el relato. 

La secretaria sexi lleva un buen abrigo y una bufanda de piel de foca antártica y también una carpeta con papeles. La miro, me mira de arriba abajo y dice “Uy, qué caluroso eres, no sé cómo puedes estar en manga corta con este frío”. Y es entonces cuando yo debería decirle que todo ha sido un descuido y meterme en la cabina a por mi jersey calentito pero no, porque aparece mi gorila interior y me lo impide.


El gorila interior: He hablado muchas veces sobre este fenómeno tan humano (y masculino) y como no me gusta repetirme… No, un momento, me encanta repetirme, así que os lo voy a recordar. Los seres humanos no somos más que monos sin pelo de inteligencia variable que, habiendo olvidado nuestra condición, nos comportamos de forma errática y absurda hasta que culminamos nuestra existencia comprándonos un coche llamativo.

Y como decía, ante el comentario de la secretaria sexi, mi gorila interior se apodera de mi ser y busca la forma de convertirse en el jefe de alguna manada, diciéndole que “Esto ni es frío ni es nada. Es que yo soy del norte” Vale que no soy noruego, pero un poco del norte si soy, lo que impresiona a la chica que comienza su protocolo preguntándome el nombre, DNI, matrícula, operador de transporte… Y mientras tanto yo siento cómo mi temperatura corporal desciende peligrosamente, por gilipollas y por gorila, acercándome a un punto muy poco compatible con la vida.


Experiencias cercanas a la muerte: Son esos momentos límite en los que a uno le pasa toda su vida por delante de los ojos y se aburre un montón cuando llega la primera comunión y se avergüenza con las tonterías de la adolescencia. Pero eso ya nos ha pasado a todos, así que voy a terminar ya con el cuento.

El protocolo termina, subo en el camión y me despido de la secretaria sexi que me mira admirada sin darse cuenta del tono azulado que está cobrando mi piel y me voy, como no, con la ventanilla bajada y el codo asomando fuera. Cuando llego a una distancia prudencial subo la ventanilla, enciendo la calefacción y me quedo hecho una bola encima de mi jersey tiritando y chupándome el dedo hasta que siento que la vida regresa a mi cuerpo. Volviendo, pienso en la experiencia vivida y me doy cuenta del error de abandonarse al gorila interior, pero me satisface el pensar que en algún lugar hay una secretaria sexi a la que posiblemente jamás volveré a ver, que piensa que soy un tío duro.

3 comentarios:

  1. Me he reído, mucho, pero sobre todo me río porque es de lo más realista que has contado en tu vida. Cuando estés llorando en casa que estás malito, llamaremos a la señora esta para que te asista, alma de cántaro!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No. Esa chica no debe saber que yo puedo enfermar. Sea quien sea.

      Eliminar
  2. Vaya forma de ligar as descarada esa de pedirte la documentacion del camion y los datos de la carga... seguro que en algun pueblo de mierda la secretaria sexy seta esperando que vuelva ese chicarron del norte

    ResponderEliminar